Las Tunas.- Raquel Díaz Rodríguez y Javier Rodríguez Galindo provienen de Villa Clara y son maestros de profesión. El año pasado nos acompañaron en el Festival Nacional de Magia Ánfora y volvieron en este calendario. Ellos han sabido llevar, a través de sus variedades circenses, esas enseñanzas que provienen de la docencia. Regálame una magia se llama el espectáculo con el que volvieron, y -honor a ello- así hicieron en el centro cultural Teatro Tuyo.
"Regálame una magia nace de una frase que me dijo una niña en Santa Clara, y es que los niños son los verdaderos protagonistas de nuestro trabajo", afirma Galindo.
"Aprovechamos ese mundo ilusorio que tienen los pequeños y tratamos de verterlo en escena. Nos alegra lograr que los adultos también se sientan niños en el proceso", apunta la dama.
Ellos, pareja en el trabajo y en la vida, se hacen llamar Javier y Raquel, y sus Variedades Circenses. Y así me resumen su quehacer... "Promovemos la actividad física, que es sinónimo de salud. Atendemos la diversidad. Le damos a nuestra labor un carácter de recreación educativa. Propiciamos una cultura de paz", refiere él, doctor en Ciencias de la Cultura Física.
"Nuestros espectáculos están estudiados, poseen ritmo, contienen música cubana, beben de la literatura... Utilizamos trabalenguas, adivinanzas, cuentos y otros géneros que despiertan interés en los niños. El guion también se vincula al circo, el payaso -por ejemplo- sabe hacer de todo un poco. Y conseguimos que los pequeños participen junto a nosotros, mientras les brindamos enseñanzas.
"Es el caso de mi número sobre plumeros a colores, que alude a la importancia de los colores para la vida. Nuestro trabajo va desde la pedagogía para que sea capaz de llegar al público", agrega ella, quien se licenció en Biología y ha cursado estudios de posgrado en Recreación Física.
Sus derroteros están marcados por la utilidad de la virtud, por defender a toda costa esa lección que transgrede el tabloncillo para quedarse ahí, muy dentro, en el corazón del auditorio. "Ser maestro representa un compromiso para que lo que se lleve a escena vaya sobre la base de una estética", expresa él, quien ha dejado su huella docente de la universidad Martha Abreu, de Las Villas.
Ella, por su parte, celebra la realización del Ánfora y reitera su importancia en la consolidación de saberes en torno a las artes escénicas. "Este evento tiene algo muy bueno, y es que va más allá del teatro como institución y se traslada hacia comunidades. Ese es uno de los objetivos de nuestra línea de trabajo. En Las Tunas, hemos estado en otras ocasiones en la casa de cultura Tomasa Varona, en Chaparra..., y ha sido muy sabroso el intercambio con los niños.
"También en el 'Teatro Tuyo' ha sido una experiencia placentera. Me siento muy bien cada vez que vengo a esta provincia. No se debe perder nunca el evento. La cultura tiene un papel fundamental en el proyecto social cubano". "El Ánfora nos ha servido para mejorar las puestas en escena, es superación. Aquí se juntan elementos de magia internacional y cultura cubana", pondera él.
Ligados al centro cultural Mejunje, de Santa Clara, Javier y Raquel desandan los senderos de la magia, siempre con lecciones envueltas entre los trucajes. Lugares intrincados, playas, comunidades..., nada escapa de su intención de hacer de la prestidigitación otro medio de enseñanza. Por esos caminos, el cuidado del medio ambiente, el respeto a la diversidad y otros tópicos importantes salen a la luz como hechizos inolvidables, para recordarnos que en su espectáculo -como dijo Galindo- "el arte y el deporte se dan la mano".