Las Tunas.- Hasta en su identificación, Martha Orsell Adeis, es una mujer sui géneris y a la música de ese nombre se suman las carcajadas que desprende su rostro con mucha frecuencia. Ante lo bueno y lo malo de la vida, sonríe. Pero, ¡cuidado! Con la misma cadencia, controla y exige.
Es una mujer sencilla. Tan humilde, que guarda silencio aun teniendo tanto que contar. Casi siempre intenta pasar inadvertida y es imposible porque su presencia estremece y contagia a los pasivos. En la comunidad de Dumañuecos, del municipio de Manatí, es líder. Y para la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Gonzalo Falcón es el alma, el corazón, el oxígeno.
"Los últimos 14 años me he desempeñado como presidenta de la cooperativa y hace menos de un mes me ratificaron al frente de la unidad. Con ellos el compromiso es enorme y también con el pueblo, que espera un esfuerzo extra del campesinado tunero.
"Somos 115 cooperativistas y nuestro radio de acción supera las mil 155 hectáreas. La mayor parte de los asociados se dedica a la siembra de cultivos varios; no obstante, diversificamos las producciones y tenemos ganadería mayor y menor".
Ella siempre habla en plural porque no encuentra diferencias entre lo individual y lo colectivo. En todos los momentos es otro miembro de la "Gonzalo Falcón" y en las jornadas de cambio de labor agarra camisa, botas, pañuelo y sombrero, e impone su entusiasmo en las fincas, los caminos, las oficinas o las áreas de uso colectivo.
"Lo veo como algo normal. Yo soy campesina y tengo mi propia historia, de mucho trabajo, con mi familia. Desde jovencita he tenido que trabajar y estudié por encuentros hasta alcanzar mi título universitario de Ingeniería Agropecuaria, en el año 2018.
"Un día me dije que tenía que superar lo vivido en mi niñez y juventud y ser independiente. Por eso comencé a estudiar. Luego, con el paso del tiempo, empecé a recibir capacitaciones en temática de género y me apasioné con la defensa de las mujeres.
"Agradezco todo eso bueno que me ha pasado en la vida y el apoyo de mi esposo para poder ir a varios talleres y eventos. Si no fuera por él, por mis padres y mi empeño, quizás ahora mismo no pudiera contestar estas preguntas".
Modesto Verdecia Vega es operador de tractor en la cooperativa. Y también, quien comparte las horas de descanso de Marthica desde hace 29 años. En la intimidad del hogar -solo ellos dos- dividen los quehaceres, las alegrías y las preocupaciones. Juntos rompen varios estereotipos y son felices.
"Me siento orgullosa de mi vida, en el ámbito privado y social. Sé que es imposible virar el tiempo atrás. Pero si me dieran a escoger volvería a elegir lo que he vivido. Gracias a mi forma de ser tengo muchos amigos, gente que me quiere sanamente.
"Por donde paso, en Dumañuecos, en Manatí, en Las Tunas y en otras provincias encuentro personas que me estiman y respetan. Eso me satisface, así como pertenecer a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), organización a la que honro con mi actuar de cada día".
En este mayo, mes de celebraciones del sector cooperativo y campesino, Martha Orsell Adeis reafirma el compromiso que hizo hace muchos años atrás, porque como bien dice: "¿Miedo? Ni a los animales del monte ni a la oscuridad; al trabajo, menos".