Calle Lucas Ortiz.foto de archivo

Las Tunas.- Cuentan que allá por 1603 ya existían en el Hato de Tunas excelentes condiciones para la cría y el desarrollo de ganado vacuno. En esas fechas estas tierras abrazaban siete hatos y once dueños asentados en las zonas de Cabaniguán, Virama, Las Tunas, Unique, Ochoa, Las Arenas y Aimiquiabo.

El paraje se fue volviendo propicio para que se asentaran vecinos llegados de Bayamo, Manzanillo, Holguín y Puerto Príncipe, y ya para 1761 se registraban acá 40 familias. Pero, a juicio de la historia, es alrededor de 1796 que se puede aseverar una voluntad fundacional por estos parajes.

Husmeando en las Ordenanzas Municipales del Fiel Pueblo de Las Tunas, vigentes desde el primero de enero de 1860 y publicadas meses antes en forma de libro en la imprenta de El Hórmigo, en la calle De la Cruz Verde, número cuatro, descubres muchas singularidades que eran palabra por cumplir en aquella época.

Constituían el ente regulador de la organización, administración y prestación de los servicios públicos de un municipio; y, a la luz del siglo XXI, son documentos que nos permiten acercarnos a la vida de entonces por estas calles, las disposiciones, costumbres y cotidianidad que marcaba el paso de la gente y sus sueños. Invitación de 26 el día que nuestra ciudad capital celebra su cumpleaños 227.Construcción Carretera Central

Estos textos explican que los límites del terruño eran por el norte, el potrero, el tejar y la sabana de Santo Domingo, propiedad de don Ángel Montes de Oca; por el noreste, la sabana y el bosque del Bázaro, propiedad de don Vicente Salgado; al sureste, la sabana de Viajaca, el arroyo Ahoga Pollos y la estancia tejar de Ramón Ortuño; en la esquina sur, la propiedad de don Pedro Virella y por el suroeste, la línea formada por todo el cauce del río Hormiguero.

Tales normas prohibían trabajar los domingos, salvo permiso de la autoridad eclesiástica primero, y del teniente gobernador del distrito, después; el día del santo patrono de esta población y su víspera, todos los vecinos de las casas por donde pasaba la procesión estaban obligados a limpiar el frente de sus viviendas y poner adornos con colgaduras en las puertas y ventanas, e iluminar las fachadas en las noches.Misa colectiva Iglesia 1920

También estaba vedado el uso de vasijas y utensilios de cobre en las bodegas, botillerías, cafés, confiterías, dulcerías, fondas, lecherías, posadas y en cualquier otro establecimiento donde se elaboraran alimentos o bebidas. En la conocida "estación de los calores", como gustan especificar, resultaba obligatorio regar con agua limpia el frente de las casas dos veces al día; la primera, antes de las 8:00 de la mañana y luego, en la tarde, entre las 5:00 y 6:00 ; y eso, cuidando que desapareciera el polvo, pero sin dejar que se formaran charcos que molestaran el paso.

Calle Colón. foto de archivo

Iba contra la ley colocar a la altura de los transeúntes determinados productos de las tiendas, como cuero, que podían causar carbunclo y otras enfermedades peligrosas;  era obligatorio que los encargados de niños y los amos de esclavos los vacunaran a los 6 meses de nacidos, sin dilación.

En lo que se refiere a los perros, tenía marca de ilícito azuzarlos para peleas o para que le ladraran a alguien al pasar. Con el fin de cuidarlos se exigía mantener una vasija con agua en el umbral de las bodegas y cafeterías para que tomaran al pasar; se ataban los que andaban por la calle solos, sin dueños o bozal que los identificara.Parque V Garcia 1930

Además, en los portales no se podían colocar objetos en temporada de lluvia, para que pudieran guarecerse los transeúntes sin grandes problemas. Asimismo, en cualquier momento del año, el que se atreviera a usar traje que perteneciera a distinto sexo o clase social corría el riesgo de quedar sujeto a causa ante los tribunales, si se consideraba criminal el objeto del disfraz.

Calle Francisco Varona. foto archivo

Cada una de estas legislaciones, de las que apenas hemos compartido unas pocas, era penada con multas que iban desde los 2.00 hasta los 25.00 pesos; abarcaban temas referidos a la vida política, religión, sanidad, orden público, abasto, edificios, espectáculos y otros afines. Huellas todas de lo que un tiempo se entendió por civilización, lo "correcto" o la ley.

Mucho ha llovido desde entonces, y cuantiosos han sido los avatares, a lo largo de las centurias, de quienes habitamos esta comarca de cactus, negada hoy al olvido de sí misma y urgida de disímiles empeños para reencontrarse con la senda de los aciertos. Bien que le vendrían varios, inspirados en el esplendor que no deben perder sus portales, preñados de antaño, y la alegría que siempre ha sido excusa de su gente, laboriosa y noble.Momentos primigenios de la ciudad

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