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Las Tunas.- Nuestro territorio cuenta con un caudal de jóvenes talentosos, quienes durante este tiempo de pandemia invirtieron sus días en dejar huellas en el acontecer cultural de este terruño. Una de ellas es la estudiante de la Facultad de Medios Audiovisuales (Famca) de la Universidad de las Artes (ISA), Yanet Pavón Bernal, directora de la película La machetera, proyecto independiente que por estos días participó en La Femme International Film Festival.

La machetera -cuenta la también editora del telecentro TunasVisión- es un filme de ficción inspirado en una historia real ambientada en el año 1978, en el municipio de Manatí. La misma no pretende ser feminista, pero sí realza la autonomía de la mujer y el derecho de estas a desempeñarse en cualquier oficio. En este caso se hace alusión a una profesora que retorna de La Habana al campo donde nació, y decide incorporarse a un pelotón de macheteros en el que no es aceptada y compite para ganar el gran premio. Es una producción italiana encabezada por la LeonCubaFilm, NewKpler, en colaboración con la Zamjat”.

Para la realización de todo proyecto audiovisual se requieren permisos, el apoyo de pobladores y de las autoridades locales...

“Contamos con la aprobación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Artes Escénicas, Cultura Provincial, la Asociación Hermanos Saíz (AHS), Azcuba, el Gobierno Provincial y del propio municipio de Manatí”.

¿Cómo surgió el proyecto?

“Primero tengo que hablar de Esnedy, ella es una exmodelo y actriz nacida en Manatí, ciudadana cubana italiana. Nos conocimos y trabajamos juntas en su cortometraje Herradura, en el que hice la asistencia de dirección y el script junto al experimentado director Federico Schlater.

“Un día ella llama y me dice que quiere hacer una película inspirada en un cuento que escribió y que yo la iba a dirigir; no acepté, era muy grande para mí, apenas iniciaba en la Famca y tenía mucho que aprender”.

Aunque la moda es un proceso cíclico, para realizar una película inspirada en los años 70 para una joven del siglo XXI debe ser todo un reto, también si tenemos en cuenta que las maneras de expresarse cambian con el tiempo.

“Sí es un reto, cuando me propusieron el filme solo accedí a trabajar en la corrección del guion, porque este fue escrito originalmente en italiano por Valentina Orrú, y junto a mi padre veíamos cuestiones de la época, y él me explicaba las maneras de hablar, de comportamiento y las vestimentas de la época, cuestiones que desconocía por mi juventud”.

La dirección no es lo tuyo, pero ¿cuándo accediste a dirigir el filme?

“Yo realizaba la peña audiovisual de la AHS: To be, ser o estar, pero anhelaba tener una sección de talleres, donde se le pudiera dar seguimiento a guiones, ideas de cortometrajes o videos musicales.

“Pasó casi un año de trabajo y fue cuando asumí la responsabilidad de hacer la película, con muchos temores, decidí llevarla a la peña y someterla al taller. Explicaba la historia, llevaba storyboards y hacíamos debate, con la idea también de encontrar jóvenes que quisieran sumarse a esta trabajosa aventura creativa.

"El elenco estuvo compuesto por los actores de Total Teatro, el grupo Escena Viva de la casa de cultura de Manatí, aficionados que trabajan en TunasVisión y pobladores de las localidades del Cerro de Caisimú y del Cornito; quienes con la ayuda de Yunior Pérez fueron escogidos minuciosamente de acuerdo con las características de cada personaje".

¿Cómo fue el proceso de rodaje?

“Lo planificado fueron 18 días, pero en sí fueron 21, además de que tuvo una particularidad, se trataba de un rodaje taller de una película: el director de Fotografía Giuliano Gastaldi, recién graduado de la academia técnica de Roma, les enseñaba a los ayudantes de cámara los componentes tecnológicos de la Black Magic, la iluminación y otras necesidades técnicas.

“Sucedía lo mismo en cuanto a la captura del sonido directo, los profesores Ricardo y Verónica explicaban a Viguer Suró todos los requerimientos para realizar la captura. Mientras yo enseñaba a Roxana, Lili y Katia a llevar el script que es sumamente importante”.

¿Cómo se llevó a cabo el proceso de posproducción?

“Esta fue una etapa muy dura para mí, porque no pude ir a Roma, donde se iba a realizar el montaje final del filme, todo el proceso se realizó en el alza de la pandemia de la Covid-19 en este país. Pasé largas horas junto al teléfono y al correo puntualizando secuencias, así como la inserción de planos de protección para lograr el montaje final.

“Durante la elaboración del proyecto siempre estuvimos de acuerdo en que la música debía poseer esa esencia guajira, creada e interpretada por tuneros, es por esa razón que se encuentra la música de Freddy Laffita, el Conjunto Cucalambé, Rumores del Yáquimo, Neisi y Gustavo Machín, además de la colaboración de los jóvenes compositores Carolina Baños y Mario Salvador, de La Habana”.

¿Los toques finales a cargo de quiénes estuvieron?

“Luego todo sería llevado a la columna sonora de Marco Lo Russo, músico, compositor y maestro italiano amante de la sonoridad cubana. KLa corrección del sonido y el diseño sonoro corrió a cargo de Andrea Gramigna, consagrado del cine que ha trabajado en filmes como Belleza robada de Bernardo Bertolucci, y en la edición el experimentado director Marcello Spoletini.

“Un proyecto nuevo siempre es algo que nos hace dudar, nos lanzamos a algo que apenas conocemos, pero que nos puede abrir muchas puertas y dotarnos de un sinfín de conocimientos y experiencias acumuladas.

“Eso representa esta película, un reto para todo su equipo que no deja de hacernos sentir orgullosos de nuestro terruño y de las ganas de estos jóvenes de dar a conocer el talento local por el mundo”.

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