Las Tunas.- Su nombre es Rey López, pero algunos le llaman el Cazador del Tiempo porque con su lente plasma instantes de personas, hechos, acontecimientos, únicos y por demás irrepetibles.
Con sus colegas es conversador, jaranero y ocurrente. Pero cuando le pones una cámara o un micrófono enfrente no hay quien le saque una palabra porque las entrevistas son para los artistas, según dice.
Como fotorreportero del periódico 26, cuando no está de cobertura, siempre anda a la caza de un rostro, un detalle, un gesto para las redes sociales. Sus escenarios naturales son los municipios de la provincia de Las Tunas, y en especial su capital, por donde se mueve cámara en ristre para captar la vida de la urbe y su gente, personajes de sus historias, y la acción la crea con el obturador.
A Rey López se le ha perdido la cuenta de las veces que ha ganado el Premio Provincial de Periodismo Ricardo Varela Rojas por la Obra del Año en Gráfica, por la calidad indiscutible de sus imágenes, de su trabajo diario. Mas no se cree el centro del mundo por ello y, al contrario, siempre anda presto para ayudar a cualquiera que le pida un consejo sobre las cámaras, un concepto sobre la fotografía.
En su primera juventud se fue a estudiar arquitectura, pero abandonó la carrera en segundo año por andar de amores, según confiesa. Después se hizo informático, rotulista, diseñador gráfico y webmaster, fundador de 26 Digital, y en la Universidad se graduó finalmente de Contabilidad y Finanzas.
Pero han sido la fotografía y el periodismo gráfico lo mejor de sus sueños.
Y ahora acaba de crear una exposición sobre las mujeres rurales que ha dejado al público con la boca abierta, porque su lente, una vez más, captura el momento decisivo al estilo de Henri Cartier-Bresson, el célebre fotógrafo francés considerado por muchos el padre del fotorreportaje, que caracteriza el momento preciso en que el sujeto de la fotografía está en su instante más significativo y expresivo.
De ahí que el Cazador del Tiempo, con su cámara en mano, sea hoy un paradigmático periodista gráfico de Las Tunas, ese que en cualquier lugar, en cualquier calle, no le da tregua a los sujetos o los objetos que se crucen en su camino, para plasmarlos en su lente y a su paso testimoniar un instante del siglo de la imagen, siempre con la enseñanza del propio Cartier-Bresson de que el verdadero retrato no pone énfasis en lo refinado ni en lo grotesco, sino que intenta reflejar la personalidad.