Las Tunas.- En el contexto actual, en el que los desafíos sociales y éticos son cada vez más complejos, la formación de las nuevas generaciones se ha vuelto una prioridad. En este sentido, la escuela militar Camilo Cienfuegos (EMCC) de Las Tunas emerge como una de las instituciones claves en la educación de ciudadanos comprometidos, responsables y con sólidos valores en su territorio.
Estos planteles fueron creados con el objetivo de entregar a Cuba jóvenes capacitados no solo en aspectos militares, sino también en valores cívicos y éticos, que contribuyan al desarrollo de la nación desde una perspectiva humanista y social.
Eso lo sabe muy bien, lo ha vivido, el subdirector general de la escuela tunera, teniente coronel Osmany Reyes Alarcón. "Tenemos la misión de formar alumnos en el perfil militar con vistas a asegurar el relevo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Es un programa de mucha preparación, y los valores que inculcamos crean hábitos que en un futuro les sirven para el tránsito por la vida o centros de trabajo, sean unidades militares o entidades del grupo empresarial de las FAR.
"En cualquier escenario se ve la diferencia de un estudiante que transita por nuestras aulas a otro de una enseñanza distinta. A pesar de que algunos vienen con problemas de aprendizaje de la Secundaria Básica, el excelente claustro de profesores aquí se propone vencer todos los objetivos de estudio y elevar la preparación. Uno de nuestros retos es seguir perfeccionando los métodos de enseñanza; hay que evolucionar a la par que lo hace el mundo".
De desafíos habla el subdirector docente, doctor en Ciencias José Guillermo Girbau Bermúdez: "Esta institución es de las mejores del país, con una cobertura de profesores y una organización escolar que favorece el desarrollo del proceso docente educativo. Quienes ingresan en el centro en poco tiempo cambian los hábitos y modos de actuación, y eso se logra bajo la influencia de este colectivo que se une para formarlos, educarlos e instruirlos.
"Resultan admirables las potencialidades que se aprecian en ellos en pocas semanas, pues son capaces de incorporarse a las diferentes actividades, tanto en lo docente como en lo educativo, en lo instructivo, en lo político y cultural. La escuela propicia, en la cotidianidad y en su currículo, una formación integral.
"Los preparamos para que en un futuro sean oficiales de las FAR eficaces, y en todo caso buenos trabajadores. Aun aquellos que por decisión propia piden la baja han recibido una formación que les permite ser ejemplo en cualquier esfera de la vida".
EL ARTE DE ENSEÑAR A SER
Uno de los pilares fundamentales de esta educación es inculcar valores. A través de programas específicos, los jóvenes aprenden sobre la importancia de la ética, el respeto por los derechos humanos y la responsabilidad social.
Según Maidelis Rodríguez Valdés, profesora guía que imparte la asignatura de Biología, este aspecto se erige esencial, no solo en su formación como futuros oficiales de las FAR, sino en estrecho vínculo con sus modos de actuación en la sociedad.
"Como padres de familias, como compañeros y miembros de un colectivo, ellos tienen que demostrar los sentimientos más puros, las convicciones, los hábitos correctos. Además, esas relaciones interpersonales deben estar basadas en el respeto, la humildad, la sinceridad, la responsabilidad, el compañerismo, aspectos primordiales para que sean hombres y mujeres de virtud".
María de los Ángeles Solano, instructora educativa de la compañía de femeninas, agrega: "Mi experiencia es gratificante, a lo largo de 12 años de trabajo con las alumnas, les he enseñado y ellas han aprendido a desarrollarse en el universo estudiantil y personal, pues llegan aquí con pocas habilidades y se marchan, ya graduadas, capaces de ser profesionales preparadas e independientes. Gratifica su agradecimiento por haberlas guiado como una madre más en el camino de la vida".
El apoyo y la confianza que reciben los estudiantes por parte de los trabajadores de la institución contribuye a que la estancia sea más amena. Milagros lleva más de dos décadas como cocinera allí y eso la enorgullece. "Tener oficiales y profesores que estudiaron aquí y verlos realizados es un inmenso placer. Todos los días recibo a los alumnos con mucha alegría para brindarles con amor la alimentación. En ocasiones se me acercan para que los ayude en algo y siempre les doy el mejor consejo para que salgan adelante".
La enseñanza de la Historia es pieza vital en ese camino de ejemplos y sostiene los esfuerzos. "Nuestro Comandante en Jefe siempre abogó por que debíamos ser cada día mejores, que para obtener valores y tradiciones patrióticas había que beber de la historia.
"Por eso, aun cuando no logremos que se hagan oficiales de las FAR, sí estamos entregando a Cuba patriotas, hombres y mujeres dispuestos a defender, desde la posición de su pensamiento, a esta Revolución cueste lo que cueste. Tenemos que elevar nuestro activismo y compenetrarnos más como institución en la sociedad, para que vean a las FAR como el brazo armado del pueblo, o como dijera Camilo Cienfuegos, el pueblo vestido de uniforme. No vamos a formar a oficiales de papeles, vamos a formar a oficiales de corazón", remarca Marianela Pérez Castro, jefa de la Cátedra de Ciencias Sociales y miembro del plantel por más de 12 años.
