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Las Tunas.- Ángel Enrique Pérez Rodríguez tiene su vida atada a un torno, desde que era adolescente comenzó a trabajar en los talleres 14 de Junio, de la ciudad de Las Tunas, donde ha echado el ancla de la satisfacción conformando las más diversas y difíciles piezas para sustentar los equipos que intervienen en la zafra azucarera.

Para él este centro de trabajo es como su casa. Allí se siente plenamente feliz, realizado, y nunca le ha pasado por la mente alejarse del lugar que lo vio crecer, formarse y vivir.

“Entré a estos talleres luego de salir del Servicio Militar Activo con 19 años de edad. En aquel entonces existía un programa de familiares azucareros, y una hermana mía trabajaba aquí. Comencé un curso por ese programa y ya llevo 30 años, primero como estudiante, luego de tornero y actualmente soy el jefe del colectivo del Taller de Maquinado, Soldadura y Pailería”.

El sitio que dirige Ángel es como un laboratorio que no para en el afán de solucionar los problemas de los equipos de todo tipo, implementos agrícolas, buldóceres, tractores, motores de combustión interna, de arranque, llantas, clanes para ruedas. Lo que se proponen lo logran mediante inventivas y dedicación, como es el caso de una desgranadora de maíz, muy útil para los productores de ese alimento.

“A mí me enseñaron un video con esas desgranadoras, lo estudié una y otra vez, después le propuse al colectivo construirla y ya es un hecho, que es muy importante para la producción, pues no solo alivia la vida de los campesinos, sino que les ahorra tiempo, pues el proceso es más rápido".

Ángel es un jefe apegado a la producción, pero desde su eterna profesión de tornero, porque no puede vivir sin el torno... su sonido, su peculiar forma de darle vida al elemento de metal que resulte más difícil. Siempre que tiene una oportunidad se para delante de este y suelta la imaginación, con el objetivo de lograr la pieza que le soliciten a su colectivo, a cuyos integrantes se une, porque juntos pueden alcanzar cualquier meta.

“Lo mejor que me ha podido pasar en estos talleres es la relación que he tenido con mis compañeros de trabajo, que prácticamente son familia, pues me paso la mayor parte del día aquí, además de la experiencia adquirida en estos 30 años de labor. Aquí tuve la oportunidad de estudiar a distancia la carrera de Derecho, nunca imaginé que siendo tornero pudiera lograrlo. Y mira, me desempeño como tal, mas sigo atado al torno, con mi aporte diario a la economía”.

Entre hierros y esas máquinas y herramientas que permiten mecanizar, roscar, cortar, agujerear, cilindrar, desbastar y ranurar piezas de forma geométrica mediante alta revolución, Ángel pasa la mayor parte de su tiempo. Y cada día, cuando llega al taller y comienzan a despertar los tornos, se convence más de que su vida es plena porque goza con lo que hace, además de saber lo importante que resulta el trabajo de su colectivo para sustentar la agroindustria azucarera.

 

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