Campesino tunero en el jaleo Mambí

Las Tunas.- A Silverio Téllez todo el mundo lo conoce como Pin, lo mismo en la cooperativa de créditos y servicios (CSS) Paco Cabrera, allá en Guabineyón 2, que en cualquier otro sitio de Vázquez y Puerto Padre donde resuene su nombre.

Su historia de vida está marcada por el trabajo duro en la tierra y el sacrificio. Figúrese usted que se hizo técnico de Nivel Medio en Mecanización Agrícola e ingeniero agrónomo después de viejo; “sí, porque de joven no tuve la posibilidad de estudiar y lo logré con los años”.

Nos conocimos a fines de diciembre y andaba, me dijo, “con el alma en la mano”. Apenas 39 días hacía que Pin había dado sepultura al mayor de sus muchachos, con solo 24 años; todo el dolor del mundo estaba en sus ojos mientras sacaba fuerzas quién sabe de dónde para responder preguntas de todo tipo y cuajaba, con su voz entrecortada, las ganas de esta periodista de hacer bien su trabajo.

Sé que pudo ser una conversación mucho más sabrosa, que pude aprender y compartir a los lectores disímiles vivencias de este hombre curtido, campechano y laborioso, pero él me enseñaba orgulloso cómo su otro muchacho le estaba ayudando. Comentaba que tenía, además, otra hija, que su familia siempre lo apoyaba; y yo me iba quedando sin armas para hurgar dentro de su vida, a sabiendas de que estaba deshecha, sangrando hasta la raíz.

Pin participó en los dos jaleos mambí que realizó esta ciudad en el último mes del 2024 y también en el que se hizo en Puerto Padre; y trajo hasta acá, él solito, todo lo que le fue posible para dar comida al pueblo.

Nos dijo de los aguaceros por allá y del fango, que les pusieron dura la tarea y los obligó a terminar pasadas las 3:00 de la mañana de sacar las viandas en un carretón y los bueyes; “pero se logró”, sin fanfarrias ni excusas.

“Este año tuve ocho nacimientos en la ganadería y entregué 900 kilos de carne; además, diariamente pude dar 17 litros de leche a la gente y voy a lograr más, porque es preciso sentir amor por la labor y valorar lo necesario de nuestro esfuerzo en este momento”.

No habló de carencias, no puso los precios más altos del mundo y tampoco dio la espalda a la verdad de estos tiempos. Pin es un campesino en toda ley, gente valiente que despierta guapa, a hacer el bien con su trabajo, sacando pecho, aunque tenga el alma en la mano.

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