Las Tunas.- “La juventud está perdida” suele ser una frase cliché para resaltar los comportamientos inadecuados de las nuevas generaciones. Es verdad, nos generalizan por hundirnos en la moda, las nuevas tecnologías y en la llamada música de “tucutún” que altera a cualquiera.
Hoy en día existen maneras de pensar, muy diferentes, y también jóvenes rebeldes, como en cualquier época. Sin embargo, independientemente de sus gustos, muchos se unen para hacer un bien y disfrutan de su tiempo en ambientes sanos.
Entre ellos están los integrantes de BAC-Las Tunas (Bienestar Animal Cuba), una organización formada por un grupo de voluntarios destinada a mejorar la calidad de vida de la mayor cantidad de animalitos que puedan.
Dicho grupo, en su mayoría, está constituido por estudiantes; muchachos que dedican sus momentos libres a inventar una rifa o vender algo para recaudar lo más mínimo en favor de los animales callejeros. Jóvenes a los que también se les amontonan los exámenes, las tareas domésticas y sus responsabilidades individuales, a la vez que intentan darle seguimiento, brindar en adopción, o rescatar de las calles a un peludito.
No son animalistas porque reciban algún beneficio personal; la retribución solo está en el cariño por parte de los rescatados. A ellos nadie les asignó esa misión. Aman a los animales y quieren que sean tratados con respeto y dignidad.
A dos años de la implementación de la Ley de Protección Animal en Cuba es triste ver al cochero flagelando a su “compañero de trabajo” o al “mejor amigo del hombre” durmiendo amarrado en la placa de su casa, porque supuestamente la función del perro es cuidarnos el hogar.
Queda mucho por hacer, no obstante, los de nuestro tiempo nos proponemos lograr un cambio a favor del bienestar animal y luchamos desinteresadamente por ello. No todo está perdido.
