Las Tunas.- Llegamos a San Miguel del Rompe con los albores de la mañana. Todavía el menguante de la luna se hacía notar en el cielo y una neblina espesa era dueña del lugar. Con otros tantos tuneros nos alistamos a celebrar el aniversario 25 de la declaratoria de ese sitio como Monumento Nacional.
Encontramos alrededor de 150 jóvenes trastocando la calma habitual de esos parajes. Nos dijeron que sí, durmieron cómodos en casas de campaña, muy cerca del obelisco que recuerda la jornada del 4 de agosto de 1868. El día de la reunión conspirativa que trajo hasta estas tierras a los patriotas fundadores de la nación cubana.
En el suelo vimos los restos de las fogatas que les alumbraron la noche y también las cazuelas grandes donde hicieron la caldosa riquísima que les dio fuerzas para esperar el amanecer. No, no sintieron para nada los mosquitos, y eso que los campesinos de los alrededores cuentan que son muchos a la hora brava en que la tarde cae.
En un dos por tres alistaron las mochilas y se fueron a la siembra de 150 árboles maderables frente a la gran explanada que acogió su descanso; y luego, briosos, a los preparativos del acto central. Aparecieron banderas, se organizaron en las sillas y hasta vieron salir al sol en el horizonte y quisieron retener el momento entre selfis y fotos con amigos, maravillados.
A esas horas ya muchos estábamos de pie. Se habían sumado pobladores de Bartle, estudiantes de distintos niveles de enseñanzas, trabajadores agrícolas y de otros sectores. Todos alrededor del conjunto monumentario, ahora restaurado en su totalidad, con que el artista Vladimir Góngora rememoró para los tiempos por venir el suceso más trascendente de los acaecidos en aquel paraje.
Después, no hubo tregua para la certeza. La ofrenda floral que los combatientes de la Revolución depositaron en el sitio, las notas del Himno de Bayamo, los actores recordando las razones que siempre nos traen de vuelta a la historia, y la caballería, impresionante, llamando otra vez al combate.
En el acto, recibieron de manos de Lilian González, diputada al Parlamento cubano y presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, el carné de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) 25 nuevos miembros. Se les vio sonreír y encandilarse, lejos del cansancio que llega al subir la mañana a quienes han pasado la noche en plena actividad.
Por su parte, el miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en el territorio, Ariel Santana, entregó el carné que los acredita como militantes del PCC a otros cinco tuneros. Llegaron al saludo con botas de trabajo y las camisas sudadas.
Alguien me aseguró, como al descuido: "Están desde ayer trabajando mucho para este momento. Todos han tenido una labor destacada en la organización del acto y la limpieza del lugar".
El polvo nos acompañó en el camino de regreso. Una maestra, muy cerca de mí, comentaba: "Lo grabé todo. Se los voy a poner en la escuela a los pioneros que hoy no pudieron llegar. Ha sido esto una clase estupenda".
La calma volvió, de seguro, hasta los predios de San Miguel del Rompe. Un punto geográfico medular en la historia fecunda de este país que despierta, cada día, con sus hijos de todas las épocas orgullos de su estela.
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