Las Tunas.- Cuarenta y cinco años han transcurrido desde que surgió el Movimiento Escultórico tunero, considerado acontecimiento cultural en la provincia y el país por haber trascendido el ámbito artístico e inscribirse en la categoría patrimonial.
El 24 de febrero de 1977 se inauguró en Las Tunas la Fuente de las Antillas, obra de Rita Longa Aróstegui, y al mismo tiempo nacía este hecho sociocultural, que iluminaba el horizonte del deprimido panorama artístico territorial de entonces.
Faure Chomón Mediavilla, destacada personalidad política, quien fungía en esa etapa de primer secretario del Partido en esta localidad, gracias a su extraordinaria sensibilidad, logró persuadir a Rita Longa -figura cimera del arte volumétrico en Cuba- para que emplazara aquí su conjunto escultórico, proyectado hacía varios años. A partir de ahí cobró auge nuestro quehacer en este universo.
Los escultores tuneros Rafael Ferrero Lores y Armando Hechavarría Guerrero, junto a Rita, fueron los precursores y máximos promotores de ese suceso; formadores, además, de nuevos creadores y protagonistas de una apreciable labor a favor del mejoramiento en el entorno urbano.
Durante cuatro décadas y un lustro, Las Tunas ha sido sede de eventos en los que se realizan piezas, intercambian, exponen, enseñan y aprenden temas relacionados con el arte tridimensional en Cuba e, incluso, de otras geografías.
Inicialmente fueron nombrados Encuentros de Escultores y desde 1995, Bienales de Escultura. Estas citas han generado una cifra considerable de obras ambientales o conmemorativas, así como una de las colecciones de pequeño y mediano formato más importantes en la contemporaneidad cubana.
Artistas emblemáticos nos han donado parte de su creación. Así hemos fomentado una nómina de envergadura que hoy se aprecia tanto en la ciudad como en la Galería Taller, institución insignia de la provincia y única de su tipo en el país.
José A. Díaz Peláez, Teodoro Ramos, Florencio Gelabert, Sergio Martínez, Manuel Chiong, Alberto Lescay, Guarionex Ferrer, Tomás Lara, José Villa Soberón… son solo algunos de los artífices que aquí constan, cuyos legados se incluyen en el valioso catálogo de la cultura nacional y universal.
La impronta artística y social del Movimiento Escultórico tunero es innegable; reviste gran significación para esta provincia y la nación en general, por cuanto forma parte de nuestro ambiente urbano e identidad.
Siempre resultará oportuno recabar a la conciencia colectiva de la población, hacer énfasis en la importancia del cuidado y conservación de las esculturas que realzan el paisaje cotidiano; así como procurar que el sentimiento de pertenencia y la responsabilidad social se arraiguen aún más y pervivan también en las venideras generaciones, cual herederos de un patrimonio cultural que nos distingue y enorgullece.