maceo5

Las Tunas.- El parque Maceo, de esta ciudad, es una suerte de homenaje permanente de los tuneros a la figura indómita del Titán de Bronce; un hombre nacido un 14 de junio, hace ya 178 años, que ha quedado entre los símbolos más notorios de la intransigencia de los cubanos de todos los tiempos.

La historia del lugar es, en sí misma, hermosa. No por gusto se puede hablar de esos parajes desde 1897, cuando las tropas norteamericanas ocuparon Las Tunas y, aseguran los entendidos, levantaron su campamento en esos predios; tres años después se jugó en ese sitio el primer partido de béisbol del que hay noticias en esta localidad. También es conocido que años luego, hacia 1902, fue espacio ideal para las funciones de los circos que andaban fértiles, de pueblo en pueblo.

A su alrededor fueron naciendo viviendas y comercios. Primero se llamó Plaza Mercado y luego Plaza Cristina, en honor a la reina española; y eso, hasta más allá del 17 de noviembre de 1912, la fecha en la que los concejales decidieron reunir fondos para construir un parque allí, con el nombre de Antonio Maceo.

Votaron para eso un crédito de dos mil 500 pesos, según consta en las actas del Ayuntamiento; pero la gente del pueblo siguió diciéndole Plaza Cristina hasta casi la mitad del siglo XX. Solo el paso del tiempo abrió definitivamente la brecha para que el nombre oficial se entronizara en el imaginario colectivo.

En los propios libros aparece que el 24 de octubre de 1914 el gobernador provincial de Oriente obtuvo el permiso para erigir en el centro del parque un monumento a la memoria de los tuneros caídos en las guerras de independencia. Desde ese año, por tanto, se alza allí un obelisco de tres metros de altura, construido por la compañía italiana Ugo Luisi, como homenaje a los independentistas.

El 28 de agosto de 1947 se situó, finalmente, el busto de Maceo, hecho de mármol blanco y esculpido por el holguinero José Virelles. Ese, por iniciativa del alférez del Ejército Libertador, doctor Alfredo Guillén Morales; y gracias, además, al generoso aporte del cuerpo directivo y asociados de la Delegación de Veteranos y del pueblo de Victoria de las Tunas.

El parque volvió a tener una remodelación en 1960 cuando se ubicó una escultura dedicada a las madres, realizada en mármol de Carrara, y consagrada a Brígida Zaldívar Cisneros, la esposa del mayor general Vicente García González.

Esos elementos, y los tantos bancos que alientan al descanso en medio del sol intenso de estas calles, hacen del parque Maceo un rincón citadino muy especial. Cuentan que, la mayoría de esos asientos, por cierto, se deben a la insistencia de Ernesto Payés León, quien estuvo al frente del Gobierno por acá desde 1952 hasta 1958, en representación del Partido Acción Unitaria.

Durante la etapa desarrolló una labor provechosa en beneficio de la cultura de Victoria de Las Tunas, estableciendo una estrecha relación con las instituciones que formaban parte activa de la vida social, económica, política y cultural de la región.

En la cara frontal del busto central del parque reza, entre otras cosas: "Al General Antonio Maceo, al más valiente de nuestros jefes". Recuerdo perpetuo que acompaña el paso cotidiano por sus siluetas, entre arbustos y bancos.

 

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar