Jobabo, Las Tunas.- Históricamente, el municipio de Jobabo fue uno de los de mejores rendimientos en la actividad agrícola de la provincia de Las Tunas, y con el paso de los años el marabú se adueñó de una gran superficie. La negligencia y la desidia también hicieron su parte.
No obstante, se impusieron las urgencias de estos tiempos, la exigencia de las autoridades políticas y gubernamentales del territorio y la voluntad de muchos hombres y mujeres para que en la tierra crezcan las plantas y en las mesas de las familias haya más alimentos, a menores precios.
Aunque el camino tiene escollos, la intención es muy buena y podrá concretarse con el aporte de todos los implicados. Eso sí, se requiere de más control y especialmente del acompañamiento a los productores por parte de la empresa estatal y de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
Eso hacen por estos días, con recorridos, visitas e intercambios hasta las diferentes cooperativas de producción agropecuaria y de créditos y servicios para evaluar el potencial a pie de campo y asegurar la atención a los sectores priorizados y las ferias agropecuarias.
En esos recorridos también se intercambia sobre las proyecciones para los próximos meses, la ayuda que requieren para consolidar los cultivos y su compromiso de apoyar la alimentación de los residentes en la cabecera municipal y en la ciudad de Las Tunas.
EMPRESA ESTATAL, PRINCIPAL RESPONSABLE
Iryás Arenas Buitrago, director de Cultivos Varios de la Empresa Agroindustrial de Jobabo, considera que el municipio tiene en estos momentos una situación favorable, pues desde hace alrededor de un año y medio se cumplen las campañas de siembra, pero sabe que no todo está logrado.
“Ahora mismo lo que más nos preocupa son los cultivos rústicos porque todavía no se cumplen los balances de área necesarios para culminar el plan de soberanía alimentaria del territorio. Es en ese aspecto en el que se hace más énfasis, sobre todo en la siembra de plátano, boniato y yuca.
“En los primeros meses del año, el municipio se vio afectado por la sequía y casi nos quedamos sin semillas. Acá las áreas bajo riego son pocas; aun así, el año pasado se sobrecumplió la producción de maíz y sorgo, y con ello contribuimos a sustituir importaciones”.
Desde la entidad se intenta mantener una estabilidad en la feria agropecuaria que se realiza cada sábado y se ordenan las unidades productivas, de modo que haya variedad de renglones. Eso ha tenido una significativa aceptación por parte de la población.
“Ocurre que a veces no existe la disponibilidad de combustible para traer los recursos de las cooperativas que quedan más distantes y entonces se hacen las ventas los demás días de la semana. Por ese camino vamos y mucho se logrará cuando se concrete la recuperación del polo Melanio Ortiz”.
EL POLO MELANIO ORTIZ RECUPERA SU FORTALEZA
Por estos días, el sonido de los buldóceres apaga los demás ruidos en una parte del polo productivo Melanio Ortiz. En el lugar ahora se trabaja en la recuperación de 11 hectáreas infestadas de marabú y malezas, las que luego se plantarán de plátano burro.
Así lo explicó Yoenia Martínez Escobar, jefa del colectivo de la unidad, quien se muestra optimista con todas las acciones que acometen para devolver el esplendor a un área de suelos fértiles y con posibilidades reales de producir cantidades significativas de cultivos varios, especialmente viandas.
“En estos momentos tratamos de salir adelante, gracias al apoyo de la provincia y el municipio. Aquí se ha hecho un esfuerzo grande, pero lo más importante es que avanzamos. Esperemos que haya comida pronto para el pueblo de Jobabo y de Las Tunas.
“Contamos con unas 259 hectáreas y de ellas cerca de 170 están en producción. También hay tierra en movimiento, aunque no tanta como queremos por el estado de las máquinas, y en el país existe poca disponibilidad de piezas de repuesto. De todas formas, estamos seguros de que se puede transformar este lugar.
“En nuestras tierras cultivamos yuca, plátano, boniato, maíz, calabaza, pepino y frijol, y para eso nos auxiliamos de tres máquinas de riego. Si obtenemos los resultados que proyectamos, el pueblo quedará satisfecho de nuestra labor, y con más alimentos, que es lo importante”.
USUFRUCTUARIOS DE AVANZADA Y DE ESFUERZOS
Iván Barbán Ochoa y Maiber Fernández Pérez son dos de los usufructuarios asociados al polo Melanio Ortiz; y en sus predios sacan provecho del suelo a fuerza de mucho trabajo, desde que amanece hasta que el sol se pone en el horizonte.
Para Maiber las faenas del campo son de todos los días y no les teme, sino que las asume con compromisos. Ha sido muy difícil, pero le gusta trabajar la tierra y se empeña en superar los obstáculos para que sus 26 hectáreas produzcan cada vez más alimentos.
“Esta área ha cambiado mucho, antes era un marabuzal y ahora está sembrada de maíz, yuca, pepino y boniato. Además, muy pronto crecerá el plátano burro. Lo mejor es que todo lo que cosecho llega a la población o a la industria, comercializado por la dirección del polo”.
Iván tiene 50 hectáreas bajo riego, sembradas de diversos renglones, y le alegra estar vinculado a la unidad porque cuenta con toda la ayuda para preparar la tierra, pues “las áreas grandes requieren de muchos recursos y no se pueden trabajar solamente con bueyes.
“Hemos tenido ese apoyo y también para la comercialización. Nosotros le vendemos todas las producciones al polo y recibimos el pago a tiempo, directo a la tarjeta. A veces se hace difícil para pagarle a los obreros, pero estamos resolviéndolo. Lo importante es sembrar y cosechar”.