sequía en Manatí

Las Tunas.- Aprender a vivir en medio de una sequía constante parece ser la alternativa más lógica para los habitantes del municipio de Manatí, al norte de Las Tunas.

Y eso, porque a estas alturas, resulta demasiado noble el pensamiento de que la lluvia se hará otra vez habitual por aquellos parajes -secos y marcados por los fuertes vientos de la costa.

De hecho, las estadísticas confirman la disminución paulatina de las precipitaciones de un año a otro, algo que ha tomado ribetes de “muy crítico” en los tres últimos calendarios.

En lo que va del 2023 apenas ha caído el 31 por ciento de lo previsto y, desde el 2010, cuando precipitaron 968 milímetros, no se cumple la media histórica.
Si le sumamos que 12 de las 14 fuentes de abasto que tiene el territorio están deprimidas o secas (cuatro de ellas completamente secas), se hace fácil entender que la situación es sumamente compleja.

En este municipio, 60 comunidades viven en sequía permanente y, además de sus habitantes, otras 16 mil 190 personas reciben hoy el agua mediante pipas. La distribución a veces se demora, no porque falte el equipo que lleva el líquido o algún otro recurso, sino porque las fuentes de abasto están deprimidas.

ENORMES DESAFÍOS LLEVAN GRANDES INVERSIONES

presidente gobiernoYolexis Pavón Vázquez, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP) en Manatí, confirmó a 26 que deben transcurrir otros cuatro o cinco meses antes de poder decir que el municipio está en una situación un poco más ventajosa respecto a la sequía.

No es para menos. Tras décadas de soluciones a medias y crisis cíclicas, llegó el momento de una transformación radical; y eso, aunque cuenta con todo el apoyo posible desde el país y las instancias provinciales, toma tiempo y requiere sólidas inversiones.

Lo sabe también Manuel Rivero Cabrera (Manolito), director municipal de Acueducto y Alcantarillado desde el 2005, quien debutó en esas funciones justo en un momento de cruenta sequía, “más dura que esta de ahora”, confirma, y añade enseguida: “Claro, el país estaba en otras condiciones”.

Lo escuchamos hablar de las tres grandes inversiones que deben dar soluciones a este problema y asegura que está esperanzado en que marquen el camino definitivo de la recuperación.

“La primera de ellas, que ya está en ejecución, tendrá un impacto notable. Me refiero a la obra de recarga de la cuenca en El Cerro (el famoso trasvase). Se está ejecutando para bombear agua desde la presa Yariguá (que hoy tiene 10 millones 634 metros cúbicos) hasta la cuenca El Cerro, por medio de una conductora.

“Esto favorecerá directamente a poco más del 70 por ciento del sector urbano del municipio, el Puerto de Manatí y la parte de la población del barrio La Carretera.

“Por estos días deben comenzar los trabajos de otra obra, cuyos resultados se verán a más corto plazo y es la conductora que enlazará la presa Las Margaritas con el centro preuniversitario René Martínez Tamayo. Esta permitirá inyectar agua directamente desde una fuente estable, aunque sea en días alternos.

“Supondrá un alivio directo para el sector urbano del terruño, también para la población del Puerto de Manatí y cerca de 12 comunidades de la periferia del territorio.

“Existe una tercera obra, que es la más complicada, pero que tiene que contemplarse en el futuro de estas tierras, y es ejecutar aquí una planta potabilizadora.

“Esa sería la gran solución; pues es un hecho que no podemos seguir pensando en fuentes subterráneas si la sequía nos ha demostrado que no cree en nada cuando se ensaña. Sería bueno hacerla en la zona de El Cerro, aprovechando la presa de Yariguá, que está sobre el trasvase”.

LA COMUNIDAD Y SUS RETOS PUERTAS ADENTRO

director de recursos hidráulicos en Manatí“En Manatí nació la estrategia contra la sequía, periodista, usted no puede olvidarse de explicar eso”, así nos dice Manolito, repite el presidente de la AMPP y hasta masculla algún que otro de los entrevistados para estas líneas. Y es que no resulta ese un dato cualquiera.

Desde hace varios años, los habitantes de Manatí viven una situación de sequía dura, con tierras semidesérticas y, por eso, se han sentado a planear soluciones a corto, mediano y largo plazos, las han extendido al resto de los territorios en similar situación y les han permitido sobrellevar la situación, sin afectar el agua que requieren los servicios vitales.

“Aquí nadie está sentado esperando a que lleguen las cosas de afuera; es verdad que las grandes inversiones requieren apoyo material y lo tenemos; pero, desde dentro, vamos haciendo todo lo que podemos, que no es poco”.

El municipio mantiene llevando agua todos los días entre 20 y 22 pipas, la mayoría de ellas, vinculadas con el sector rural. Lidian con los ajustes de combustible, las gomas que están malísimas para adentrarse en esos caminos; así van resolviendo.

De camino entre sus lugareños conocimos que se han hecho entre 150 y 200 pozos y se busca asesoría para darles más profundidad. Nos explican que puede ser peligroso porque está el temor de que el agua se salinice por la cercanía con la costa; pero bueno, se corre el riesgo y se le da dos, tres metros más, en busca del maravilloso líquido vital.

Los campesinos son expertos haciendo espejos de agua, en recuperar canales e inventar de todo para acopiar el poquito que deja un aguacerito cualquiera y darles a los animales y las cosechas.

Porque no es juego, más de 50 mil cabezas de ganado están afectadas y se mueven constantemente hacia donde exista un poquito de agua. “Pero eso atenta contra el normal desarrollo del animal, y ni hablar de la producción de leche, la entrega de carne para la dieta de los niños y la canasta básica”, explican.

Manolito nos contó de las madrugadas en vela para repartir en pipas el agua que necesita alguno de los 18 centros que producen para las necesidades básicas de la población. “Y ahí nos sentamos, con la pipa lista, la gente atenta a alrededor del pozo en espera de que se recupere un poco para poder sacar el agua y distribuirla”.

También supimos que se han construido varios expresos, o sea, pequeñas conductoras que transportan por redes un poco de agua a puntos de gran impacto en la población y de notable demanda.

Manolito sonríe con orgullo mientras nos habla de las más importantes. “Por ejemplo, el hospital y el hogar de ancianos eran una pesadilla. Se les construyó un expreso con una conductora de 1,2 kilómetros y la situación ha mejorado mucho.

“Tenemos otro que abastece un polo de viviendas que surgió ahora con más de 70 apartamentos sin una gota de agua, además del politécnico Gregorio Careaga Medina y el preuniversitario. Hay otro en el barrio La División, muy crítico con el abasto”.

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En el municipio de Manatí se brinda servicio de agua a la población dos veces por semana durante tres horas a lo sumo. Se insiste en la importancia de mantener listos la mayor cantidad de reservorios posibles para acopiar el líquido, y se confía, con el sabor grato de la experiencia acumulada, en que las mejoras que ahora se ejecutan tendrán un impacto que durará mucho tiempo.

Los expertos afirman que, cada cinco años aproximadamente, son más cruentos los efectos de la sequía y, quienes dirigen hoy allá, esperan, además de salir airosos de estos tiempos duros, que la próxima gran seca encuentre a Manatí en mejores condiciones, con agua estable y fuentes seguras. Afirman que, para eso, trabajan sin descanso. 

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