directora guevara istvan

No hay un sector de la vida nacional donde no esté presente y tenga una contribución importante la mujer. A propósito de celebrarse el aniversario 63 de la Federación de Mujeres Cubanas, 26 se acerca a una tunera, a quien el amor por su profesión la ha convertido en un ejemplo de fortaleza y perseverancia.     

Las Tunas.- Cuando el PCR anunció positivo, la mente se le diluyó enseguida en la cabecita revuelta que la esperaba siempre para asirse al pedazo de pierna y bata blanca que le quedaba al alcance. El contagio fue inevitable. En casa la enfermedad se propagó enseguida y fue acaso la primera vez que Nela, despojada de otras "urgencias", experimentó un miedo real por los suyos, pero ni siquiera entonces pudo desligarse del sonido constante del celular.

En la noche, la neumonía de su esposo reposaba en calma y el pequeño era el dueño mismo de la vitalidad; sin embargo, un aguijón, casi tangible, ahuecaba la calma de la directora del hospital Ernesto Guevara: "No ha llegado el oxígeno", "se llenaron todas las camas", "perdimos otro ventilador artificial", "lo estamos intentando, pero siguen llegando…".

Casi tres años después de los peores momentos de la pandemia de la covid-19, la doctora Marianela Zapata Romero esconde de nuestros micrófonos la huella que le perdura, y aún carga, junto a muchas otras "demandas", sobre sus zapatos altos.

"Vivir, en primera fila, el peor escenario epidemiológico de tu provincia, sentirte de muchas maneras ligada a la responsabilidad de salvar vidas o cubrir los cuerpos, es una situación que te cambia, de la que no te liberas más… y ya, más reposado, puedes rememorar un día u otro, pero no se pasa el nudo en la garganta y deja algo positivo, una aprende, se vuelve más fuerte".

ENTRE LA MEDICINA Y EL BARRIO

Confiesa a 26 que abrió los ojos en el reparto México, acuñado por el imaginario social como zona compleja y entre los matices de un barrio en condiciones de vulnerabilidad, harto en frases subidas de tonos, conductas violentas y demás comportamientos que subyacen también en escenarios con marcadas desventajas y pocas opciones laborales.

"Crecí en el 'México' y puedo asegurar que allí tuve una infancia y juventud muy bonitas, sanas, rodeadas de juegos colectivos, al calor de la humildad de mucha gente buena. Claro, tuve la conducción de mi familia, pero desde ese escenario me fue muy sencillo plantearme que yo quería ser profesional, estudiar muchísimo y hacer algo más con mi vida.

"Recuerdo que fui una niña muy temerosa, que no salía sola de la casa, ni cogía por callejones oscuros, tal vez por la referencia del medio donde me tocó vivir. En pleno Período Especial ingresé en el Preuniversitario en el campo con la meta fija en el estudio. Ni hablar de las necesidades de mi familia o las mías propias en ese entonces, aunque sirven para recordar de donde una viene, quién es de verdad la persona debajo de la piel.

"Tengo que decir con mucha alegría que obtuve la carrera de Medicina y fue un orgullo inmenso para mi familia y también para mi barrio. Allí siempre me llamaron 'la doctora' y me abrieron la puerta en cualquier hogar y no me respetaban mis posguardias cuando tenían una urgencia. Con las raíces no se pierden los vínculos".

"ISORA ME MOSTRÓ EL CAMINO…"

"Me gustaba mucho la Ginecología, pero cuando roté, en la carrera, por la especialidad de Medicina Interna conocí a la profesora Isora Sánchez y ella me mostró el camino que yo quería seguir. Yo la mirada siempre con mucha admiración, la atención integral al paciente, el análisis físico riguroso, el estudio constante para llegar al diagnóstico y después la tranquilidad en la cara de los pacientes, el agradecimiento. A esa profesora le debo hoy estar aquí.

"Sabía que me estaría imponiendo una carga de estudio grande, pero puedo hasta confesar que el proceso fue retador y gratificante. Me encanta ser clínico por más que el oficio tenga una carga asistencial grande, no en vano llaman a la especiliadad la 'madre de la medicina'".

En el 2007 Nela se estrenó como especialista y sin proponérselo fue desempeñando responsabilidades como jefa de Servicio de Urgencias, de Medicina Interna, vicedirectora en varias ramas hasta escalar el más alto puesto de dirección en la mayor instalación hospitalaria de la provincia.

"Te contaba que fui superando la timidez. Al principio no tenía la paciencia que tengo hoy, o la diplomacia para lidiar con situaciones delicadas. Todo se aprende y sigo en ese proceso de aprendizaje. Mi formación como cuadro fue de a poco. Claro, siempre estuve dispuesta a enfrentar el reto lo mejor posible, a no rendirme".

"NO SE DIRIGE DETRÁS DEL BURÓ" 

Cuenta entre seria y jocosa que asumió la dirección del "Guevara" con un bebé de 4 años de edad. Tuvo que colegiar la decisión con su esposo porque estaba segura que necesitaría mucho respaldo para tamaña encomienda, en un contexto que ya se perfilaba por la escasez de insumos médicos, cuestión que seguiría en aumento. Sin imaginar el advenimiento de la peor crisis sanitaria del país.

 "En conversación con el anterior director del hospital, el doctor Rubén Pérez González, a quien debo mucho en mi formación, reflexionábamos, que esta etapa no se parece a ninguna otra y los retos son cada día más grandes y apremiantes. No es un secreto que faltan recursos importantes y medicamentos. Tampoco que existe desmotivación en el sector porque los salarios no suplen las necesidades reales del personal, que además enfrenta diariamente el reto de salvar vidas humanas.

