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Las Tunas.- Como si las palabras le brotaran de un surtidor inagotable, la doctora Zunilda Leticia Bello Fernández conversa sin detenimiento, con locuacidad y pasión, un sentimiento que desborda cuando el tema gira en torno a su profesión: la Medicina y, en este campo, la Microbiología. Esa "suerte" de mirar el mundo de lo microscópico e invisible a la vista humana no se debió, precisamente, a un deseo acendrado, sino a la incertidumbre de uno de esos momentos en los que una decisión definirá el porvenir.

"Durante la carrera me incliné por la clínica, sentía que ese era mi futuro; sin embargo, en el último año de estudios, de forma excepcional, llegaron 11 especialidades directas a la provincia y, tras descartar otros perfiles, mi familia y yo pensamos que quizás la Microbiología podía ser un camino.

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"Desde que pisé el Centro Provincial de Higiene en Holguín, donde se estudiaba entonces, y tras transcurrir las primeras semanas, ya tenía la certeza de que sería microbióloga y que esa era la especialidad de mi vida", recuerda hoy, mientras recapitula la larga senda de dos décadas de labor.

Ese tiempo de entrega a un área a menudo desconocida, pero esencial, le ha reportado una visión global de los nexos con otras esferas como la Biotecnología, la Biología Molecular, la Virología o el desarrollo de variados sectores como la Agricultura y las industrias Azucarera, Cosmética o Alimentaria y, por supuesto, la Salud Pública. La conexión entre la clínica y el diagnóstico microbiológico de las enfermedades infecciosas es una de las ases que tiene a la mano para explicar mejor la trascendencia de su diario hacer.

"Para un médico de asistencia es de mucho valor la información que brinda un laboratorio de Microbiología y ese diagnóstico, sin dudas, resulta imprescindible para tomar la conducta terapéutica con un paciente", explica, y luego añade que, en esta rama de la ciencia, la farmacorresistencia ha sido el tema de su mayor interés.

"Cuando aportamos una información general del comportamiento de estos microorganismos, estamos ofreciendo datos de mucha trascendencia que le permiten al galeno saber cómo se comportan los mismos en la Atención Primaria de Salud, en una sala de Terapia Intensiva, en la comunidad... La forma de responder a los antibióticos varía de un ecosistema a otro, de una provincia a otra e, incluso, entre países. Y acerca de este asunto, de la resistencia de los microorganismos a los antimicrobianos he investigado por años, es un problema de salud de orden global", explica.

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Con una admirable capacidad de diálogo, Zunilda se adentra en términos como la multidrogorresistencia, y habla también del empeño para actualizar, cada año, "el mapa de resistencia antimicrobiana en Las Tunas", lo cual es parte del trabajo de la mayor instalación sanitaria del territorio. Con pasión se refiere también a las múltiples interconexiones que la ciencia establece y cuánto, en esta rama, es trascendental el conocimiento compartido o la colaboración competitiva. "Compartir es lo más importante. Si usted establece algo y no hace público ese conocimiento, por supuesto, no tiene ningún valor", apostilla.

Ese know how lo ha comunicado no solo de forma escrita sino también verbal, en sus clases como docente en la Universidad de Ciencias Médicas, primero, y ahora en la formación de los especialistas en la rama; además, en tantísimos eventos de toda índole que han sido ocasión para enseñar y aprender, de la misma manera. Con tales antecedentes huelga decir que la pandemia de la Covid-19 atrajo su atención desde los primeros momentos y que "ha sido una oportunidad en todos los sentidos, como persona y profesional".

"Ha representado, asimismo, la oportunidad de que la Microbiología alcance mayor notoriedad, pues antes se desconocía un poco la importancia de la especialidad y, a su vez, ha sido motivo para extender la red de laboratorios de Biología Molecular por todo el país. En la actualidad, estos centros están solo en función del diagnóstico del coronavirus, pero la pandemia como mismo inició tendrá su fin y entonces, además de investigar este virus, podremos hacer otros diagnósticos microbiológicos, hoy limitados solo a centros de referencia nacional".

A esta satisfacción se une, comenta, la formación de seis residentes en Microbiología, quienes ya transitan por el último año de la misma y a quienes guía de primera mano, al ser la profesora principal de la disciplina. "Durante 18 años estuve contribuyendo a la formación de médicos en el pregrado y de tecnólogos de la Salud; hoy, ya tengo el orgullo de decir que pronto tendremos especialistas formados aquí, en Las Tunas, y que serán nuestro relevo".

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"Este es un universo médico muy lindo y que enamora. Una vez que entras por un laboratorio ya nunca más te quieres ir, pues aportamos mucho al desarrollo de la Medicina en Cuba y el mundo".

Ese magisterio que reconoce nació en sus sueños y juegos de infancia lo desplegó en Angola, durante una misión internacionalista que le mostró otra visión del orbe y le confirmó la calidad de la formación del profesional cubano de Salud. "Estuve en Lubango, en la provincia de Huíla, y fue una experiencia muy interesante, porque conocí a estudiantes geniales, con unas enormes ansias de saber y que me retaron cada día a estudiar más. Son jóvenes que valoran mucho nuestra colaboración y saben lo que significa para ellos ser médicos, saben que lograrlo es un progreso importante en sus vidas y para sus familias", comenta al rememorar esa etapa de su desempeño laboral.

Nada de lo logrado ha sido fácil, "ser mujer, profesional y científica es un reto. Son tantos los 'pocos' que hay que hacer luego de terminar las labores de la casa", revela. Y habla entonces de la asesoría a estudiantes, de la tutoría de alguna tesis, de la necesaria publicación de artículos científicos o de los pendientes del trabajo cotidiano en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología que a veces la acompañan hasta el hogar. En la búsqueda de ese equilibrio, posee el respaldo de una familia comprensiva y colaboradora que "es demandante de cariño y tiempo, pero que valora mucho lo que soy, mi trabajo y el espacio que a este debo dedicar. Es una colaboración constante para que las cosas funcionen bien", argumenta la doctora Zunilda, una de las miles de mujeres que en Cuba hacen ciencia y tienen en su profesión uno de los mejores paisajes de su vida.

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