Chaparra, Jesús Menéndez, Las Tunas.- A Luisa Ruz Fuentes le encantan los amaneceres, no por las sábanas tibias de su cama y sí por el aire fresco que le roza el rostro cuando abre las ventanas de su hogar. A esa hora, y luego del primer trago de café, comienza una larga jornada de empeños.
A veces, ni ella misma sabe cómo le alcanza el tiempo entre tantas tareas. Sin embargo, las asume con optimismo y con la alegría que le da saberse dueña de un entorno paradisíaco y de ciertas habilidades culinarias por las que es reconocida en el municipio de Jesús Menéndez.
Vive en la finca El Placer, en la zona de San Juan y con orgullo defiende su condición de mujer rural, a pesar de tener un centro de trabajo. Pero se desdobla y cumple con sus responsabilidades laborales a la vez que asume la atención de la familia, los quehaceres hogareños y muchos proyectos.
"Mi esposo y yo nos complementamos en la gestión de la finca porque ambos somos conscientes de que las familias campesinas pueden abastecerse de la mayor parte de los alimentos que se necesitan. Para eso hay que ponerle cariño y dedicación a la tierra y es lo que hacemos.
"Trabajamos a la par, cada uno en varias actividades. Y muchas, las realizamos juntos para mantenerla diversificada. Estamos a punto de abastecernos de todos los renglones, tenemos huevos, carnes, viandas, granos, condimentos, frutas y hortalizas.
"Solo nos falta el arroz y ya están las semillas localizadas para sembrar un poco y ver cómo se da en nuestras tierras. También estamos pensando retomar la cría de abejas para la obtención de miel, pues tuvimos varias colmenas y, lamentablemente, las perdimos".
Luisa es una mujer de iniciativas y así lo ha demostrado en las ferias de innovación que se desarrollan en el norteño municipio. Allá ha sorprendido a personas cercanas y desconocidas con varios platos, cuya base fundamental es la yuca o el boniato.
"Me gusta mucho la cocina y eso de estar inventando para complacer a la familia. Con esas viandas hago natillas, buñuelos, rosquitas, pasteles, empanadillas, flanes, galletas, hojaldas y otros alimentos. Además preparo croquetas y hamburguesas, combinadas con pescado o pollo. Las guardo en el refrigerador y luego solo es freír con el aceite de ajonjolí que producimos en la finca.
"Siempre digo que sembrar, criar e innovar en la alimentación es lo que nos da soberanía. Yo no envidio nada a las mujeres de la ciudad. Soy ingeniera, tengo mi centro de trabajo y me dedico a las cuestiones de la finca, sobre todo a la introducción de variedades que tengan buenos rendimientos”.
Cuando Luisa concluya su vida laboral no se quedará de brazos cruzados. Ha pensado mucho y pretende dedicarse a la producción y comercialización de carnes especiales. En ese proyecto tendrá un rol fundamental su esposo Eduardo Abreu Peña, quien gestiona un coto genético de cerdos de capa oscura.