Las Tunas.- Si de repente se me apareciera un genio y me dijera: "Pide un deseo", quizás me fuese más fácil la respuesta que resumir el significado de 26 para mí. Y es que el Periódico está unido inevitablemente al intríngulis de un oficio incomprendido, poco remunerado e insaciable, que solo entiende verdaderamente quien -como plantea el libro Periodismo por dentro- posee las agallas para sentir "el fuego que marca el camino y va respondiendo, sobre la marcha, incesantes preguntas e inquietudes... el fuego de la vocación".
Esa llama está viva cuando uno se mira al espejo y apenas nota sus ojeras, al cambiar la cama por el teclado; cuando se anda de Sherlock Holmes de aquí para allá queriendo descubrir el agua tibia y hasta detrás de los portazos que pudieran aparecer; cuando el sol del mediodía no logra derretir tus ganas de contar algo para que luego alguien, quizás en una acera o mientras espera que transcurra una cola, abra una página y empiece a leer.
"Para ser periodista hay que ser invisible..., tener la fe del pescador -y su paciencia-, y el ascetismo de quien se olvida de sí -de su sed, de su hambre, de sus preocupaciones- para ponerse al servicio de la historia de otro", diría la argentina Leila Guerriero.
Por eso, si fuésemos a componer un álbum que resumiera los 46 años que cumplimos hoy, nos enfrentaríamos ante una enorme faena. Nuestro rotativo es mucho más que un número en alguna plantilla. Y no hablamos solo de reporteros, porque esto es un trabajo en equipo.
Habría que mencionar a Mastrapa (te extrañamos cada día) con su alma de niño, a Peñita con sus locuras inolvidables, a Ramón y sus regaños dulces, a Freddy y su rectitud en el oficio, a Chela y su tinta corajuda, a Alexis y su agudo olfato periodístico; a la atinada corrección de Góngora, Marlene o Marilú... a tantos… Habría que citar también a las familias, que suelen acompañar los procesos y hasta terminan leyendo o editando, cual colegas en formación.
Cierto que ya no estamos en los tiempos de rutinas colosales con máquinas de escribir, linotipos y cámaras analógicas, de aquellos valientes que rubricaron las primeras ediciones, aún sin toda la preparación necesaria, pero con la infinita voluntad de informar al pueblo. Ahora los desvelos rondan las redes sociales, el minuto a minuto, la multimedialidad, la prestación de servicios... Bonita metamorfosis.
Entonces no extrañan opiniones como la de Dayana Menzoney Justiz: "Desde que era estudiante de Periodismo tuve claro que este era el medio donde quería trabajar. Me atrapó el valor del colectivo, su solidaridad". Hoy, bajo nuestra cobija, dos años y medio de graduada le han bastado para confirmar su decisión. Y, aunque colabora con la Radio y la Televisión en la provincia, nada sustituye el hechizo de la prensa escrita.
"Siento la necesidad de quedarme aquí. Trabajamos juntos y eso me gusta. No soy yo haciendo periodismo, somos un grupo de apasionados en función de un tema. He crecido profesionalmente. El Periódico, al ser un multimedio, nos dota de muchas herramientas que sirven -incluso- para desempeñarse en otros órganos de prensa", confiesa la ganadora, junto a Yuset Puig Pupo, de dos premios en la reciente edición del Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio. A través del reportaje, abordaron tópicos complejos como el matrimonio en la adolescencia y el femicidio, pues analizar asuntos variopintos y peliagudos ha sido otro de los derroteros de esta institución mediática.
Somos también el resultado de aquel parto luminoso, ocurrido el 15 de marzo del 2000, que representó el nacimiento de 26 Digital, el primer sitio web de las provincias orientales. Graciela Guerrero (Chela, tristemente fallecida), Reynaldo López (hoy uno de nuestros fotógrafos) y el ingeniero Remisel Naranjo asumieron el reto encomendado por Ramiro Segura, nuestro director por más de tres décadas. "Con este hecho, la mentalidad del colectivo se fue transformando, ganábamos ciberlectores, obteníamos premios internacionales. Y nos crecimos", decía Chela.
Además del tradicional binomio texto y foto, abrazamos hipervínculos, hipertextos, audios, videos..., realizamos reportajes multimedia, soñamos en grande. Pero no nos conformamos, nunca lo hacemos. Y, por eso, desde el 2017 volvimos a trastocar nuestras rutinas asumiéndonos como diario digital con una edición impresa, acercándonos más a la gente, consolidando investigaciones y la presencia en redes sociales, creando proyectos con visión comunitaria, capacitándonos...
