Las Tunas.- Cuando los Leñadores el próximo jueves, a partir de las dos de la tarde en el estadio Mártires de Barbados, en Bayamo, comiencen las semifinales frente a Granma, la provincia volverá a sumergirse en las emociones de la postemporada. Antes de abrir paso al porvenir verdirrojo resulta válido analizar los desempeños individuales en unos cuartos de final más complicados de lo previsto, sobre todo por la resistencia mostrada por los Tigres de Ciego de Ávila.
A modo de paradoja, quienes ganaron su apelativo a fuerza de batazos o "leña", para decirlo a tono con el argot beisbolero, sufrieron de improductividad en la mayoría de los desafíos. El equipo tunero conectó 57 hits en 213 turnos para un promedio colectivo de 268, cifras por debajo de los estándares habituales; sin embargo, la preocupación mayor radicó en la ausencia de conexiones oportunas, dígase con corredores en circulación.
En medio de esa inestabilidad, Yosvani Alarcón acudió a su responsabilidad de líder dentro del plantel desde el duelo inicial, cuando dispuso del empate en el segundo tercio, para luego decidir el primer enfrentamiento en la historia del pasatiempo nacional, a través de la Regla Schiller durante unos play off. El receptor disparó 14 incogibles, único con dobles dígitos en tal apartado, en 29 visitas oficiales al home plate, para un formidable average de 483. En tanto, completan su línea ofensiva un promedio de embasado (OBP) de 500, lo cual se traduce en llegar una vez a las almohadillas por cada dos oportunidades, y un slugging de 759. El número once de Las Tunas produjo ocho anotaciones para la causa de los suyos, con cinco remolques, cuatro extrabases y par de vuelacercas. Dichas actuaciones, a juicio de la redacción deportiva de periódico 26, propician el galardón de Jugador Más Valioso en el cruce ante los felinos.
Si bien el jobabense acaparó el protagonismo, otras piezas dentro de la maquinaria de Abeysi Pantoja también destacaron, en especial en el área de los serpentineros, quienes, una vez más, cumplieron con la encomienda, pese a ser blanco de dudas e intranquilidades. Eliánder Bravo y Yadier Zamora echaron a un lado la presión de la actual instancia competitiva para brindar labores de notoria relevancia, asimismo, Keniel Ferraz retomó la eficacia idílica de la anterior contienda y Alberto Pablo Civil, aunque pasen los años, continúa como seguro de vida en las postrimerías.
Eliánder respondió al estatus de as dentro de la rotación con dos salidas de calidad en igual cantidad de presentaciones. El zurdo trabajó durante doce entradas, donde apenas permitió una "rayita" para un promedio de efectividad de 0,75 y un average de los oponentes de 231, producto de nueve inatrapables en 48 turnos.
Zamora, con tan solo 19 años de edad y debutante en la máxima cita, hizo valer sus condiciones para hacer del montículo un espacio ajeno a las lamentaciones. El joven laboró en 11,1 capítulos a ritmo de 13 ponches y sin otorgar boletos, con tres carreras limpias y una media de bateo de los contrincantes de 233. Además, según la hoja de servicios de Yadier, le llegan a las bases menos de un bateador por inning (WHIP: 0,91), mientras concede poco más de dos anotaciones limpias por cada nueve actos (PCL: 2,45).
Con tres decisiones desde el bullpen, Keniel suma otro calendario como pieza angular en la faena de acomodador y/o apoyo tempranero. De esa manera emergieron a su nombre un éxito y otro tanto por salvamento, aparte de una derrota. Ferraz significó la mano amiga para Civil en los cierres, mientras, entre ambos allanaron el camino de los triunfos en más de una ocasión. El cerrador puertopadrense silenció los comentarios sobre su rendimiento en la final de la etapa clasificatoria, con una victoria y un rescate a lo largo de su tránsito hermético sobre la llamada colina de los suspiros, donde devolvió la respiración a unos cuantos en la primera jornada cuando en extrainnings retiró por la vía de los strikes al núcleo de la artillería avileña.
Para el mentor Pantoja, en complot con su cuerpo de dirección, urge revisar el trayecto para enmendar en pocos días las flaquezas de los vigentes campeones, en gran medida porque la pugna con los Alazanes demanda mayores exigencias en los distintos acápites. Con la complicidad de los tiempos modernos, el clásico oriental se presenta solo ante la afición de ambos territorios, por tanto, el espectáculo es cuestión de días, a la espera del… ¡Play Ball!