siembra de cana

Las Tunas.- Mientras la zafra continúa muy comprometida por el efecto combinado de varios obstáculos, la situación de la siembra de caña, en cambio, dibuja un panorama más optimista para Las Tunas.

Las 942 hectáreas plantadas entre enero y el 25 de abril -el doble de lo previsto para el primer cuatrimestre del año- es un resultado que aquí se interpreta como señal de avance, aunque necesita consolidarse para alcanzar ritmos superiores en los meses de mayo y junio. Es ese el período crítico de la campaña primaveral, en la que se prevé fomentar o reemplazar nueve mil 727 hectáreas del dulce tallo.

La humedad residual de los campos no se aprovechó a plenitud en algunos lugares y, a pesar de eso, lo conseguido hasta el momento alimenta la esperanza de que pueda ser un preludio de buenaventura para la trascendental tarea del Programa de la Recuperación Cañera en estos predios.

Temporadas y lustros de planes incumplidos, de continuo declive de la producción cañero azucarera y de los rendimientos agrícolas es suficiente motivo para que en el territorio la siembra de la gramínea se destaque más que cualquier otro tema o prioridad; al tiempo que se describe como factor clave en la pelea porque el Balcón de Oriente regrese al lugar preponderante que ocupó calendarios atrás a nivel nacional.

Por supuesto, el camino por recorrer está repleto de problemas y desafíos inmensos, debido, fundamentalmente, al inhumano bloqueo y las secuelas de la Covid-19. Pero comenzar a levantar cabeza en la siembra, con esfuerzo y mérito propios en medio de esas limitaciones, demuestra que sí se puede avanzar en el rescate del terreno perdido.

Tal perspectiva, ahora vuelve a estar dentro del ámbito de las posibilidades, aun cuando se sabe que la restitución no será cuestión de "coser y cantar". El decrecimiento cañero se extiende por varios años y, al parecer, no se detendrá a corto plazo; sobre todo, en la zona sur, donde la pronunciada caída del cultivo ha puesto en entredicho la existencia misma de uno de los dos centrales que allí radican.

De ahí que el éxito de enero-abril puede considerarse como el primer paso en esa dirección, incluso al saber que lo realizado representa una ínfima parte, comparado con las cuatro mil 410 hectáreas que deben plantarse en mayo.

Tal vez por esa razón, Rafael Pantaleón Quevedo, representante de Azcuba en la provincia, exhortó a concentrar todo el esfuerzo en función de surcar, desde la actualidad y hasta el 10 de mayo, cinco mil 200 hectáreas. Esa sería la base indispensable para cubrir con semilla la superficie prevista en ese mes y proseguir en julio con similar espíritu.

En dichos empeños, las competencias de los fines de semana, que tanto éxito han dejado, deben potenciarse mediante la incorporación de los campesinos con tractores que deseen hacerlo, de operadores de equipos del Ministerio de la Agricultura y otros organismos. Todos recibirán de inmediato, al término de la jornada competitiva, el importe monetario de las áreas preparadas.

Considero, ante la envergadura de la misión, que corresponde a las autoridades gubernamentales y políticas de los municipios implicados apoyar, de cualquier manera, a las fuerzas que libran desde el surco la crucial batalla por la recuperación del sector más dulce de la economía cubana.

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