Equidad 2022 Gustavo Polanco HernándezObra de Gustavo Polanco Hernández.

Las Tunas.- Me he encontrado una foto en el carrete y me ha ganado la melancolía. A saber si fue el último beso de afecto entre ellos. Él, que siempre la buscaba para darle sus amores; ella, áspera y evitativa, pero siempre atenta a que no le faltara su pañuelo bien doblado dentro de la camisa limpia y planchada.

A mi abuelo lo vi mirar a mi abuela con cariño aún, cuando ella se mostraba estoica y lejana. Para todos, Papá Marrero; para mi abuela, Félix, “a secas”. Una vez él entró por la puerta, de una mano, la bicicleta que lo llevaba a todas partes, de la otra, un ramito de nomeolvides, para Irma, su amor. A lo que Ema, mi hija, hoy llama color púrpura, y yo antes morado, para mi abuela el “malvita” era su color preferido. Y Félix lo sabía.

Abuelos foto Cortesía familiarAunque no tomaran del mismo vaso de agua, ni podía Félix por ningún motivo del mundo confundir las toallas, su plato de comida era el primero en ser servido. Su tiempo de descanso había que respetarlo hablando en susurros, y si una puerta se tiraba a la hora de su siesta, Irma reprendía: “Oye, ¡carajo!, que Félix está durmiendo”. Mientras, a mi abuela había que tratarla con cariño, porque él no permitía un maltrato hacia ella.

Cada uno equilibró su amor con el apego y la distancia que ya era conocido entre ellos. Los viejos arreglaban los asuntos sin tutoriales de YouTube, ni coaches emocionales. A puertas cerradas, nunca delante de los muchachos.

Amar es también un arte.

Aunque mi abuelo no era mi abuelo, porque la sangre que me corre tiene antecedente argentino, yo pude conocer el amor a través de los actos de él hacia la vieja. Claro, lo entiendo ahora… cuando la covid-19 también lo besó y se lo llevó a otra dimensión donde seguramente, Irma fue su último y mejor pensamiento antes de partir.

Aprendí con él a amar… el quimbombó, los nomeolvides y a no tirar más las puertas. No celebraban 14 de Febrero, pero ni falta les hacía. Hoy ella llora la ausencia, a veces sueña que él regresa… y cuando se siente herida: “Si Félix estuviera vivo”… y ya no le anima el color “malvita” como antes.
En este beso, ella fue enteramente feliz… lo sabemos.

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