Las Tunas.- Punto de referencia geográfica en el mapa citadino de Las Tunas, una de las siete maravillas de la ingeniería en esta urbe oriental, cobija con sublime elegancia un sitio que se transformó de espacio de fiestas carnavalescas a plaza cultural.
El Tanque del reparto Buena Vista, una gigantesca mole de hormigón con más de medio siglo, fue testigo de una metamorfosis necesaria que, a sus pies, eliminó altos decibeles y hedores etílicos en una de las áreas más pobladas de la ciudad.
La forma de un violín, que se puede divisar desde las alturas, y un escenario para la presentación de artistas y proyectos culturales son algunos de los encantos que hoy muestra el paraje, gracias al ingenio del arquitecto principal Alexánder Lara Santana, especialista de la Empresa de Diseño e Ingeniería (Crever).
Inaugurada el 10 de agosto del 2015, la plaza complementa su sensual semejanza al instrumento musical con jardineras y rampas, además de camerinos y oficinas para la logística y preparación de los espectáculos. Está en un área que aglutina también quioscos para la venta de confituras, bebidas y refrigerios.
De carácter novedoso y contemporáneo, el proyecto se posicionó de inmediato en la preferencia de los amantes del arte y del público en general por sus atractivas propuestas desde el sano esparcimiento, con una perspectiva de reanimación sociocultural.
Allí se dan cita solistas, orquestas, compañías de danza, actuación y teatro, en una rica representación de la cultura local y nacional que se ensaña en devolver al panorama artístico el protagonismo que amerita en una ciudad con amplia tradición creadora.
Como alma del reparto más popular de la ciudad, la plaza es hoy uno de los símbolos distintivos del engranaje cultural de Las Tunas, que llegó para revitalizar los predios del Tanque de Buena Vista y recuperar así uno de los lugares insignias del Balcón del Oriente Cubano.
