Las Tunas.- Durante el pico pandémico en el 2021, y ante la escasez de medicamentos en todo el país, fue más evidente entre nosotros el alto consumo de productos de la Medicina Natural y Tradicional. Los jarabes y las infusiones dejaron de ser una lejana opción ante cualquier padecimiento, para convertirse en el alivio -y a veces la cura- a mano.
Este es un programa de décadas, tanto en Salud Pública y su red de laboratorios y farmacias, como en la Agricultura y sus plantaciones para abastecer la materia prima destinada a la elaboración de los fitofármacos. Aunque sabemos que la tradición y el uso popular avalan esas soluciones medicinales desde los propios orígenes de la Humanidad.
En la finca ubicada en áreas cercanas al motel El Cornito, 26 conversó con el ingeniero Léster García Guzmán, especialista de Plantas Medicinales de la unidad empresarial de base (UEB) Empresa Agropecuaria de Las Tunas.
“Cultivamos 22 especies aquí -explica-. Entre ellas, pasiflora, té de riñón, tilo, sábila, menta, orégano… Si no disponemos de algunas de las que solicita Salud Pública, buscamos en otros municipios y provincias, con las cuales mantenemos este tipo de intercambio. Por ejemplo, el mangle rojo y el pino macho se localizan en Santiago de Cuba. De esa manera cumplimos los compromisos”.
Casi nueve hectáreas -de las 15 disponibles- se encuentran en explotación. Y, al calor del impulso actual en el país a este programa, en la finca tienen la pretensión de crecer en áreas y diversificar las siembras, entre las que mencionan la mejorana. La demanda de productos de Medicina Verde -como popularmente los llamamos- asciende a 33 especies.
Una parte, a la entrada de la unidad agrícola, la ocupan los viveros. Herminio Leyva Oliva, con cerca de 30 años en estas labores, es casi fundador del Programa de Plantas Medicinales. Y recuerda que, a raíz del Período Especial, se estableció una directiva para crear y promover este cultivo.
Los viveros reciben menos incidencia del sol. Por eso concentran allí las posturas de majagua, que luego se trasplantan en el campo. Herminio riega con paciencia las parcelas de té de riñón y menta, y otras que requieren más atención.
En estos días, siembran manzanilla y caléndula. Y han cosechado parte de un campo de orégano. Carlos Manuel Pérez Piña, jefe de la finca, explica que existe un plan anual, y van entregando la materia prima según la exigencia por mes. Cada año cumplen y sobrecumplen lo pactado, aclara.
La provincia de Las Tunas cuenta con cinco laboratorios para la elaboración de tinturas, extractos, jarabes, gotas, cremas y champú, a partir de las plantas medicinales. La aceptación de estas formulaciones es evidente cuando llegan a las farmacias.
El establecimiento ubicado en la calle Lucas Ortiz, en esta ciudad, recibe decenas de personas en busca de alguno de los productos de Medicina Verde. Según refieren allí, los anticatarrales, el té de caña santa y el de pasiflora son los más buscados.
Aun con el cumplimiento de los planes de los agricultores en cada etapa, la demanda crece y, en muchas ocasiones, allí también persisten los “en falta”. ¿Más prescripción de los médicos? ¿Menos disponibilidad de los medicamentos industriales? ¿Más consumo de productos naturales? Quizás todas sean las causas. La certeza es que -como leí antes- la Medicina Verde no es una necesidad de la pobreza, sino una opción de la riqueza... asequible, efectiva y segura.