"Pero no sería justo quedarnos solo ahí. Hoy afrontamos carencias, pero también tenemos mucho. Cuando le presentamos al ministro nuestras cifras en la actividad quirúrgica se sorprendió porque las limitaciones se extienden a todo el país, pero en Las Tunas buscamos alternativas, trazamos estrategias y estamos siempre pensando en los pacientes, que nadie lo dude.

"Hay que enorgullecerse por la creatividad y talento de este colectivo que tiene un sentido de pertenencia grande con la entidad y un compromiso igual de fuerte con la población tunera. Eso nos mantiene vitales.

"Claro que es difícil dirigir así, pero no puede lograrse detrás de un buró. Hay que caminar por los servicios, hablar con el personal, conocer sus criterios y hacerlos partícipes de las decisiones. Muchas veces nos golpea la falta de información, conspira contra el mejor desenvolvimiento de los procesos.

"Hay que lograr que la gente se involucre, es la mejor clave de éxito. A la par, crear un buen equipo de trabajo para dirigir. No importa que sean jóvenes y no tengan experiencia, lo que hace falta es compromiso, con ganas de hacer se suplen los obstáculos del día a día".

ENTRE EL HOSPITAL Y EL PARLAMENTO

"La posibilidad de convertirme en diputada me agarró por sorpresa, esa es otra de las decisiones importantes que he tenido que conciliar con mi esposo, porque he necesitado su ayuda. El reto ha sido inmenso. Primero, como doctora o ciudadana una adolece de cultura económica, jurídica y tantas otras herramientas que se requieren para poder sentirse a plenitud en los predios de la Asamblea Nacional.

"Me ha tocado estudiar mucho, leer, preguntar, consultar y, sobre todo, escuchar, estar atenta a los criterios que se formulen en cualquier escenario. Sigo aprendiendo hasta hoy.

"El proceso de candidatura fue fecundo. Aprendí mucho de esta provincia en los intercambios en las empresas, cooperativas, proyectos de desarrollo social y demás potencialidades del terruño que muchas veces nos pasan desapercibidas".

Asegura la diputada que otra vez se intensifica el peso sobre sus zapatos altos. Ahora el teléfono sigue sonando constantemente, sin embargo, los temas que la convocan escapan al universo de su hospital y carga, además, planteamientos muy reales y dolidos de sus electores, de la gente que confía en que lleve su voz a escenarios políticos más altos.

Comenta que la designación ha llegado para moldear también aptitudes y comportamientos suyos, claro, sin dejar de ser ella. "Asusta, todavía asusta un poco. Ahora recepciono más problemas, mis preocupaciones van más lejos, pero mi colectivo se siente más protegido porque puedo compartirles información de primera mano, alumbrar en cuestiones vitales.

"A la par soy juzgada con más dureza. Hay quien dice 'pero con una directora diputada cómo puede pasar esto en el hospital' y el ajuste de cuentas personal es el doble de duro".

PRIMERO LA FAMILIA

Marianela, Nela, es a todas luces una mujer fuerte, que ha transgredido los estereotipos que podrían haberla signado a los designios de un barrio difícil, una familia humilde y demás. Pero ella no cree en estigmas.

"A mi familia le debo todo, desde las enseñanzas más leves hasta el respaldo para hacerles frente ahora a tantas responsabilidades. Hay quienes lo ignoran, pero cuando salgo del hospital o regreso de la Asamblea Nacional me pongo a recoger la casa, a lavar, a limpiar, a preparar la comida, como cualquiera.

"Jony sobrevivió a las primeras pruebas de fuego y se ha crecido como el compañero que calza todas mis expectativas y más. Con él ha sido fácil tener una familia propia y que todo fluya bien.

"Me embaracé a los 40 años, ya estaba atrasada. Me preparé para ello, con los recursos necesarios. Mis familiares ahora me confiesan que tuvieron miedo de que se me pasara el tiempo. No me lo decían en ese entonces, mas hacían preguntas al respecto.

"Afortunadamente mi bebé llegó para darme más fuerzas. Quiero acompañarlo desde los ejemplos. Defiendo el legado de que el ser humano puede hacer cuanto se proponga, hay que imponerse, perseverar y cuidar las esencias, los afectos, lo más limpio que una tiene".

DE MUJER A MOTOR IMPULSOR, Y VICEVERSA…

Habla bonito de sus días de misión en la Guyana Inglesa, de las veces que trajo a un niño al mundo aunque le temblaran las manos y las piernas, del equipo que formaron en la región de Mahaicony y cómo los pacientes recorrían cientos de kilómetros para atenderse con ellos por aquello de que "los cubanos lo hacían con más amor".

Su tono es más duro al rememorar cómo evidenció allí la crueldad del racismo contra negros e indios, perpetuado también por negros e indios. Confiesa que allí aprendió a querer más a Cuba.

"Me marcó la violencia hacia la mujer, los rezagos musulmanes limitaban al universo femenino, lo reducían a objetos, a cosas, a posesiones. Allí vi violaciones, agresiones con total impunidad y para una cubana es muy fuerte la experiencia porque la solidaridad no te deja voltear la cabeza para otro lado y seguir como si nada.

"Me has preguntado varias veces si he sentido desventajas por ser mujer en mi vida profesional y puedo asegurar que no. Tal vez porque me he impuesto. Lo aprendí de mis antecesoras. Tengo una tía que dice, a veces, que le duele la próstata, en forma de broma, porque es la jefa de su familia. Tengo raíces fuertes.

"Creo que hay que dirigir con mucho respeto, de forma inclusiva. Pero desde el convencimiento de que las mujeres no cargan debilidades, todo lo contrario, son un motor impulsor de fortalezas y de vida".

 

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