Familia de Pablo niño autista

Las Tunas.- De frente a la cuna, con una sonrisa a medio brotar, le echó brazos al niño como si continuara siendo apéndice de su cuerpo. Pero el bebé no aceptó el arrullo, al primer contacto rompió en llanto y solo entre las sábanas volvió a estar a gusto. Repitió por días el ademán de cargar, con más ternura, y la negativa fue invariable. Entonces lo intuyó de a poco. Algo inconmensurable sesgaba el mundo de Pablo. Ella tendría que armar los puentes…