Las Tunas.- La sala estaba llena, pero logré sentarme en una de las sillas adaptadas alrededor del lunetario. ¿Cómo se las arreglarían los hacedores para trasladar La Casa de Papote desde la pantalla televisiva hasta la superficie del centro cultural Teatro Tuyo? Ya sabíamos que no iba a ser una copia del programa audiovisual, mas -al igual que un bebé que despierta expectativas con su llegada al mundo- queríamos conocer características, matices, similitudes y diferencias respecto a sus semejantes. Aquí estamos.
El simbólico árbol de narices que define a "los tuyos", se observa físicamente a la izquierda, sobre el tabloncillo, muy cerca de la puerta azul que abre La Casa... Fragmentos del programa televisivo se proyectan al fondo del escenario. A la derecha, un pendón de la obra Fiesta de narices y otra con el logo identificativo de la tropa clownesca, acompañaban el escenario. Los detalles también comunican.
En breve, la compañía infantil Teatro Tuyo, liderada por Aixa Prowl, inunda la platea de motonetas, colores, saltos y alegría. Luego llega Papote -con carriola incluida- y explica sobre qué trata la iniciativa. En cada oportunidad se abordará un tema diferente, donde se sumarán invitados y se desarrollará una dinámica de participación con el público. Próximamente saldrá la tercera temporada del programa televisivo, compuesta por 20 capítulos, anuncia él.
Y enseguida llegan los primeros invitados: Clarissa Damila Pérez Hernández y Ridel Meriño Rivero, junto a su pequeña hija Valentina. El clown-líder los interroga curioso, quiere saber cómo se las arreglan para ser profesionales tan activos y existosos siendo jóvenes padres y con otras funciones dentro de la locomotora hermosa que es la cultura (son músicos, actores, profesores... ). Ellos confiesan la clave: el apoyo de la familia.
Pero Parra no se conforma y los pone en aprietos: "A ver, cántennos una de las canciones que comparten con su niña". Rápidamente se escucha: "Pero un día llegó el doctor, manejando un cuatrimotor y saben lo que pasó... " (El brujito de Gulubú o La canción de la vacuna). Clari canta intermitentemente el tema mirando a su princesa, mientras el ser con nariz roja demuestra sus dotes de interlocutor cómico.
Estos y otros momentos revelan la capacidad de improvisación de Ernesto, pues aquí los parlamentos no están aprendidos, sino que fluyen con la bendita circunstancia. Yanelis Rodríguez Escamuchero, responsable de la animación, los diseños y los fondos de La Casa de Papote (programa audiovisual), también es entrevistada. Y es que la idea es esa, sumar a los amigos, familiares, a todas las personas con capacidad para ser feliz.
También resulta revelador el diálogo con pequeños del público. Ya lo dijo Martí: "Los niños saben más de lo que parece, y si les dijeran que escribiesen lo que saben, muy buenas cosas que escribirían". Papote los interroga sobre el tema de esta primera peña: ¿Cómo es tu casa? ¿Qué es lo más importante de esta? Y muy rápido responden oraciones al estilo de: "mi casa es verde como la naturaleza", "amo a mis padres y hermana" y "lo más importante es la familia".
El centro cultural Teatro Tuyo vuelve a ser simbiosis de buenas emociones y complicidad. Se escucha Sabina cantando en algún momento Contigo: "...Y morirme contigo si te matas/ y matarme contigo si te mueres/ porque el amor cuando no muere mata/ porque amores que matan nunca mueren...". El amor está en el aire. Y no es para menos. Papote recibe una llamada de su jefe (un tal Ernesto Parra jjj), quien le recuerda su cometido. "Cómo olvidarlo, jefe, procedo...", responde (parafraseando). Y Papote, a nombre de Parra, le regala un ramo de flores a Aixa Prowl en su 15 aniversario de bodas. Ella le paga con lágrimas en los ojos. Emocionante.
La peña incluye varias cosas: juegos, canciones, rifas, entrevistas, actuaciones y otros aderezos. Es una especie de oasis para un auditorio sediento de presentaciones artísticas. Vemos a los pequeños en el escenario, guiados por el clown-guía, ejecutar -por ejemplo- El baile del Chipi chipi, con inocentes y divertidos movimientos del esqueleto como los de Elsi, la más pequeñita. La iniciativa, en general, cautiva a la audiencia, es lo que importa. Risas, aplausos y fotos con el artífice principal, una vez acabado el espacio, dan fe de ello.
Al salir, a niños y niñas se les da una tiza para que frente a "Teatro Tuyo" plasmen sus impresiones a través de un dibujo. Casas, corazones y otros elementos emanan de su imaginación. Y observando esas creaciones a mí, adulta con alma de infante, La Casa de Papote me supone -además- la sede de la compañía teatral, ese sitio al que todos los días llegan sus moradores -a pie o como sea- para -contra comején, mentalidades absurdas, carencias, apagones y un largo etcétera- defender el arte del clown, ese que cala hondo en corazones y cerebros de todas las edades.