Las Tunas.- La Fuente de las Antillas recibió la tercera mención del Premio Nacional de Patrimonio en la categoría de Restauración, algo que se hizo público a finales del año pasado. Sin dudas, una gran noticia; no solo porque es la primera vez que Las Tunas obtiene un lauro en ese apartado, sino porque resulta además, una reverencia al trabajo restaurador de un equipo importante de expertos que lideraron los valiosos escultores locales Nover Olano y Pedro Escobar.
El jurado tuvo en sus manos un sustancioso expediente de los aspirantes, que incluyó la historia de la pieza, tan rica como la obra misma de su creadora, la destacada artista habanera Rita Longa. Asimismo las muchas dilaciones para iniciar los trabajos, marcados por la asesoría de la Oficina del Historiador de La Habana y de otros expertos, junto a las condiciones de deterioro extremo en que estaban las piezas que componen la obra, también conocida como Fuente Peregrina cuando, finalmente, los artistas comenzaron las labores en el lugar.
De todo esto 26 conversó con Nover Olano. Por él supimos que los trabajos en el lugar comenzaron en el año 2015, estuvieron precedidos por una indagatoria exhaustiva y, durante seis meses, ocuparon el centro de sus desvelos.
“La restauración se dividió en tres fases. Primero, el estudio para determinar lo que era necesario hacer concretamente y los materiales con que se iba a trabajar. En la segunda fase se trasladaron hasta el taller todas las piezas e hicimos un proceso grande con cada una de ellas, las restauramos, les sacamos molde, se fundieron y luego, las insertamos otra vez en su lugar.
“La tercera parte del trabajo fue in situ, restaurando todas las obras que habían perdido muchas partes. Además, fue preciso descubrir las tuberías y sustituirlas casi en su totalidad; eso estuvo entre lo más complejo de lo que acometimos. Se le pusieron por primera vez seis luminarias alrededor de la obra.
“No pudimos conseguir todo lo que estaba previsto en las áreas verdes porque encontramos mucha resistencia de las empresas con algunas cosas y eso lo impidió, pero fue lo menos. Logramos establecer un césped y mejorar las jardineras que estaban en mal estado".
Entre los temas más debatidos en medio del proceso restaurador estuvo el reclamo de los artistas de sustituir cuatro de las piezas originales, sumamente dañadas, por otras, salidas ahora de sus moldes. Algunos avezados insistieron en que eso restaría valor a la escultura y, por tanto, a su innegable crédito artístico y patrimonial. Sin embargo, los expertos de la Dirección Nacional del Codema aseguraron que cada obra de este tipo permite que un porciento de sus partes sean renovadas sin perder su autenticidad.
Y ahora, tras tantos dislates que se vivieron en ese momento en torno al tema, llega a ser hasta risible que trascurrido un quinquenio, las cuatro piezas originales estén (ya restauradas) a resguardo en el sitio exacto donde conversamos y nadie más se haya preocupado por ellas. Las conocimos de la mano de Nover Olano, están empolvadas y, a pesar de eso, hermosas. Es una pena que no fructificara la idea de incluirlas en la colección de la escuela taller de escultura Rita Longa. ¿Estaremos a tiempo?
COMUNALES, LA OTRA HISTORIA
Para algunos, que no son pocos, es casi un sacrilegio que una escultura de gran formato como la Fuente de Las Antillas, única de su tipo en Cuba, símbolo del Movimiento Escultórico tunero en toda su dimensión, quede a merced de la Dirección Municipal de Comunales.
Una entidad carente, por obvias razones, de un presupuesto destino exclusivamente a su conservación y de expertos entre sus trabajadores con las competencias profesionales necesarias para poner coto al uso, por ejemplo, de resinas epóxicas en la reposición de faltantes de las piezas, de un cemento blanco inapropiado o de una pintura que, lejos de ayudar, condiciona su permanencia en el tiempo.
La mejor prueba es que en el lapso de cinco años, que es lo trascurrido desde el proceso restaurador (por cierto, al único que ha sido sometido la escultura desde que fuera emplazada en el año 1977) no se ha logrado mantener en funcionamiento de manera estable, más que por pequeños intervalos. Ahora mismo, está vacía.
