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Las Tunas.- Veinticinco años hace de la visita del papa Juan Pablo II a Cuba. Era la primera vez que un Sumo Pontífice llegaba a estas tierras, y había pasado apenas un año y tres meses de que él recibiera a Fidel en el Vaticano y el Líder de la Revolución le invitara en la despedida de aquel encuentro: "Santidad, espero verle pronto en Cuba".

Fue un acontecimiento histórico. A partir de 1998 se retomó en el país el 25 de diciembre como día festivo, se coronó a la Virgen de la Caridad del Cobre como reina y patrona de Cuba, recibieron impulso la catequesis, el trabajo de las pastorales familiar y carcelaria y se fueron haciendo habituales las procesiones en los pueblos y ciudades, sobre todo, en torno a las fiestas patronales, entre otros varios asuntos.
Fidel Castro 21 01 1998 22El 23 de enero, como parte de su periplo, llegó el sacerdote a la plaza Ignacio Agramonte, de Camagüey. Allí ofició una misa dedicada a la juventud, en la que participaron alrededor de 250 mil personas y, entre ellas, los fieles católicos de la Diócesis de Holguín, quienes agrupan a la mayor cantidad de los feligreses tuneros.

Cuentan quienes se sumaron acá a las labores organizativas del suceso que desde la medianoche del día anterior se abrieron las puertas de la parroquia de San Jerónimo, en el parque central de esta comarca, para recibir a quienes se alistaban a participar. Había agua, un cafecito caliente y muchas expectativas entre todos.

También afirman que fue indispensable el apoyo logístico que dieron el Partido y el Gobierno en estas tierras, no solo en la celeridad y detalle, sino, también, en la sensibilidad y el respeto que lucía todo en torno a la caravana larguísima de guaguas que, a paso de tortuguita (como debía ser en un caso así), se trasladó desde Las Tunas hasta el Camagüey legendario, en un día de sol intenso para escuchar al obispo de Roma decir, entre otras sentencias de tiempos:

"¡Afronten con fortaleza y templanza, con justicia y prudencia los grandes desafíos del momento presente; vuelvan a las raíces cubanas y cristianas, hagan cuanto esté en sus manos para construir un futuro cada vez más digno y más libre! No olviden que la responsabilidad forma parte de la libertad. Más aún, la persona se define principalmente por su responsabilidad hacia los demás y ante la historia".

El agotamiento de una madrugada en vela y tantas horas de permanencia en la amplia explanada de la Plaza, en un día de sol intenso, no es, sin embargo, lo que más recuerdan de esa fecha. Se quedan con los colores vistosos, la alegría de la juventud en su magnificencia y aquel corito que arrancó, incluso, una frase jocosa al Sumo Pontífice: "El Papa se queda en Camagüey".

Después de Juan Pablo II, han visitado Cuba otros dos jefes de Estado del Vaticano; parte de un camino que tuvo hace 25 años un momento descollante, también con aquel llamado de: "Que Cuba se abra al mundo con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba".

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