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Escrito por Yelaine Martínez Herrera/ Fotos: Reynaldo López Peña

Publicado: 03 Junio 2025

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• Movimiento de Artistas Aficionados

Las Tunas.- Mercedes Arias Visbal rebasa las 70 primaveras de vida, pero eso no detiene el torrente majestuoso de su voz. A sabiendas de que los sueños no tienen edad, se ha acercado a la casa de cultura Tomasa Varona, al proyecto Raíces de San José y hasta ha cantado alguna que otra vez en la emisora provincial. "Antes era maestra, ahora se encamina como solista", dice orgulloso Diosdado, el cónyuge y amigo.

Antonio Reyes, por su parte, vestido con el traje de mariachi que con tanto amor le confeccionó su esposa Nivia Ricardo, ha representado al Sindicato de las Comunicaciones y la provincia, en general, en citas tan prestigiosas como el Festival Nacional de Artistas Aficionados. Allí, en la música, ha encontrado nuevas alegrías.

Como ellos, otros tejen sus esperanzas en un poema inédito, ciertas notas musicales, algunas pinceladas o pasos de baile… Con sus ilusiones a cuestas, caminan kilómetros, trabajan a deshoras, ensayan tras una fatigosa jornada laboral… Para todos esos soñadores que conforman el Movimiento de Artistas Aficionados (MAA) en Las Tunas va este reportaje.

SOBRE EL TAPETE

Antes de sumergirnos en el "viaje", miremos esta cifra: más del 90 por ciento de la programación cultural de la provincia la sostiene el MAA, que no cobra por ello y que, por tanto, normalmente lo único que espera a cambio de su esfuerzo es el aplauso. Sin embargo, por loable que sea ese hecho, es hora de sacudir el tapete y reconocer, a todos los niveles, que no ofrecemos la suficiente atención a quienes, día a día, "salvan" un acto, actividad por un aniversario o efeméride, tantas cosas…

"Tenemos 272 unidades artísticas categorizadas, con 760 integrantes, en diferentes manifestaciones. Además, existen unidades artísticas infantiles y juveniles que no se categorizan, pero también poseen un quehacer relevante; aquí hablamos de mil 40 con cinco mil 640 miembros", afirma Anais Ray, al frente del Centro Provincial de Casas de Cultura (CPCC). Ella, hoy profesional respetada, dio sus primeros pasos como aficionada, labor a la que se vinculan metodólogos, instructores de arte, promotores culturales, líderes comunitarios...

Como esa directiva, muchos se saben dignos herederos de aquel pasado que marcaría su génesis en el arte. Por eso, a pesar de carencias y otras complejidades, debemos protegerlos, máxime cuando existen municipios como Jobabo, Colombia o Amancio, cuya programación cultural es sostenida prácticamente por esos creadores. De hecho, más de una decena de fuentes consultadas (la mayoría prefirió mantenerse anónima) coincidió en que no siempre reciben la atención que merecen en diferentes escenarios, pasando por cuestiones básicas como recibir un vaso con agua hasta que se respete su trabajo, en toda la dimensión de la palabra.

"El MAA tiene una importancia enorme. Sus integrantes trabajan por amor, porque les gusta y usualmente después de una jornada estudiantil (si son niños o jóvenes) o laboral (provienen de diferentes sectores). Además, aunque es uno los movimientos más heterogéneos que existen, también es sufrido, porque se desempeña con cariño, pero no cobra por ello", afirma Ernesto Guevara Fernández, metodólogo de Música del CPCC, con nueve lustros vinculados al sector.

En general, "no estamos a la altura de su entrega. Por eso, el sistema de casas de cultura libra una batalla para que se estimule más su quehacer, para que los gobiernos locales y otras entidades de la sociedad entiendan su importancia", agrega. Ciertamente, mucho debemos a esos artífices. Basta apreciar los eventos para darse cuenta de que a Las Tunas la distingue "un MAA de lujo", como afirma Anais. Y no es exclusivo a una manifestación artística, pues -aunque actualmente sobresale la música- las otras expresiones también poseen numerosos talentos.

DESTEJIENDO REALIDADES

Si hay un centro vital en el camino de estos protagonistas son las casas de cultura. La provincia cuenta con 14, pero la mayoría no posee buen estado infraestructural. "Eso nos limita. La 'Tomasa Varona', de la cabecera provincial, por ejemplo, está evaluada de regular; su patio principal (donde se desarrollan las actividades) presenta peligro de derrumbe. Y, aunque insistimos en ello, sigue sin ponerse en los presupuestos destinados para arreglos. Asimismo, muestran pésima situación la casa de cultura Enrique Peña, de Puerto Padre, y la de San Manuel", plantea Ray, quien pide también una mirada al tema por parte de los gobiernos locales.

Aunque en los dos últimos calendarios se observa cierto renacer en cuanto a la realización de festivales e, incluso, se retomó la cita nacional, no pocos recuerdan con nostalgia la realización de estos eventos en los diferentes sindicatos allá por los años 80 y 90, así como el apoyo significativo que brindaban a sus aficionados. "El MAA, sobre todo en los adultos, contaba antes con más agrupaciones, coros, grupos de teatro y otras cofradías que nutrían al universo profesional. De ahí salieron unos cuantos creadores que hoy son grandes figuras de la música, las artes plásticas, la literatura...", afirma Taymara Portillo, especialista principal del CPCC.

Por ello, es importante que todos los sectores identifiquen en sus colectivos a los artistas y, dentro de sus posibilidades, contribuyan con un mejor vestuario, la merienda oportuna tras su actuación, el diploma o cualquier otro estímulo. Este no es un asunto solo de Cultura porque en todas las esferas de la sociedad hay talentos y, si lo piensan bien, ellos representan dignamente a su centro laboral aquí y allá.

Otro asunto que merece repensarse está relacionado con el tiempo destinado por los instructores de arte en las escuelas para desarrollar talleres de creación y apreciación. "Esos espacios ya no están en horario curricular como ocurría antes; y nos hace falta. No solo estamos para formar unidades artísticas, también fomentamos procesos apreciativos. Puede que a un niño le guste cantar y no sea afinado; sin embargo, le enseñamos sobre autores, composiciones y muchos otros temas que aumentan su cultura y sensibilidad por el arte. Ahora los instructores trabajan dentro de las llamadas actividades complementarias", señala Taymara.

DE VOCES Y CASCABELES 

Edilberto Agüero, conocido por Eddy Zabala, es uno de los mosqueteros que impulsan el proyecto Zabaleando, hecho cultural que trasciende su barrio y "cuartel general". A él no hay quien le haga cuento cuando se habla de estos asuntos, lo mismo por la experiencia acumulada en tantos años de bregar por la cultura, que por contribuir desde su iniciativa comunitaria a formar a tantos aficionados.

"Lo primero que tenemos que respetar es la programación. No es cumplir con un plan de trabajo y ya, es hacer las cosas bien. Se da el caso de que el aficionado llega al lugar y no hay nadie, y lo mismo sucede con profesionales. Qué decepción que no tengas público que te atienda, y no hablamos de miles de personas, quizás sean pocas, pero si les gusta lo que haces, basta. Ahí entra 'la picardía' de saber programar; hay que estudiar mejor los espacios y autores. No por promoverlos, llevarlos a cualquier lado. No hay arte más bello que el que se hace por amor", destaca.

Él ha constatado que a veces "en los lugares ni la promotora cultural sabe que van; no hay una buena atención, una silla donde sentarse, ni siquiera agua". Y apunta otro elemento: "El embrión donde se forman los músicos es el MAA. Está la escuela de arte, que prepara técnicamente, especialmente desde lo clásico, pero lo popular, la raíz del sabor cubano, se aprende en la calle, tocando, pasando trabajo…". 

Por su parte, Guillermo Castillo Vega, metodólogo de Literatura en el territorio, corrobora que "toda la sociedad se beneficia con el trabajo del MAA, pero las atenciones hacia este deben ser más y mejores. Y no solo compete al sistema de casas de cultura, sino a todo organismo y empresa que disfrute de su arte. Debemos darle un trato digno". Él refiere cómo a los aficionados se les hace difícil tener un libro publicado, pero "no se detienen; protagonizan talleres literarios, concursos y otras acciones, cantera para los escritores que llegan a profesionalizarse".  

El llamado -dice Ray- es a que "organizaciones, sindicatos y decisores se acerquen a ellos. Donde está el MAA está el pueblo. Las casas de cultura necesitan apoyo. Si logramos eso, seremos más fuertes y defenderemos mejor el proyecto de país".