Por eso, este medio llegó a la Dirección Municipal de Comunales. Allí conversamos con su director, el joven Edennis Frómeta Correa. “Ahora hacemos guardia allí las 24 horas, pero la realidad es que fluctúa mucho el personal de Seguridad y Protección. En ocasiones han abandonado el servicio de guardia y, como consecuencia, se incrementan las ilegalidades.
“La gente se lleva una lámpara hoy, otra mañana y así, con muchos de sus elementos. Cuando retiramos las bolas que estaban en los puentes cercanos, por ejemplo, nos percatamos de que había una que hasta tenía una piedra dentro.
“Desde el año pasado trabajamos en la rehabilitación del lugar. Esto incluye labores en el parque Armando Mestre, al que se le pusieron las luces con unos apliques que alumbran la cara del mártir.
“La Fuente... está acabadita de pintar, con la materia prima correcta para ella y esperamos alrededor de 15 días para que pueda entrar en funcionamiento. Se alistaron también las lámparas con el modelo que tenían originalmente. Nunca había tenido la iluminación que exhibe ahora”.
A él, y ante las muchas interrogantes alrededor del tema durante estos días, le preguntamos por las áreas verdes. ¿Qué pasó con el sauce llorón del lugar? ¿Cuáles son los requerimientos precisos para una poda? ¿Se cumplen?
“Al sauce llorón que estaba ahí se le hizo una poda de rejuvenecimiento, ese árbol no muere. Por los años que llevaba allí las personas que venían por la Carretera Central no visibilizaban la fuente, ya estaba muy abarcador. Demora alrededor de seis meses para recuperarse, mas está retoñando. Fue una decisión que se colegió con las autoridades del municipio, no fue algo arbitrario.
“Igualmente está planificada una tala sanitaria en el parque Armando Mestre, hay árboles que están enfermos, uno de ellos tiene comején. Tenemos también un roble que está en la misma entrada del parque totalmente reclinado para la vía y ese hay que talarlo, porque está afectando la circulación en la vía.
“Aprovechamos además la entrevista para explicarle a la población que los trabajos no se han detenido. Por ejemplo, el reloj solar que está entre el parque y la Fuente de las Antillas es una de las cosas que pensamos revitalizar en esta etapa. Recorre la vida de Armando Mestre y estamos contactando con el artista que lo hizo porque queremos restaurar esa parte, para que quede completo”.
SÍMBOLO DE TODOS
Muchos visitantes insisten, al llegar a Las Tunas, en ir al lugar, esa es la prueba mayor de su paso por estas tierras. Los nacidos aquí los acompañamos, entre el orgullo y el miedo, porque nunca sabemos a ciencia cierta si tiene agua o no, hasta que estamos delante de ella.
Los expertos ha insistido en que la exposición al sol intenso durante largos períodos y luego, al llenarla, el frío constante, son las causas mayores del resquebrajamiento de las estructuras y las posibles grietas de la obra. No es una escultura cualquiera, no podemos tratarla como si lo fuera. Ojalá sirva su más reciente lauro nacional para abrir los ojos en ese sentido.
Se impone mayor organicidad en el tratamiento de los asuntos que la atañen; no es justo cortar un árbol o tomar cualquier decisión sobre ella sin consultar, por ejemplo, a los vecinos, a los miembros de la vanguardia artística local, al Centro Provincial de Artes Plásticas, al pueblo. No son tiempos de suposiciones ni de decisiones tomadas desde la apreciación o criterios salidos, tal vez del amor mismo, pero sin la indagatoria más cabal.
“La Fuente” es nuestra y luchar contra las muchas indisciplinas sociales que la lastran tampoco debe ser asunto de unos pocos. Duele mucho los múltiples ejemplos que, a lo largo del tiempo han echado por tierra empeños enormes por su conservación. Y van desde papeles tirados y baños de noche en el agua de la fuente, hasta otros más lúgubres, verdaderamente desconcertantes.
Lo cierto es que resulta desde hace décadas postal de presentación, orgullo de los tuneros, anuncio de buenas cosas. Cuidarla nos toca; y hacer por ella debiera considerarse parte de lo mejor en defensa de terruño e identidad.
Estas imágenes se corresponden con la etapa previa a la restauración.