clitilde zahories rey

Este 14 de septiembre el guiñol Los Zahoríes arriba a su cumpleaños 52, y 26 quiso honrar la fecha con una entrevista a la única fundadora de ese colectivo que se mantiene activa como actriz 

Las Tunas.- Allí, entre títeres, la encontramos. Los ojos se le humedecen al hablar de la pasión de su vida, esa a la que llegó sin querer y nos ha dado tantas alegrías con la complicidad de Caramelo o cualquier otro muñeco. La actriz Clotilde Aguillón, con una dulzura que traspasa su piel de ébano, accede al diálogo.

Hablemos de tu infancia. ¿Cuánto te aportó criarte en familia de músicos?

Mi papá era músico y profesor de violín (Carlos Aguillón), y mi mamá (Alma Rodríguez), maestra de canto, piano y directora de coro. Siempre me gustó cantar. Mi hermana Pilar y yo conformábamos el dúo Las Aguillones, con el que fuimos a festivales de pioneros, obteniendo premios. Crecí rodeada de artistas.

Tengo entendido que tenías todo listo para emprender carrera en la música, cuando una noticia cambiaría tu destino. Cuéntanos esa historia.

De niña di clases de violín y, con 15 años de edad, fui a la Escuela Nacional de Arte, en Cubanacán, pensando estudiar música, y aprobé los exámenes de aptitud. Entonces mi hermana Pilar llegó a casa diciendo que en La Habana había una escuela para estudiar teatro guiñol, la Escuela Nacional de Formación de Grupos de Teatro Guiñol, en Siboney. Nuestra madre, con su carácter fuerte, nos dijo: "Ustedes se van para allá". Y lloré mucho, quería estudiar canto.

clotilde zahories rey¿Qué recuerdas de tu paso por esa escuela?

Fui junto a 13 tuneros más, con Eloísa de Roble (maestra y promotora cultural) de responsable del grupo. Pero no todo fue color de rosa. Era tímida y tenía problemas de dicción. Tuve que crecerme. Me dije: "si esta es mi carrera, voy a ser buena". Y aprendí, aprendí mucho. Además, tuve un claustro de lujo. Allí preparamos dos espectáculos: El lindo ruiseñor y Juanito y la semilla. Le cogí cariño al teatro. Me gradué el 14 de septiembre de 1971, muy integral.

¿Cómo fue el surgimiento del guiñol Los Zahoríes y sus primeros años?

El guiñol surge por idea de las direcciones municipales de Cultura y Educación. Son fundadores Raúl Velázquez, José Chelala, Dulce María Rodríguez, Pilar Aguillón y otros, los mismos que fuimos a La Habana. Juan José Rodríguez, aunque no se fue con nosotros, es fundador, pues ayudó a formar el grupo.

Fue una etapa linda. Al principio no teníamos sede y nos presentábamos en la casa de cultura Tomasa Varona. También hacíamos teatro para adultos. Actuábamos en la biblioteca provincial José Martí y en otros espacios, hasta que entramos a la sala Raúl Gómez García, que antes tenía otras funciones.

Ya en la salita, nuestra sede, presentamos El lindo ruiseñor y Juanito y la semilla. Me fascinaba ver cómo se llenaba, hubo veces de dar dos funciones seguidas. Pero no teníamos conocimientos de actuación. En la escuela más bien recibimos clases de animación de títeres. Aprendimos en el camino.

¿Cuál es el premio más significativo para ti?

El mayor premio es la carita sonriente de un niño. Aunque sí he obtenido varios lauros. Recuerdo que recién graduada fui junto a mis compañeros al Festival de Grupos de Teatro Guiñol realizado en Topes de Collantes, con Juanito y la semilla. La obra impactó, pues el retablo éramos nosotros mismos. Después fuimos a un taller en Santiago de Cuba y surgió la puesta Zahoriada Primera, versión del cuento El canto de la cigarra. Allí fui reconocida con el Premio de Interpretación en Actuación en Vivo y el Premio de Actuación con Títeres.

Has dejado tu huella en más de 300 obras, ¿cuál te ha marcado más?

Rocío de la mañana, una versión que hice de El cangrejo volador. Utilicé como parte de la escenografía una concha que salía del fondo del mar y la técnica de luz negra. De hecho, andaba una comisión nacional, seleccionando los espectáculos que iban al Festival Internacional de Teatro de La Habana y lo escogieron. Así representé al guiñol. Con esa obra obtuve -además- el Premio de Actuación que daba la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). También me han marcado otras obras.
clotilde2 zahories rey¿Los niños son un público difícil?

No son difíciles, sino sinceros y espontáneos. He hecho proyectos con alumnos que tienen necesidades educativas especiales como Canturía a lo Guillén, perteneciente a la Fundación Nicolás Guillén (FNG). Y -para desempeñarme mejor- he investigado mucho y hasta estudié lenguaje de señas.

Imagino que atesoras vivencias inolvidables...

Sí, muchas. Un día, al terminar de actuar en la escuela Jesús Argüelles, un niño se me acercó y preguntó: "¿Tú eres de carne y hueso?". En otra ocasión fui a un poblado rural del municipio de Majibacoa y, al finalizar la presentación, otro vino a mí con una flor y me dijo: "Tú eres linda". Eso es indescriptible.

¿Cuán difícil es ser titiritero?

Muy difícil, hay varias técnicas. Primero sientes al títere para luego darle vida. Dejas de ser tú, para ser él. Eso hay que respetarlo, la escena es sagrada.

Entre todos los muñecos, siempre has preferido a Caramelo, ¿por qué?

Por ser un niño que hace travesuras, simpático y lindo. Me acompaña siempre.

La narración oral escénica es otra de las vertientes que has cultivado...

Agradezco a Verónica Hinojosa por impulsarme en ese camino. Pero yo narro con títeres y así he participado en muchos eventos importantes.

También te ha interesado llevar el arte a la comunidad, ¿por qué?

Hay quienes no van a teatros. Los barrios tienen otro público. Crece la cultura.

Compartiste con tu hermana Pilar el amor por el teatro guiñol...

Ella era muy buena. Me enseñó a amar el teatro, a entregarme, a ser compañera, atreverme a hacer cosas, preparar el cuerpo... Siempre la honro.

Has formado a varios actores. ¿En qué parámetros enfatizas?

En ser receptivo. Nunca dejar de crear y estudiar. Respetar al público y a sí mismo. Tener sentido de pertenencia, estudiar bien el personaje y dar más.

Trabajaste en el guiñol por más de cuatro décadas y formaste parte del grupo Teatro Tuyo. ¿Cuánto te aportó esta última cofradía?

Esos siete años junto a la tropa liderada por Ernesto Parra fueron un regalo. Allí seguí siendo actriz, pero no clown, sino titiritera. Me presentaba en la sala alternativa de su sede y en comunidades, impartí clases en la Escuela Nacional de Clown de Animación de Objetos y fui tutora. Siempre estaré agradecida.

Con 52 años de carrera ininterrumpida y a partir de tu experiencia en el guiñol, ¿cómo valoras el desempeño actual de Los Zahoríes?

El guiñol está vivo, no está muriendo como tiempo atrás. Es emocionante observar a la nueva hornada ensayando, preparándose... Aunque la sede esté cerrada por problemas infraestructurales, buscan alternativas y no se detienen.

¿Qué es el teatro para ti?

Mi vida.

Se despide así esta actriz de primer nivel, miembro de honor de la Unión Internacional de la Marioneta (Unima) y de la Uneac. "En el teatro he realizado mis anhelos como artista, me siento completa", dijo. Y yo, más feliz aún, no sé si llorar o reír de tanta dicha.

 

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