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Las Tunas.- En su histórico alegato La historia me absolverá, pronunciado ante sus jueces luego de los sucesos del cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hizo referencia al derecho a la vivienda como uno de los aspectos al que un futuro Gobierno revolucionario daría especial atención.

La promesa figura entre las prioridades del Gobierno cubano desde el mismo triunfo popular de enero de 1959. Diversos contratiempos -tanto objetivos como subjetivos- han impedido su cabal cumplimiento, particularmente en cuanto al número de casas que se necesita construir cada año en el país.

"Las Tunas tiene proyectado edificar unas mil 800 viviendas en el actual 2022 -dice Héctor Rodríguez, director del giro en la provincia-. De esa cifra, 518 las ejecuta el Estado, 914 son por esfuerzo propio y 439 por subsidios. Al cierre de mayo, sobrecumplimos las estatales, pero no las particulares ni las subsidiadas".

El funcionario cita entre las causas del atraso la tensa situación energética por la que atraviesa Cuba, reflejada en la merma en la producción de materiales como cemento y acero. Lo poco que hoy se recibe se emplea en terminar los domicilios ya comenzados y en iniciar y adelantar otros con vistas al año próximo.

"Un obstáculo es la carencia de materias primas para las distintas etapas de una construcción -precisa Héctor-. No disponemos de madera, pues la Empresa Agroforestal se encuentra también en crisis. La fábrica de ventanas metálicas está paralizada por ese motivo, y las que teníamos almacenadas se agotaron. Estamos experimentando con hormigón, tanto para los marcos como para las tablillas".

Ante la falta de los principales elementos constructivos, en las zonas rurales recurren a levantar casas de madera con cubiertas de cinc. Asimismo, transforman locales en desuso, como albergues, naves y escuelas. Con ese programa intentan llegar a unas 400 viviendas más. No es la solución, pero sí un aliciente.

La producción local de materiales alternativos se esfuerza en hacer su aporte con ladrillos artesanales. Con esos elementos, los constructores han levantado casas con cubiertas de bóvedas. Se trata de una técnica duradera, resistente a los embates de ciclones. Se estudia la posibilidad de hacerlas de dos niveles.

"En los retrasos incide también que desde hace más de dos años las tiendas no les venden materiales a quienes construyen con esfuerzos propios -acota-. No hay enchapes, cables, juegos de baño, mosaicos… El Estado se encargaba de garantizarlos según sus posibilidades. Pero el contexto económico actual no lo permite, y ahora ese programa se encuentra paralizado".

Como pasó con otras obras en distintas fases de ejecución, en Las Tunas hubo que suspender la construcción de edificios, igualmente por falta de materiales. Las fábricas se han visto impedidas de cumplir con las entregas de los elementos de prefabricados necesarios para llevar adelante ese programa. Ni siquiera se dispone de los recursos indispensables para rehabilitar y reparar. Este año, en la provincia solo se terminará un edificio, en el municipio de Puerto Padre.

"A pesar de los obstáculos y las carencias, nos esforzamos por terminar la mayor cantidad de viviendas posibles -finaliza-. Será difícil cumplir el plan de construcción cuando termine este complejo 2022. Pero no será por falta de voluntad. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para avanzar".

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