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Las Tunas.- Del 20 al 23 de marzo Las Tunas vivió una nueva edición de la Feria del Libro y la Literatura, en esta oportunidad dedicada a los escritores Maritza Batista y Ernesto Carralero Bosch, además de celebrar el cumpleaños 95 de Pablo Armando Fernández (con presencia de su hija Bárbara) y las motivaciones nacionales.

Que el evento se realice, en medio de las complejidades económicas y editoriales por las que atraviesa el país, sigue siendo su principal fortaleza. Que muestre un programa variado y confluyan escritores de diferentes lugares resulta aportador.

La concepción de las actividades, por ejemplo, es algo digno de reconocer, pues se apreció diversidad de temáticas y géneros. Pensamiento literario volvió a situarse a la vanguardia entre los espacios teóricos; se acercó a tópicos sugerentes como el deporte y la historia en la literatura, demostrando que en esas esferas todavía queda tela por utilizar. Asimismo, se compartieron valiosas conferencias como es el caso de una sobre danzón, impartida por el profesor e investigador Félix Julio Alfonso.

Ciudad virtual, por su parte, insistió en la apertura al universo digital, para que los usuarios conozcan que un buen texto también se puede descargar y cómo hacerlo. Tesoro de papel, dirigido a los infantes, se mostró renovado, funcionando en la mañana en el parque Maceo y, en la tarde, en el teatro Tunas, con actuaciones del grupo Teatro Tuyo y ventas de libros para ese grupo etario.

Por supuesto, todo es perfectible. En el parque Maceo, hay quien deseó música infantil de forma más sistemática, no solo cuando se realizan actuaciones para los niños. Asimismo, hay que cuidar los mensajes in situ; no es lo mismo preguntarle a un pequeño "¿ayudas a mamá en casa?" que "¿ayudas en casa?". Igual en extensiones hacia escuelas, debemos tratar de que el repertorio se vincule más al tema central, la lectura. Ernesto Parra, en Delicias, con su personaje Papote, habló desde el clown sobre saneamiento ambiental y otros asuntos, pero no obvió la importancia de las palabras; esa es la idea, nunca alejarse demasiado de la esencia.

Con respecto al programa (nutrido y sustancioso), debe cuidarse que las actividades no se extiendan demasiado ni que haya escritores programados en espacios tan cercanos, pues después se arma el corre corre. Pero estamos conscientes de que su planificación deviene tarea titánica y no siempre las instituciones informan a tiempo lo propuesto en su agenda, obligando a hacer cambios hasta horas antes de la cita.

A pesar de que asistieron escritores de diversas provincias, varios de ellos multipremiados, la presencia de autores de otros municipios tuneros no fue representativa, lo que siempre despierta ciertas susceptibilidades. En ese sentido, teniendo en cuenta que es un evento provincial, de los más importantes que existen, que lleva todo un aparataje logístico (impresiones, alimentación, transporte…) y que no solo compete al Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL), los gobiernos municipales y las direcciones de Cultura, a los distintos niveles, podrían apoyar más en ello y preocuparse por que sus escritores se sumen a la gran fiesta de las letras.

A pesar de la divulgación en redes sociales de las actividades previstas (pódcasts, videos, post, fotos…), así como el eco en medios tradicionales, la gente sigue añorando una manera más "aterrizada" al recinto ferial, para enterarse de las actividades. Hubo quien sugirió a 26 que, de alguna forma, se pudiera escanear un código QR del programa, como sucede -por ejemplo- en las Romerías de Mayo.feria62

También sigue siendo una asignatura pendiente (salvo las presentaciones en el parque Maceo y el teatro Tunas, correspondientes a Tesoro de papel) la presencia de público ajeno al sector artístico; y, aunque se han sumado algunas que otras caras nuevas, aún falta mucho en ese sentido, tarea que nos corresponde a todos.

Pero, en general, fue una buena Feria. A los espacios tradicionales se unieron otros nuevos como Brujos, magos y hechiceros, dedicado al público adolescente y juvenil, que antes estaba desamparado. Hubo libros demandados en anaqueles, con destaque para los infantiles como El principito, El cochero azul, La Edad de Oro…, gracias a la presencia de la Biblioteca del Pueblo. Y, aunque algunos lamentablemente no llegaron como ocurrió con los premios Calendario, se vislumbraron títulos variados, aunque ya sabemos que es muy difícil satisfacer la demanda.

También prestigiaron la cita figuras como Eugenio Marrón, el doctor Félix Julio, premios Cucalambé y jóvenes de la vanguardia. Otra fortaleza fue la premiación de concursos importantes, algunos rescatados del letargo. Especialmente brilló la entrega del Premio Por la Obra de la Vida Pablo Armando Fernández a Carlos Esquivel, y la llegada a Puerto Padre, como sucedía años atrás.

Pero, más allá de carteles hermosos y credenciales, la Feria es un asunto de pueblo. Que entendamos eso, desde las autoridades de la provincia hasta cualquier trabajador de Cultura, es vital para seguir labrando mejores eventos. Aunque ganamos, siempre falta más.

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