Las Tunas.- No le pregunté, le dije: “Usted es el jefe de obra”, y me contestó: “No”. Insistí afirmativamente: “El jefe de la brigada”, y me reveló sin soberbia: “Soy el doctor Héctor Arturo William Muñoz, director general de Salud Pública en el municipio de Jesús Menéndez”.
No sentí pena por mis equivocaciones, pues las dudas las justificaba el atuendo que esa calurosa tarde lucía el galeno, para más detalles: pulóver negro, pantalón de caqui y botas de goma que le cubrían los pies y las piernas. En todo su vestuario, en sus manos y la cara había gotas de sudor, restos de cemento, de polvo y de otros residuos que generan los trabajos de construcción.
Nos encontramos en la Calle 10, entre 17 y 19, en El Batey del poblado cabecera, adonde llegué como parte de un equipo de prensa, motivado por ver y contar los esfuerzos que desarrollan autoridades y habitantes para saludar dignamente el aniversario 71 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, al ser esta localidad la sede del Acto Central de la provincia por la efeméride.
En ese punto de la geografía chaparrera, la brigada de mantenimiento de la Dirección de Salud y otros obreros, liderados por Héctor Arturo, estaban -y están- transformando un inmueble que pertenecía a la Empresa de Comercio.
¿Su objetivo?, convertirlo en una acogedora casita infantil, pues, como remarca el directivo, niños seguros y bien cuidados se traducen en sosiego para la familia trabajadora; una fuerte razón que lo estimula a compartir las duras faenas, sin descuidar las múltiples responsabilidades que conciernen a su cargo.
Estamos creando todas las condiciones que debe reunir este local con vistas a su nuevo objeto, dice; nos muestra las labores realizadas y refiere lo que falta por hacer para materializar ese sueño colectivo.
Tanto él como sus compañeros están entusiasmados con este proyecto que debe quedar inaugurado el día 24, fecha del acto.
“Acogerá a 20 infantes, de 2 a 5 años de edad, cifra que satisface casi la necesidad de madres y padres trabajadores del sector en esa demarcación. Hay mucha alegría por lograr tan viejo anhelo.
“Estamos convencidos, subraya, de que, con tamaña preocupación menos, madres y padres se sentirán más desahogados, trabajarán con tranquilidad, más concentrados en su importante tarea”.
Sin dudas, argumenta, permitirá ampliar nuestro quehacer y aprovechar la jornada laboral, ser más eficientes y brindar un mejor servicio a la población, que es nuestra misión principal.
Explica que “es parte de un programa articulado con Educación como complemento imprescindible para el buen funcionamiento de la entidad porque garantiza la correcta formación de los niños y los cuidados especializados que requieren en las primeras edades. Las auxiliares y educadoras de ese sector prestarán el servicio metodológico-educativo, y nosotros nos encargaremos del inmueble y su avituallamiento”.
La casita aún no tiene nombre, pero ya lo tendrá; por lo pronto va dejando claro que es una obra de gran impacto social, muy añorada por no pocos hogares.