Las Tunas.- Para quienes transitan por "el corazón de la ciudad" no pasa desapercibido un inmueble que identifica a Las Tunas, nos referimos al edificio que hoy ocupa el museo provincial Mayor General Vicente García González. El emblemático sitio, concebido para Palacio Municipal de Gobierno, llega a sus 100 años de vida.
Si bien el proyecto original no mostraba esa misma visualidad -dándole un aspecto más conservador- en lo que a arquitectura se refiere, la modificación de este dio un toque de eclecticismo mezclado con monumentalidad.
De acuerdo con la investigación histórica documental realizada, el inmueble fue construido entre 1919 y 1921, en un solar yermo perteneciente al municipio de Victoria de las Tunas que había tenido diferentes usos en el siglo XIX: primero fue la casa del señor Enrique Rosende, luego Tambor de Voluntarios y finalmente Cuartel de Telégrafos. Todas estas edificaciones de una sola planta.
El 10 de octubre de 1921, en el marco de los festejos efectuados en conmemoración de la patriótica fecha, se inaugura como Palacio Municipal para acoger la sede de la Alcaldía y el Consistorio Municipal.
El edificio, de estilo ecléctico con influencia neoclásica, presenta en su fachada diferentes atributos decorativos predominando los esgrafiados en líneas horizontales y oblicuas. Está conformado por dos niveles y amplio corredor que se extiende por todo su frente, dividido en tres bloques verticales enfatizando el central, que sobresale de la línea de fachada y del límite superior con una torre que alberga el reloj de la ciudad.
Cada nivel posee tres grandes vanos con arcos de medio punto en el primer nivel y adintelados en los del segundo. Los del primer nivel fueron eliminados y vueltos a reconstruir en 1994, pero con su muro central más ancho que el original.
Estos niveles están limitados por cornisas que son lisas en el primero, mientras que las del superior van acompañadas de dentículas. En este segundo nivel causan un énfasis en la línea vertical del edificio las diez columnas que posee, pareadas las del bloque central rematando cada esquina con unas terceras y sencillas en los extremos; las columnas son cilíndricas reinterpretando el orden corintio.
Los capiteles son de estilo jónico griego ya que se apoyan en una especie de cojín encorvado en forma de voluta o rollos en sus dos extremos. Estos capiteles son sostenidos por altos frisos de forma lisa y sus cornisas son lisas de igual manera, pero con dentículos en el segundo nivel.
En el primer y segundo nivel del edificio existen balaustradas rematando la fachada. En la primera planta, se eliminaron esos balaustres durante la etapa que funcionó como preuniversitario y Filial Universitaria; se restituyeron en 1996 durante la reparación parcial del inmueble con motivo del segundo remontaje general del museo.
Las fachadas interiores de los corredores del primer nivel repiten la forma de los vanos de la fachada propiamente dicha, excepto los vanos del segundo que son rectos. Los arcos de medio punto del primer nivel están limitados por dinteles moldurados, estos arcos por un tiempo fueron cerrados y a partir de 1982 retomaron su diseño original.
Los vanos de las ventanas del piso superior son ortogonales e iguales entre sí con platabandas lisas y están coronados por frontoncillos triangulares quebrados de estilo neoclásico; en las ventanas del primer nivel se ubica un frontoncillo semicircular con vitral.
El inmueble presenta galería o corredor central que termina en el patio interior. Posee varios salones en el primer nivel y dos en el segundo al que se accede por una escalera interior. La carpintería de la fachada principal, así como de los interiores es de madera con dos hojas, de tableros y cristales. Las puertas y ventanas originales eran del mismo tipo, pero con diferente diseño. Esta arquitectura es similar en la fachada de los laterales, aunque las ventanas son persianería francesa.
El espesor de los muros del edificio es de 45 centímetros aproximadamente, de ladrillos de barro revestidos con mortero y la proporción de sus vanos es tres veces su ancho. Se accede al recinto por una amplia escalinata de granito. La escalinata tampoco es la original, pues inicialmente esta era más ancha con ampliación en la base rematada con luminarias de bulevar en los extremos.
La parte superior de la edificación posee una torre para el reloj de la ciudad, coronado por un frontoncillo semicircular; el orificio original era de menor diámetro que el actual y el mismo se amplió hacia los años 40 para poner uno mayor, con el propósito de que fuera visible desde diferentes partes de la localidad; este ocupa hoy un diámetro de 120 centímetros. Tuvo varios usos hasta 1996, en que fue colocado el actual reloj.
En la parte inferior del mismo estaban inscritas las palabras Palacio Municipal, eliminadas en los primeros años de la Revolución.
Entre 1982 y 1984, se realizó una reparación capital para adaptar el inmueble a museo; fue la primera y única intervención general que ha sufrido: se sustituyeron los pisos de mosaico por granito, el diseño de la carpintería, se cambió la estructura interna de los espacios al abrir algunos muros para comunicar las salas, así como otras modificaciones funcionales.
El inmueble ha tenido diferentes colores en su exterior, beige, amarillo canario y azul; rematado por las franjas blancas. En la actualidad los colores de la fachada son el azul y el blanco, siguiendo un tanto su color original que era de un tono más claro.