Las Tunas.- La Casa del Soneto tuvo su génesis allá por el año 2016, en la propia vivienda del matrimonio de poetas compuesto por Adalberto Hechavarría y Teresa Fonseca. Actividades literarias, peñas culturales y otras iniciativas se desarrollaron bajo esa dulce cobija. Recientemente, por la importancia de la cofradía para el desarrollo literario del territorio, y gracias al apoyo del Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL) y la casa de cultura Jacinto García, de Omaja (municipio de Majibacoa), se le entregó oficialmente una sede, en local ubicado en el patio interior de esa última institución.
En diálogo con 26, los fundadores narran que la idea de crear la Casa... surgió porque ambos son apasionados cultivadores del género y se percataron, mediante publicaciones que les llegaban de diferentes países, de que la estrofa clásica se ha mantenido en la preferencia de muchos rapsodas actuales.
"Entonces agrupamos a algunos creadores en torno nuestro, nombres como Mayelín Barrera, Ricardo González, Antonio Borrego, Clara Ramírez, Renael González, Francisco Enríquez (Estados Unidos), Rodrigo Pesántez (Ecuador), Jerónimo Castillo (Argentina), Isabel Díez Serrano (España), entre otros. No tenemos conocimiento de que exista un proyecto denominado como el nuestro", comenta la dama.
"Además de fundadores, somos los coordinadores. Entre las acciones realizadas figuran talleres y publicaciones. La biblioteca provincial José Martí, por ejemplo, atesora plegables y folletos, que pueden ser consultados por el público", añade Adalberto, todo un maestro en el género.
Ellos están felices; me cuentan que ahora podrán desarrollar actividades fijas y hasta prestar servicios, usando su biblioteca personal. Entre las proyecciones está crear un taller literario infantil y uno para adultos, además de continuar con el Concurso Anual de Soneto Sor Juana Inés de la Cruz, mantener la publicación de la revista digital Ciervo de Luz (que ya tiene 10 números) y realizar en noviembre un evento teórico.
La creación literaria se levanta así con nuevos bríos, ahora desde la calle Vitalio Acuña número 43, en tierra majibacoense. Mientras, el autor de Todos los trenes pasan por Omaja y su cónyuge hacen del sentimiento universal el sello de todos los puentes, precisamente a través de la composición mayormente endecasílaba.
"Por ti he llegado, amor, hasta la cumbre/ como el cauce del río que hechizara, /en aquella agua fresca que brotara/ al levantar más fuerte el sol su lumbre..." (poema "Aroma de vida", de Teresa). Pensándote adivino tu añoranza: /isla desnuda, sobre el mar esperas/ y tantas cicatrices van ligeras/ al tibio litoral, dulce confianza... ("Pensándote", de Adalberto).