LOS JÓVENES DE AYER Y MAÑANA
La escuela del Balcón de Oriente tiene el privilegio de contar en el colectivo con trabajadores que se formaron en sus pupitres. A decir del mayor Yuritxander Peña Pérez, jefe para el trabajo político: "Constituye una satisfacción y un orgullo porque nunca pensé cuando era 'camilito' que hoy sería el político de esta institución que me vio crecer. Es el resultado y el sacrificio de tantos años de labor.
"Nos corresponde seguir trabajando para que los jóvenes sean capaces de elevar su preparación política e ideológica. Al respecto, las redes sociales nos dan la posibilidad de realizar una correcta faena con nuestros alumnos. Nos mantienen informados del acontecer nacional e internacional y permiten hacerle saber al mundo las realidades de nuestra nación.
"En este tipo de escuela resulta valioso que los estudiantes, a partir de los conocimientos ganados, sepan discernir cuál información es cierta y cuál falsa, para así combatir esas notas erróneas promulgadas por el enemigo".
Por su parte, la capitana Marisleydis García Leyva, jefa de la unidad de estudio y quien se ha encargado de dirigir la compañía de femeninas, suma su vivencia: "Estudiar aquí fue una experiencia transformadora.
"Desde el momento en el que ingresé, comprendí que no solo estaba adquiriendo conocimientos sobre la vida militar, también estaba forjando un compromiso profundo con los valores patrios y revolucionarios cubanos. Aquí me enseñaron de disciplina, liderazgo y trabajo en equipo.
"Me siento honrada de ser parte de un proceso educativo que busca no solo preparar a los futuros líderes militares, sino también inculcar en ellos el sentido de pertenencia y el amor por la Revolución".
Otros, una vez graduados como bachilleres en Ciencias y Letras, optan por las carreras pedagógicas para ingresar a las universidades civiles como cadetes insertados, y luego prestarle servicio a las FAR. Entre ellos está Rubén Arisbel Carralero Cano, profesor de Marxismo-Leninismo e Historia del centro.
"La formación que recibí en este plantel fue fundamental para mi desarrollo personal y profesional, a pesar de que no continué mi carrera como oficial. La disciplina, el sentido del deber y el liderazgo son valores que se inculcan desde el primer día y que trascienden el ámbito militar. Todo lo aprendido me ha acompañado en cada paso.
"Cuando decidí orientarme hacia la enseñanza, supe que quería regresar a la escuela, pero desde una perspectiva diferente. Como profesor de Historia, busco en mis clases inspirar a los estudiantes, a reflexionar sobre su papel en la sociedad, así como a valorar el sacrificio de quienes nos precedieron. Indudablemente, la historia es una herramienta poderosa para entender nuestro presente y construir un futuro mejor".
Mientras, la máster en Ciencias Doralkys Mora Mora, jefa de la Cátedra de Español Literatura de la institución, detalla su singular vivencia: "Inicié en este centro docente desde su fundación, como profesora de Español Literatura a los 23 años. Es gratificante trabajar en una escuela donde el orden, la disciplina y el buen rendimiento académico son condiciones indispensables; todo ello unido a la sólida formación en valores de nuestros educandos.
"Entre mis mejores experiencias resalta el privilegio de que mis dos hijos fueran estudiantes aquí. En ese instante comencé a cumplir el doble rol de profesora y madre. Su tránsito por este recinto los preparó; elevaron sus conocimientos en las diferentes materias, las habilidades cognitivas, prácticas; el desarrollo físico, su capacidad creativa y, por consiguiente, se prepararon para enfrentar los desafíos de la vida y contribuir positivamente a la sociedad".
LA SEMILLA QUE GERMINA
Muchos son los capítulos de gloria de este centro educativo. Tener pupilos como Esther de Jesús Hidalgo Ramírez se cuenta entre ellos. "Ser 'camilito' es sinónimo de oportunidades; esta escuela te forja como una persona independiente, que sabe valerse por sí misma. Te inculca valores.
"Es cierto, la vida de un militar es estricta y no hay tiempo para perder; sin embargo, no todo se queda en la docencia, pues participamos en concursos, eventos como el Lector FAR... Es decir, a pesar de ser militares, somos jóvenes responsables y disciplinados, pero también alegres y divertidos".
Esther es concursante a nivel nacional de Español Literatura, miembro del Movimiento Juvenil Martiano y radioaficionada desde los 13 años, influenciada por su familia. Ahora, con 16, desea estudiar Fiscalía Militar, aunque siente pasión por la locución y la comunicación.
Ella representa el éxito de la formación en la EMCC, enfocada en desarrollar jóvenes comprometidos con su país. Una escuela cuyo modelo educativo va más allá de la instrucción militar. Su enfoque en la formación de hombres y mujeres conscientes y con altos valores le ha dejado a Cuba el regalo de una juventud que quiere hacer por ella, cual reverencia de hijo a madre.
