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Las Tunas.- La ciudad ha vuelto a ser tomada por los libros. ¡Que alegría! Tras dos años de pausa impuesta por la Covid-19, que regrese la fiesta de la literatura es un aliciente y motivo para salir a cazar historias.

Con sede central en el parque Maceo, en el justo corazón de la ciudad, las carpas allí dispuestas ofrecen unos 230 títulos en venta. Abren a las 9:00 de la mañana y concluyen 12 horas después, con el propósito de que todos puedan llegar.

Los títulos para niños, como es usual, son los más demandados. En ese universo, centra la editorial Sanlope sus principales propuestas: El país de los enanos (de Alexander Jiménez), Juego de palabras (Mirtha Beatón), El mundo de Pablo (Saimy K. López) y En una maleta el mundo (Erasmo de los Ángeles), estos dos últimos premios Principito en los años 2019 y 2020, respectivamente.

Inaugurada en la mañana de este jueves, además de la venta de textos, se conciben en la Feria espacios para las presentaciones de libros, momentos para el intercambio directo entre los autores y su público.

Tesoro de papel, dedicado a los más pequeños, se ubica también en el parque Maceo; allí confluyen en la promoción literaria otras manifestaciones, con los integrantes del guiñol Los Zahoríes como anfitriones.

Resalta la presencia del humor gráfico, y este se asienta en el café Cerezo, de la Fundación Nicolás Guillén. Allí María Sao y Antonio Medina Segura (Antoms) asumen El bulevar de los capuchinos, para junto a las presentaciones de volúmenes y la música, regalar las simpáticas caricaturas que dibujan a quienes asisten.

Para ofrecer sus servicios, de alguna manera ligados al mundo editorial, se insertan en el evento Bufetes Colectivos, la Red de Educadores Populares, Casa de las Américas, Citmatel, Joven Club de Computación y la Empresa Correos de Cuba con la venta de los demandados útiles escolares.

La Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz; la biblioteca provincial José Martí y el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba igualmente acogen actividades.

Aunque los espacios son fijos cada día reciben invitados diferentes, es la oportunidad perfecta para entrelazar ocio y disfrute y, por supuesto, llevarnos a casa un libro nuevo, que como bien sentenciara Martí, es lo mismo que un amigo viejo.

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