el puente de barea

Las Tunas.- Me llamó con ese péndulo de tristeza que le cae desde que supo la noticia de su fallecimiento. Quería mostrarme un pequeño escrito que guardaba hace más de un año, con la firma de Eusebio Leal. Es algo sencillo y grandioso a la vez, y da la dimensión exacta del porqué los cubanos estamos consternados. Ahora ese papel tiene doble valor.

"Es una actitud que lo inmortaliza, mi puente con el amigo y colega. Hemos perdido más que al historiador de La Habana", dice enfático.

El incansable buscador de ideas me recibe con la breve carta plasticada. Rafael Barea Torres es así, intenso en defender y mostrar sus pensamientos. Todo lo lleva dentro -como si se hablara a sí mismo en voz alta- desde que trabajó fuerte para fundar los primeros núcleos del Partido en la región de Puerto Padre. De ahí, de amar la historia y pensar la vida, le vino lo de proponerle a Eusebio Leal que se reconociera al caballo como el animal nacional en la Constitución, la cual los cubanos discutían en esos momentos.

el puente de Barea Profesor de Historia y Ciencias Sociales, este tunero no limita sus sueños. “En mi sugerencia le argumentaba que el caballo fue y es el medio de transporte y de trabajo más legendario de Cuba, y junto al mambí en las guerras por la independencia y la libertad derramó su sangre en los campos de batalla. Yo siento que así también los cuidamos y protegemos del sacrificio ilegal y del maltrato del que son víctimas.

"Le expliqué que ya tenemos al tocororo como ave nacional y quizás no se le podía otorgar esa categoría, pero sí valorar su vinculación con nuestra historia y darle un tratamiento especial, que lo dejaba a su consideración. Yo solo daba la sugerencia y me parecía justa.

"Eusebio me respondió. Ese es el documento que guardo de él, ahora como un tesoro muy valioso, porque reafirma la razón por la cual sentimos su muerte como una pérdida irreparable. Me comunicó que aprobaba mi idea y la trasladaría a la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional. Es grande para uno que un hombre tan ocupado y respetable te conteste tan rápido y plasme su rúbrica en una petición como esa, que puede parecerles insignificante o tonta a muchos, digo yo.

"Cuando leí en el periódico Granma, días antes de su muerte, que una comisión redacta un Decreto - Ley sobre bienestar animal, respiré tranquilo. Por eso, quise hacer pública la misiva que recibí de este patriota honesto y sacrificado. Es mi reconocimiento y respeto a su memoria. Siento que esto marca un puente entre Eusebio y yo. O mejor, que me trasciende y es el agradecimiento de los tuneros a su persona y obra".

Los 81 años de Barea rejuvenecen entre la fuerza de sus palabras. Me confiesa cuánto sufre y se incomoda cuando observa cómo algunos cocheros maltratan a sus nobles corceles. Recuerda al de Elpidio Valdés, su bravo Palmiche, y puntualiza con un gesto que parece suavizarle las arrugas del rostro:

"Ahí está la prueba de lo que digo. Palmiche no era una bestia para Elpidio, era otro soldado. Y esa esencia de mi propuesta la captó perfectamente nuestro inmortal Eusebio Leal. Desde mi modesto lugar, me sumo a este duelo y homenaje nacional por el historiador de La Habana, que para mí era y será siempre el historiador de Cuba".

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