Henry Urrutia SaraperosLas Tunas.- Fiel a la tradición familiar, el tunero Henry Urrutia se coronó hoy campeón de bateo en la Liga Mexicana de Béisbol, un título que le permite emular las hazañas conseguidas hace varios años por su padre Ermidelio y su primo Osmani Urrutia.

Vistiendo los colores de Saraperos de Saltillo, Henry completó una espectacular campaña ofensiva con promedio de 420, inalcanzable para el resto de bateadores del circuito. El venezolano Alberth Martínez, de los Generales de Durango, le siguió con average de 416; mientras que el granmense Roel Santos, de los Olmecas de Tabasco, terminó tercero con 411.

Si bien la campaña de su equipo fue decepcionante (fuera de play off, sextos de la zona norte a 24.0 juegos del primer lugar), la del nacido en Las Tunas solo se puede calificar de brillante. Además de conquistar el título de bateo, Urrutia concluyó segundo en jits (140), slugging (733) y OPS (1212), además de ser tercero en dobles (29), cuarto en OBP (479), sexto en impulsadas (88) y anotadas (80), y séptimo en cuadrangulares (25).

La hazaña de Henry en México nos transporta tres décadas al pasado, hasta los años en los que su padre Ermidelio bombardeaba todo tipo de pitcheos dentro y fuera de Cuba. Con la camiseta de Las Tunas fue protagonista de grandes gestas en series nacionales, lo mismo haciendo alarde de su fuerza al bate (líder jonronero en 1990, con 20, y en 1991, con 16), que sacando provecho a la velocidad de sus piernas para ubicarse sexto de todos los tiempos entre los robadores más efectivos del país (72,24%).

Con el uniforme del equipo Cuba, en tanto, ganó todos los títulos internacionales de la época y dejó para la historia el récord del más alto promedio ofensivo en una Copa Mundial, al batear .667 (21-14) en Nicaragua 1994.

Por su parte, Osmani Urrutia es aún el único pelotero cubano que ostenta seis coronas de bateo, cuatro de ellas por encima de la marca de .400. Su estreno llegó en la temporada 2000-01, cuando produjo para .431), y continuó en 2002 (.408), 2002-03 (.469, récord para el béisbol cubano), 2003-04 (.421) y 2004-05 (.385). En el curso 2005-06 no fue líder, aunque promedió .425, y un año después recuperó el trono con una cifra más “terrenal”: 371.

La actuación de Henry en la Liga Mexicana ha venido a cerrar el círculo de una tradición familiar ya legendaria: la de destrozar lanzamientos allá por donde se pasee el apellido Urrutia. Por el momento, Henry tiene firmado su regreso el próximo invierno a la Liga Dominicana con los Gigantes del Cibao, luego de quedarse con el premio al Jugador Más Valioso del round robin la temporada pasada.

Después, quién sabe si el destino pueda reservarle la oportunidad de seguir emulando a los suyos y vestir la franela tricolor del equipo Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol, una competición en la que Ermidelio habría encajado como un guante y de la que Osmani es orgulloso subcampeón (2006).

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