Foto: Ana Iris Figueredo Las Tunas.- Dicen que Kevin Jesús, el nieto de Eugenio Pacheco, se puso muy contento el día en que lo vio, a través del televisor, recibir la medalla por los 50 años de trabajo en el sector azucarero. Y no fue el único.

La historia de que Pacheco salió de "Amancio" con destino a La Habana, y todo para que le pusieran en el pecho el reconocimiento que confirma lo que ha sido el paso recto de su vida, se esparció como pólvora entre quienes lo quieren y admiran en toda la provincia.

Asegura él a 26 que ya ni se acuerda bien de cuándo empezó a trabajar y tampoco de muchos de los detalles del camino largo que ha resultado su existencia; solo recuerda que los primeros pasos fueron en la granja cañera Maboas y después la vida lo enrumbó más de 30 años entre los rieles del ferrocarril, en función de la zafra y sus desafíos.

“Laboré, además, donde las combinadas y en otros sitios, siempre entre azucareros, hasta que llegué al centro porcino de Tecnoazúcar. Hace 8 años ya que me jubilé, pero nunca he dejado de trabajar, siempre me he mantenido ahí, vinculado. Ya no con la responsabilidad que tenía antes por ser el jefe del centro porcino Venezuela Libre, pero sí pegado a la actividad”.

Para Pacheco, el ímpetu de los azucareros es vital para sacar adelante la producción de azúcar en Cuba. Escucharlo, sin lugar a dudas, enchufa energías.

“Los tiempos son otros y esa efervescencia no se vive de la misma manera. La máxima dirección del país nos está pidiendo que renazca la Industria Azucarera y que nos mantengamos unidos al central, haciendo lo necesario. Nosotros estamos en combate, nunca lo hemos dejado a un lado, pero ahora lo estamos más”.

 

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