0112 codigo de familias

Las Tunas.- Les mentiría si no les dijera que escribo estas líneas con alegría. Quienes abrazamos la causa del Sí por el proyecto de ley del Código de las Familias sentimos el regocijo por la victoria tras la aguda confrontación. Tenemos un instrumento legal avanzadísimo, justo, a la altura de lo que necesita el país, mas, eso no significa que ipso facto vayamos a tener mejores y más justas familias.

cola cuba

Las Tunas.- Siento muchas veces que algún mortal bien conocedor de la mitología griega imita a Pandora y hace lo que ella, abrir su caja. Entonces, vienen al ruedo cuanta calamidad humana existe y cualquier sitio público hace galas de violencia verbal o física. Las llamadas indisciplinas sociales ganan el escenario y las colas, esas interminables colas de todos los días, con un tin de imaginación y basado en hechos reales, semejan películas del oeste o recuerdan a Un pez llamado Wanda, esa espectacular comedia de los años 80 con su guion repleto de enredos.

La cotidianidad del maltrato

Las Tunas.- Ante los ojos del mundo, los cubanos llevamos la alegría a flor de piel, de igual manera la empatía y esa necesidad imperiosa de ayudar a los más necesitados; sin embargo, en una mirada más a la génesis, en nuestras calles habitan acciones en dirección contraria a lo anterior. Las malas caras, el desinterés y los maltratos, a través de sus diferentes facetas, abundan en espacios tan frecuentes como las extensas colas o servicios públicos.

Tomado de Internet

Las Tunas.- ¡Ah, los vecinos, nuestros hermanos más cercanos! Qué gran bendición es contar con esas personas a nuestro alrededor para apoyarnos cada vez que lo necesitemos. Pero, no me negará que existen algunos que se las traen... y se las llevan. Le propongo hacer un viajecito al "universo de los vecinos", tal vez usted reconozca alguno por ahí. Comenzamos.

Ante el bombardeo tecnológico, muchos están expuestos a una gran cantidad de estímulos auditivos y visuales.

Las Tunas.- Hace ya algún tiempo a Maikel dejó de interesarle jugar con los niños del barrio. Los juguetes fueron a parar a la vieja caja en el “cuartito de los trastos”, y la patineta azul que le hacía tanta ilusión pasó a ser un simple objeto decorativo. Sí, está un poco más crecido, pero su cambio nada tiene que ver con la edad. Se siente demasiado atraído por los videojuegos, fantasea con los personajes y planea los próximos ataques, aun sin estar frente a la pantalla; pareciera que vive en un mundo paralelo.