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Las Tunas.- En todo momento, hay ternura en esa mirada suya de quien ha vivido mucho, de quien no ha necesitado medallas o protagonismos para marcar decenas de generaciones. Junta las manos y, observándolas, busca en los recuerdos. Alza la vista y habla con seguridad, no debe ser fácil evocar una vida completa. Cuando le pregunto, sonríe satisfecha al sentir valoradas sus memorias. Marta González Ferrales está orgullosa de ser tunera, maestra y revolucionaria.

"Cuando yo era niña vivía en el Cerro, en el municipio de Manatí. Éramos cuatro hermanas y mis padres, en la casa había un altar de la Virgen del Cobre lleno de flores y promesas. Así era ser pobre, ilusiones bajo un techo de guano.

"Las noches las pasábamos jugando con cocuyos, contando cuentos…; pero llega una edad en la que eso no es suficiente. También escuchábamos el radio de Afelo -así le decíamos a mi padre-, se lo ganó en una rifa y la casa, al anochecer, se llenaba de vecinos para oír las noticias, él siempre se las explicaba. Nosotras crecimos fascinadas por su sabiduría y mi madre nos enseñó a leer.

alfabetizadora1"Desde muy joven tuve varios oficios: empleada doméstica, comercial de Avon, profesora de catequesis y fui maestra en una escuelita que se encontraba un poco lejos, iba en un caballo, regalo de mi padre.

"Recuerdo un día que estábamos muy preocupadas porque papá no llegaba a casa. Al rato nos sorprendió escucharlo exclamar: '¡Se fue Batista!', venía muy contento diciéndoselo a cuantos viera. Las personas se acumularon en los caminos, nos olvidamos en un instante de estar tristes. Aún era de mañana, a partir de ahí, todo cambiaría".

Nacieron los programas de la Revolución. Era un proyecto nuevo, por primera vez muchos se sentían incluidos. La gente hacía planes, soñaba y, en efecto, aquel era un momento para soñar.

"Las cosas iban aprisa, estábamos llenos de júbilo. Llegó la Campaña de Alfabetización, entonces lo supe, ese sería mi lugar, mi aporte para mejorar la sociedad; sacar el país adelante era un ansia de todos y nadie lo pensaba mucho para dar su contribución.

"Decidí participar cuando Fidel hizo la convocatoria para eliminar el analfabetismo. Los interesados fuimos al Departamento de Educación de Oriente Norte, allí nos dieron citaciones para un curso de capacitación en Varadero; recibimos cartillas, manuales, uniformes y el farol. Terminada la instrucción, nos enviaron a diferentes sitios, muchas veces intrincados.

"Yo volví a mi pueblo, allí cumplí lo prometido, nada es comparable con la alegría en la mirada de quien lee las primeras líneas o escribe su nombre por primera vez, esa satisfacción no tiene precio".

Haciendo un paralelismo sobre cómo fue impartir clases en períodos tan diferentes refiere: "Enseñar siempre es una satisfacción, pero lo es aún más cuando la enseñanza es gratis y para todos.

"Antes cobraba por mis clases, no era mucho, apenas me alcanzaba para vivir, pero incluso así, solo iban a la escuela quienes podían pagarlo. Algunos sin zapatos, mal vestidos… Eso terminó en enero de 1959, se amplió el acceso a las oportunidades y hacerse maestro o ingeniero empezó a ser más una cuestión de voluntad.

"Dediqué un tiempo importante a dirigir organizaciones de masas como la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución. Junto a mi padre, fundé la Asociación Campesina Frank País en la zona, una iniciativa para agrupar a los productores.

"Esperanzada me enamoré y tuve mi familia; se dice fácil, pero no lo es".

Su generación conoció el no tener esperanzas y la gloria de pertenecer a un pueblo hecho por sí mismo.

"Ahora estoy jubilada, y puedo pensar mejor cada vivencia, 35 años en el magisterio no me parecen suficientes. Recuerdo aquella época con alegría. Cumplí un deber del cual me siento orgullosa, pero lo más emocionante para mí es que, una vez erradicado el analfabetismo, todos viajamos a la capital y conocí personalmente a Fidel; fue un encuentro breve, pero lo conservo como uno de los más importantes de mi vida".

Marta tiene a Cachita en un altar, girasoles y nuevas ilusiones. "A mi edad, todo es un poco más difícil, pero tengo la voluntad para seguir ayudando a mi Patria".

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