Proteccion animal

Las Tunas.- El Proyecto de Ley sobre Protección Animal para el bienestar de diversas especies, que entrará en vigor en noviembre del presente año, ha suscitado múltiples criterios y opiniones, incluso, polémicas, desde que fue divulgado el instrumento legal en distintos espacios de los medios de difusión masiva.

Y es que hasta el momento no existía una amplia cultura popular en torno a una norma jurídica de esa naturaleza -como sí ocurre en otras naciones-. Los poseedores de mascotas, de acuerdo con no pocos pareceres de personas que se han aproximado al tema, afirman que los sujetos indisciplinados quieren seguir “sueltos y sin vacunar”, fuera del control y el deber de proteger a sus perros, gatos, aves…

Tal descuido familiar hace que la presencia de los hambrientos canes callejeros se multiplique en establecimientos comerciales y gastronómicos, donde hay expendio de alimentos. Los más fieros que quedan en casa sin seguridad constituyen una seria amenaza de mordeduras para los transeúntes y visitantes de los hogares, expuestos a contraer la rabia y otras zoonosis.

Los gatos sin abrigo casero, aunque pacíficos y dóciles, deambulan también y molestan bastante en zonas residenciales ajenas a su hábitat y son objeto de maltrato y muerte cuando salen a procurarse la comida que no les suministran sus amos. Algunos, al igual que los perros, perecen diariamente en calles y carreteras en sus andanzas cotidianas.

Punto y aparte para las bestias, esas que como medio de trabajo en el trasiego de cargas de mercancías, laboreo de la tierra, transportación de pasajeros, paseos a centros de recreación… contribuyen al sustento económico de decenas de miles de familias.

Sin embargo, son víctimas de los más humillantes atropellos por sus propietarios, cuando cansados se niegan a continuar la marcha. A una parte de los cocheros lo que les interesa es “engordar” sus bolsillos a cuenta de las palizas propinadas a los cuadrúpedos, que históricamente han tenido un importante rol.

Una bestia sometida a esas duras jornadas de cansancio, luego de carreras forzadas por dinero, modalidad ilegal incorporada al espacio de ocio, según criterios veterinarios puede infartar y morir -como ha ocurrido- al bañarla en medio de la sofocación provocada por el rigor de la faena.

Pero los días están contados para estos agravios a perros, gatos, caballos, gallos, palomas y un interminable etcétera, porque la Ley será severa con quienes transgredan su letra y espíritu, a tono con las nuevas legislaciones contenidas en la Constitución de la República para disciplinarnos en materia jurídica y en la elevación de la cultura del cuidado individual y colectivo.

Es cierto que en los últimos años ha habido problemas con la atención en las clínicas veterinarias; pero ello no justifica el abandono a su suerte sin buscar variantes alimentarias y de salud en el seno familiar.

La Ley contribuirá a eso, a la preservación de la vida de ese reino, sin la necesidad de confinarlo a jaulas lejanas, carentes del afecto, y mucho menos de condenarlo al sacrificio.

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