libro Matarile

Las Tunas.- Amarillentas por el tiempo lucen las páginas. Son más que papel. Son el rastro virtuoso de un hombre que cifró allí todas sus esperanzas. "¿Tendrá éxito mi novela? ¿Qué pensará la gente de Toño, este personaje mío tan loco y tan cuerdo?". Quizás se preguntaba Guillermo Vidal mientras escribía Matarile.

matarile manuscritoEl manuscrito duerme con los ojos abiertos, como quien no se permite modorra alguna, en la biblioteca provincial José Martí. Allí, su letra tirada al viento. Allí, las huellas de sus manos. Y una no escapa de fabular que llenó tantas cuartillas de un tirón, cual gesto enfebrecido. ¿Acaso fue así?

La escritora Lucy Araújo recuerda que el autor de Las manzanas del paraíso, su maestro, le pidió a ella y a otros amigos encontrar para él un lugar alejado, tranquilo, donde terminar Matarile. El entonces motel Las Caobas, en Manatí, tuvo el honor de recibir aquellos días de alumbramiento.

"Casi no lo molestábamos. Cuando iba a verlo me contaba y leía acontecimientos de la trama y decía: 'Lucy, esto tiene una honda nueva'. El uso de la oralidad alcanzaba en la obra un nivel extraordinario como después se comprobó. Yo vivo feliz todavía por esas jornadas a su lado".

Con otra Lucy entrañable, Maestre, también compartió pasajes del deambular esquizofrénico de Toño. Ella, incluso, participó en la corrección del texto cuando en el 2005 la editorial Sanlope lo publica, luego de que Letras Cubanas se llevara la primicia en 1993, hace ahora 30 años. Un aniversario que sirve de inspiración para la 31 Feria del Libro en Las Tunas.  

"Fue Ramiro Duarte quien le propuso el título, y lo aceptó porque la novela es como un juego, al estilo de matarile, rile, rile, en el que su protagonista repite frases, impone un ritmo. Hubo a quien no le gustó que usara nombres de personas reales de la ciudad, pero era, me decía, una manera de recordarlas, de que tuvieran un lugarcito en los anales literarios y en la memoria de él como ser humano. Posiblemente este libro hable más de la historia de Las Tunas que cualquier otro texto académico".

Varios recelos quisieron cortarle el aliento a Matarile, pero nada pudo contra el imponente abrazo de los lectores.

manuscrito matarile

EL ARTE DEL ENCANTAMIENTO

Las varias publicaciones de Matarile, el mejor texto de Vidal, concurren en homenaje infinito a una escritura que descarna las esencias hacia ese viaje de fabulación interminable: la obra completa del iluminado tunero. Más que novela, Matarile traza un mordaz juego de complicidades, como si aconteciese el pleito en el que los contendientes decidieran los golpes de sus contrarios.matarile libro

Lenguaje fascinado por sombras corrosivas, allí donde la corrosión despedaza y crea una forma ineludible de arte nuevo. De lenguaje nuevo. Pocos libros en este país presumen de celebridad tan inmediata. La sustancia básica pudiera ser la valentía del escritor (en terrenos que trazan disímiles frentes de batalla), su estilo abrigado por los contrastes entre una literatura gobernada por su trascendencia mística y las jugarretas del referente oral. Distinguible su humor, creado desde la subversión cínica, desde el desparpajo que reconoce la subliminalidad como materia (cultural) ultra-peligrosa.

El escritor que escribe (y vive) al margen del estatus opresivo resulta escritor muerto, o peor, falso. Ese grado de inferioridad pertenece a una incomparable matriz shakesperiana. No siempre vence el bueno. No siempre el bueno es el bueno. La literatura de Guillermo Vidal está cubierta de perdedores. Asesinos, perversos, maníacos, locos, pueblan sus delirantes secuencias. La derrota se convierte en alegoría maestra.

No son muchos los que crean un ideario con tales matices. Entiende al mejor perdedor como el que ha perdido siempre, y presume, por circunstancias de su posición, que la continuidad de derrotas no desacierta su rumbo. Los símbolos de la victoria, para él, son los de una emboscada impenetrable, más allá de su propio sentido de lugar. Desobediencia de todos los límites, incluso esos de identidades pervertidas por los demonios que las nombran.

Solo Vidal pudo convertir a una pequeña ciudad en ciudad ilustre. Las Tunas reescrita (reinventada) por el impecable discurrir de anonimatos eternos. Las Tunas, entre Macondo y París, entre Comala y Los Ángeles, entre Yoknapatawpha y Buenos Aires. Entre la vida y la literatura, Guillermo eligió un sueño raro aun para quienes conocimos el tamaño de su invención primaria: hacernos creer que permanece muerto.

A nuestro juicio, este autor sobresale por encima de todos los cuentistas nacidos en Cuba en cualquier época, y Matarile representa junto a Un nombre para el griego, de Jorge Luis Hernández, Boarding Home, de Guillermo Rosales, El polvo y el oro, de Julio Travieso y Tuyo es el reino, de Abilio Estévez, las mejores novelas cubanas de los últimos 40 años.

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