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La Habana.- El 5 de Junio, Día Mundial del Medio Ambiente, comienzan a proliferar textos alusivos, eventos, concursos, muchísimas iniciativas para resaltar la labor de cuidar nuestro planeta, el único que tenemos y que agoniza constante y aceleradamente.

Esta es una fecha que se conmemora en todo el mundo desde 1973. Fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas el año anterior y sirve para divulgar cuánto se hace por la naturaleza, y llamar a la conciencia de todos los que podemos hacer si de verdad queremos desacelerar la devastación que sufre la Tierra. Se hacen balances que, si bien en algunos puntos refieren los esfuerzos de entidades, activistas y algunos conglomerados, los resultados reflejan que estamos lejos de poder mejorar el medio ambiente, y que, por el contrario, muchos aspectos no conseguiremos recuperarlos.

Desde hace varias décadas ya la comunidad científica veía inminente el deterioro ambiental y por eso comenzó a convocar a trabajar por una mayor conciencia ecológica, y por mejorar las condiciones que favorecen esa destrucción. Pronto comenzaron las campañas de protección de los distintos ecosistemas, para con ello incrementar la salud de la naturaleza.

Los mensajes están encaminados a resaltar su importancia y destacan que su perjuicio afecta el desarrollo económico a nivel global y, sobre todo, el bienestar de los seres humanos, la flora y la fauna. También pondera la idea de que todos tenemos la oportunidad de colaborar desde nuestro pequeño espacio de poder, donde podemos tener conductas responsables, desde el nivel más personal.
Las empresas y los gobiernos son parte esencial porque es en esa instancia en la que se decide cómo gestionar los recursos naturales, y por tanto se exhorta a hacerlo de manera sostenible, sin embargo, 50 años después, aún existe mucha resistencia, indisciplina y oídos sordos.

Una de las amenazas más acuciantes es el plástico. Ese material que llegó hace mucho tiempo y que hoy se encuentra presente en cada espacio de nuestra cotidianidad, incluso se han encontrado microplásticos en los sitios más recónditos. No es solo que se encuentre esparcido por doquier, es, además, que contribuye al calentamiento global.

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Un gran problema es que actualmente resulta muy complicado eliminarlo de nuestras vidas por las escasas alternativas, y por su fortaleza en el propio mercado. Pero la dificultad mayor radica en que hay tantos residuos que sobrepasa la capacidad humana de recuperarlo para reciclar o eliminar.

De acuerdo con las Naciones Unidas, cada año en los océanos se vierten aproximadamente 11 millones de toneladas de residuos plásticos, una cifra que, si hoy parece alarmante, para el 2040 se prevé que podría haberse triplicado. Esta situación provoca serias afectaciones a más de 800 especies marinas y costeras que, por ejemplo, lo ingieren o quedan inmovilizados.
Se trata entonces de un problema mayor porque perjudica la salud humana, la biodiversidad, y los ecosistemas. Por eso todas las instancias con interés en cuidar el entorno, se levantan cada día en su defensa, y cada vez se suman más activistas a la causa.

Recientemente delegados de 175 países que integran el Comité Intergubernamental de Negociación sobre Plásticos aseguraron que muy pronto escribirán el borrador inicial del primer tratado internacional con estrategias encaminadas a mitigar la contaminación causada por los residuos plásticos, y todo eso antes de la próxima reunión prevista para el próximo mes de noviembre en Kenia.

Ya antes, en marzo del 2022, en Nairobi fue aprobada una resolución histórica para acabar con la contaminación por plásticos y forjar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante. Hasta el momento es el documento más importante al respecto después del Acuerdo de París, y trata sobre el ciclo de vida del plástico, comenzando por su producción, el diseño y, por último, su eliminación.

Teniendo en cuenta que cada año en todo el mundo se producen alrededor de 400 millones de toneladas de plástico, que aproximadamente la mitad tiene una vida útil de una sola vez, y que menos del 10 por ciento se recicla; este primer tratado internacional pretende acabar con la contaminación por este tipo de material para el año 2040 y para ello planean reducir su producción, así como limitar algunos de sus elementos químicos.

Con planes eficientes es posible frenar la emergencia que significa la contaminación por plásticos. Una vez más afirmamos que la crisis ambiental puede cambiar con la voluntad de todos, con participación activa de gobiernos, con el apoyo de la ciencia y con proyecciones innovadoras.

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