Las Tunas.- Para mí es imposible hablar de poesía contemporánea en Cuba realizada por mujeres y no mencionar a Yuslenis Molina Rodríguez. Es una escritora y narradora oral con varios libros publicados. La temática erótica, romántica y familiar es el punto fuerte de esta joven poeta, así como la ciudad y sus amigos. Temáticas tan necesarias y representadas por tantos grandes de las letras a nivel mundial y a los que Yuslenis se suma de una forma fresca, diferente. Ella se enfrenta al reto de escribir su tiempo y retratarlo con su toque personal, sincero, real, humano.
Con gran soltura navega por la décima, el romance y el soneto como experta marinera. Forma y deforma las estructuras a su antojo, con tal de transmitir su mensaje. En muchos casos no se debe desvincular la forma del contenido puesto que el poema es la suma de cada una de las partes. Los textos de Yuslenis suelen tener múltiples niveles de lectura, nunca son solo lo que parecen. Mientras más se leen, más detalles se les encuentran.
El toque erótico, sensual, femenino junto al verso inteligente, culto con un estilo propio y personal, hace que sus poemas nos resulten familiares, fáciles de conectar con el mensaje y difíciles de olvidar. Al mismo tiempo, la alegría, el amor, la diversión y el cultivo de valores humanos son características recurrentes en su literatura dirigida tanto a niños como a jóvenes.
Yuslenis Molina, o simplemente Yu, es poesía en sí misma: siempre nos hace feliz. Es una escritora, sobre todas las cosas, necesaria. Sus textos deben publicarse y leerse con frecuencia, pues parecen multiplicarse, expandirse, ser diferentes y todo al mismo tiempo. Dondequiera que se encuentre uno de sus poemas, allí quedará por siempre su huella con olor a tinta y a poesía.
El sacrilegio según san Mateo
Llego con luces, incierta,
a esta ciudad que me salva
de los pecados, del alba,
y la calle que desierta
a mi paso se despierta
tras la noche que yo libro,
quedo sin voz y hasta vibro
por los viejos adoquines
que parecen ser violines
por las páginas de un libro.
Recuerdo el abracadabra
de un poeta que su lira
cantó miedo y cantó ira
con la luz de su palabra.
Cuando la puerta se abra
entre líneas, los gorriones
recogerán fruto y dones
en un parque solitario.
Quién va a vestir al canario
con trajes de insinuaciones.
Se entretejen las miradas
de muchachos sonrientes
y al futuro las simientes
al galope van calladas.
Cabalgan por emboscadas
con el llanto de un pequeño.
Y hay un sordo que es el dueño
de las luces de La Habana.
Cuando llega la mañana
el trabajo no es un sueño.
Un perro me trae al paso
de una asonancia perfecta
y la palabra directa
viene en cruz, haciendo un trazo.
La sonrisa es un abrazo
para aliviar la ansiedad.
Al golpe de la verdad
despierto ya moribunda.
Y me hundo en la profunda
mentira de esta ciudad.