OTROS DERROTEROS

Anais, Taymara, Guillermo, Ernesto y otros son conscientes de que -aunque han consolidado un equipo sensible y con ganas de hacer- quedan desafíos. Este tema pasa por subjetividades como que otros creadores (ya con cierto reconocimiento social) subvaloren a aquel que aún empieza su camino. Sin embargo, no pocos solistas y elencos aficionados vislumbran una calidad que hace que nos preguntemos si lo que media entre este y aquel es solo un documento o evaluación.

Solo en la danza, Renacer de Lírica, La Voz del Silencio (también de teatro), Orígenes, Impacto y otros tantos colectivos han puesto con sus bailes la pista caliente. Paradójicamente, salvando a la compañía folclórica Onilé y alguna que otra cofradía, en esta manifestación (desde lo profesional) hay escasos exponentes.

Anais reconoce la labor de Zabaleando, especialmente "porque nuestras congas y comparsas no encuentran espacios dentro de la programación cultural para poder desarrollarse. Esta es una tradición legendaria que, al no existir las fiestas populares ni otras opciones, corre el riesgo de desaparecer". Asimismo, encomia el trabajo de grupos portadores de tradiciones como Petit Dancé y de los promotores culturales.

"Nosotros seguimos sistemáticamente los procesos que se gestan en nuestras casas de cultura, a las cuales asesoramos técnica y metodológicamente (administrativamente le compete a las direcciones municipales de Cultura). Eso abarca a los proyectos socioculturales, al patrimonio cultural inmaterial, a la comunicación y programación… Hoy priorizamos a la ciencia, la innovación y la investigación en función de esos procesos; buscamos insertarnos mejor en las plataformas digitales; protegemos nuestras peñas campesinas; capacitamos a los comunicadores... Necesitamos personas más preparadas. El sistema de casas de cultura está en perfeccionamiento y la capacitación es vital en ello", destaca Ray.

Sin embargo, hasta el CPCC, organismo rector del MAA, enfrenta ciertos escollos. Una de sus mayores limitantes era el pésimo estado de su sede; ya -felizmente- tienen otra, ubicada en la calle Maceo número 64 (otrora Academia Profesional de Artes Plásticas de Las Tunas), y aunque se encuentra en proceso de reparación, resulta alentadora la noticia. Esperemos que allí todas las acciones se concreten. Aunque, "al ser un centro metodológico, tenemos que ir mucho a los municipios a asesorar procesos y no tenemos transporte propio", señala Taymara.

"El éxodo nos ha golpeado. Al irse tantos instructores de arte, a las casas de cultura entran artistas profesionales que no siempre poseen herramientas metodológicas, pero se esfuerzan. Por eso enfatizamos en la preparación", agrega Portillo.

Ella reconoce que también se debe intencionar más desde las casas de cultura la creación de proyectos vinculados a programas de desarrollo local, que suelen lograr financiamiento. "Debemos preocuparnos más en ese sentido. Tristemente, existen asuntos relacionados con el MAA que pasan por cuestiones materiales. El presupuesto que da al CPCC la Unidad de Apoyo a la Cultura, vinculada a la Dirección Provincial del sector, en una provincia deficitaria como esta, aún resulta insuficiente para cubrir todas nuestras necesidades. A veces se nos van personas por falta de recursos. Hay niños que vienen a casas de cultura deseosos de aprender a tocar piano y no tenemos el instrumento allí, y así otros ejemplos", dice.

Portillo exhorta -además- a crear más vínculos institucionales e, incluso, con formas de gestión no estatal. Finalmente, se hace eco del sentir colectivo y resume: "Sabemos que los presupuestos están escasos, pero pienso que -con el apoyo de los gobiernos locales- al menos una vez al año sí se puede ayudar con un vestuario para el (o los) grupo de danza más destacado de cada municipio, o quizás contribuir con algún instrumento u otra ayuda. Hay que intencionar eso desde las direcciones políticas y de Cultura. Al aficionado debemos motivarlo de alguna manera".  

26 se suma a ese clamor y conmina a que juntos pensemos en algo: si más del 90 por ciento de la programación cultural de la provincia la sostiene el MAA, qué pasaría si se decepcionara más. Se aproxima la Jornada Cucalambeana en su máxima cita, es un buen momento para que tome alas el asunto.