Tampoco ha sido fácil. El experimento que impulsa la prensa pública cubana, y del que formamos parte, ha implicado no pocos cambios objetivos y subjetivos. Hoy nuestra nómina ha crecido, nos movemos en el escenario empresarial, en medio de renovaciones legales, prestación de servicios y otras directrices que, sin descuidar el quehacer periodístico, nos llevan por sendas de mayor autonomía y rentabilidad.
Así expresó nuestra directora, Elena Diego Parra: "Ya llevamos siete años por este camino de transformación. Empezamos con el nuevo modelo de gestión, que buscó mayor cercanía con los públicos y ponderó las redes sociales. A raíz de resultados de trabajo, nos insertamos en 'el experimento'. Y hoy, como parte de este, impulsamos un proyecto de innovación con cuatro vertientes fundamentales: editorial, tecnológica, económica y social.
"Desde el punto de vista de la primera, nos consolidamos como un multimedio de prensa, con el diseño de publicaciones de calidad en todas nuestras plataformas. Desde la segunda, nos enfrascamos en lanzar un sistema de gestión de contenido nuevo, que implica el rediseño de la página web y su dinámica interna; al tiempo que permitirá comercializar -a través de nuestro sitio- productos comunicativos. En ese sentido, ya tenemos el suplemento cultural Matarile, con excelente factura y estamos en los trámites para su registro.
"La arista económica transversaliza todos estos procesos, encaminados a generar ingresos que nos permitan ser autosustentables. Por ello, se cambió la estructura del colectivo, sumamos un equipo administrativo... En el apartado social, por su parte, desempeña un papel importante la nueva sede de 26 (avenida Vicente García número 49), pues queremos acercarnos mucho más a los públicos, insertarnos en trabajos comunitarios y convertirnos en un centro cultural, en un espacio de socialización. Queremos ponerle más rostro al Periódico".
El hecho de que llevemos seis meses prestando servicios relacionados con la comunicación corrobora los esfuerzos. Quién nos diría décadas atrás que nuestro medio firmaría contratos con clientes (estatales y privados), brindaría ofertas de diseño, coberturas especializadas, podcasts publicitarios y de otra índole. Y menos, que nuestras páginas acogerían publicidad, algo totalmente novedoso para la historia de la prensa revolucionaria tunera.
Sí, queridos lectores, hasta boletines para eventos como la Feria del Libro y la Jornada Cucalambeana. Por supuesto, intentamos no perder la brújula, por eso, la ética nunca nos ha abandonado ni el afán de responder al interés del pueblo, nuestro destinatario.
Eso lo ha podido apreciar Raúl Carrasco Ávila, jefe del grupo de Recursos Humanos, quien lleva nueve meses dentro de esta tropa: "Se nota la unidad, profesionalidad y consagración del colectivo. Desde el área administrativa respaldamos al personal periodístico, que realiza un quehacer meritorio, a pesar de no contar siempre con los recursos precisos. Me alegra formar parte".
Ciertamente hemos avanzado, pero sabemos que el camino es largo todavía. Así como los tiempos de covid-19 pusieron a prueba nuestras competencias profesionales, hoy los retos son otros y nos obligan a evolucionar.
Ante las aparentemente interminables horas de apagón que pudieran aparecer (y lo han hecho), un jueves al cierre de alguna edición, se impone la entrega infinita de un equipo de correctores, diseñadores, periodistas y personal administrativo, en espera para enviar el Periódico al poligráfico de Holguín, y que luego regresa el viernes a los estanquillos. Ante la complejidad de una época que implica nuevas dinámicas, lenguajes y públicos, se impone el deseo de comunicar bien y por el bien de todos.
No somos perfectos, pero intentamos ser mejores. Y si en algún momento alguien flaquea, aunque sea un ápice, siempre aparecerá quien te diga: "A ponerse en Modo Carlitos", en alusión a nuestro comercial Romero, al que -nada parsimonioso- le gustan las cosas "para ayer". Más allá de cualquier broma, comprendemos la responsabilidad de replicarnos en más de 20 mil ejemplares impresos cada semana, de poseer un sitio web líder en la provincia, de los 24 mil seguidores en el perfil de Facebook y otras cifras que ilustran que aún los tuneros prefieren compartir la lectura con nosotros.
Pero detrás de todo ello, nunca lo olviden, pervive la faena a deshoras, el sacrificio y esa frase que repetimos: "La fortaleza de 26 está en su gente". Así ha sido desde 1978, cuando el medio salió a la luz en formato tabloide, para convertirse 14 años después de diario a semanario y luego, en menos de una década, volver al diarismo, en su versión digital. Somos el resultado de nuestros sueños y desafíos, somos un equipo.
