Exposicion de paisaje "Así tan Natural", del artista Wilber Ortega
Exposición de paisaje
Así tan natural.  

Las Tunas.- Wilber Ortega recuerda su infancia en constante observación de la naturaleza. Su curiosidad por el entorno y el deleite inexplicable del descubrimiento crearon los cimientos -sin que lo sospechara- del paisajista completo que es hoy. Así, tan natural, como el nombre de la exposición que actualmente exhibe en la galería del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), cuenta a 26 algunas vivencias y cosmovisiones que signan su quehacer.

Wilber Ortega"Desde niño he tenido el privilegio de vivir en el campo. Crecí explorando el ambiente, con la costumbre de que -al observar algo lejano- quería saber qué había allí, ya fuera una montaña, un árbol, un río... Me siento afortunado de esas experiencias visuales, de percibir diferentes escalas de colores y ver cómo el horizonte se funde con el cielo. Pero todo eso lo hacía de manera innata, no imaginaba que algún día serían parte imprescindible de mi profesión", narra el padre del evento pictórico Confluencia, con sede en el municipio de Majibacoa.

"Cuando estaba en la Secundaria y en el Preuniversitario tenía la necesidad de realizar dibujos en libretas y cuadernos. Echaba a volar mi imaginación durante turnos de clases de asignaturas que no ofrecían ningún interés para mí. Pero aún no pensaba que podía ser un oficio como tal", continúa con su voz parsimoniosa y educada.

Luego de una serie de intermitencias en los ámbitos estudiantiles y laborales empieza a apreciar más claramente el paisaje de su vida. La certeza de la profesión le llegó sin saberlo, hace muchos años ya. "No terminé el Preuniversitario. Laboraba en lo que podía. Mis padres se habían divorciado...

"Fue en Las Parras, trabajando en Mantenimiento Constructivo -donde me desempeñé por nueve meses- que descubrí el atisbo de lo que haría después. En ese tiempo pegaba asfalto, en arreglos de calle. Se me adhería a los zapatos, la ropa, a todo. Tenía que usar barreta, trabajar con rocas, lograr los diferentes niveles..., no era algo sencillo.

"Un día, al virarse accidentalmente una pipa con petróleo, se vertió el contenido. Era una especie de espejo negro, me impactó mucho. De cierto modo había vislumbrado un paisaje allí. Entonces fui a la casa de la cultura de mi localidad, vi a un instructor y empecé a prepararme para asistir al examen para la Academia Provincial de Artes Plásticas de Las Tunas. Y felizmente aprobé", resume.

Obra del artista plástico Wilber OrtegaEl porvenir por fin se mostraba más nítido. Había encontrado su camino en la mirada de un lienzo. Ahora, de manos de docentes especializados, descubriría el mundo de la visualidad, la Historia del Arte y todo lo posible en cuanto a técnicas pictóricas. Desde entonces, la naturaleza no solo sería su aliada, también su fuente de inspiración. Y a partir de ahí, se establecería una relación "mágica" entre autor y su obra.

"La naturaleza nos ofrece todos los elementos que necesitamos para captar la realidad, dígase celajes, atmósfera, colores... Y eso nos permite realizar -incluso- un abstracto u otra vertiente de la plástica. Nos facilita adaptar cualquier matiz de modo armónico en el cuadro", explica el virtuoso del pincel.

Hoy su nombre es más que un paradigma en el paisaje. Sin embargo, Wilber sigue siendo ese muchacho noble y sencillo, a quien no se le "sube la fama a la cabeza" y por eso ayuda a nuevos cultivadores a perfeccionar la labor. De hecho, algunos discípulos comparten actualmente creaciones en la expo colectiva Confluencia, con sede en la filial tunera de la Fundación Nicolás Guillén (FNG).

Obra del artista plástico Wilber Ortega"Creo que los que practicamos el paisaje primero fuimos asistidos por un don de Dios. Como todos los pintores, buscamos comunicar ideas por medio del arte. Y esa necesidad de decir nos lleva por un camino donde definimos nuestro estilo y la visión personal del mundo", afirma.

Aunque ha demostrado dominio del paisaje tradicional, es el surrealismo quien signa su obra, repleta de símbolos y conceptos que se funden con la natura para regalarnos su interpretación del entorno, desde líneas temáticas muy suyas. Y es cuando aparecen temas novedosos y hasta alguno quizás trillado dentro de la plástica se vuelve diferente, pues el tratamiento lo es, y nos parece estar dentro de un sueño o paisaje onírico.

"Es el movimiento dentro de la Historia del Arte que me ha impactado más, pues puedes aplicar la técnica y también representar el trasfondo de un pensamiento o idea, es increíble lo que se puede lograr con la imaginación, cómo se puede crear una nueva realidad.

Desde el pasado hasta el presente, diversos artistas han sido seducidos por esta expresión", confiesa Ortega.
El autor atribuye a la imaginación el secreto de mantener vivo ese "ímpetu de niño" que le lleva por sendas cada vez más luminosas. Por eso, no es de extrañar que le dé "mucha satisfacción ver un trabajo acabado" y que siempre tenga en mente proyectos o series de cuadros. "Trato de no caer en la rutina ni perder el interés, la motivación es importante", agrega.

Obra del artista plástico Wilber OrtegaFinalmente, agradece a Dios por el privilegio de darle ojos para deleitarse de esa bella creación que es la naturaleza y por el talento que le ha llevado a realizar exposiciones personales y colectivas en sitios tan prestigiosos como el Teatro Nacional de Cuba, el Convento de San Francisco de Asís y el Palacio de Convenciones, instituciones que radican en La Habana.

También ha participado en eventos internacionales como las ediciones VI, VII y VIII de la Bienal Internacional de Arte SUBA, realizada en la nación de Colombia, así como muestras en España y otros lugares. Sus múltiples lauros hablan -además- de la maestría alcanzada por este majibacoense, que un día -en una especie de espejo negro y brillante- descubrió, para suerte nuestra, el "disfrute supremo" de la paisajística.

Obra del artista plástico Wilber Ortega

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