Las Tunas.- Luego de una primera etapa, marcada por muchos problemas y escaso desempeño, el central Antonio Guiteras parece encaminarse por derroteros más seguros para cubrir la distancia que lo separa de las 46 mil 307 toneladas de azúcar que se impuso como meta.
Dificultades iniciales con el transformador de 16 megavoltamperios (MVA), serias limitaciones en el transporte ferroviario y automotor -tuvo hasta 100 carros jaula fuera de servicio y más de 20 camiones- y fallas en la operación de la industria figuran entre las principales complicaciones que mantuvieron de rodilla al gigante del municipio de Puerto Padre, desde que arrancó el 10 de diciembre hasta el 5 de enero, cuando comenzó a dar muestras de una discreta mejoría.
Si en ese desafortunado período, la zafra allí se caracterizó por molidas promedio del 32 por ciento, lentitud en el proceso de fabricación, bajos niveles de extracción del dulce grano y un rendimiento industrial por debajo del siete por ciento, en los últimos cinco días del mes en curso se procesó a un ritmo superior del 50 por ciento, el rendimiento subió a ocho y la fabricación de azúcar a más de 300 toneladas por jornada.
No obstante ese repunte, los trabajadores y directivos de la agroindustria todavía tienen que echarle muchas ganas para situar al Coloso a la altura de sus potencialidades productivas, que es lo mismo decir incrementar la molienda y la fabricación de sacarosa a más del 70 por ciento y de las 600 toneladas por día. Es la única fórmula de suprimir, a la mayor brevedad posible, una deuda que supera las cinco mil toneladas de azúcar.
Que constituye un reto mayúsculo en medio de tantas dificultades objetivas y subjetivas no es discutible; pero no por ello debe existir el desaliento, menos aún tratándose de un colectivo laboral de probado prestigio que ha marcado pautas productivas en la nación cubana.
Por consiguiente, de su constante batallar dependerá que los imponderables continúen cediendo y los tuneros respirando más tranquilos, porque saben que no es poco lo que allí está en juego. Su ídolo debe garantizar el 10 por ciento de todo el azúcar que pretende producir la Isla en esta contienda y el 66 del plan de la provincia.
De modo que la cantidad restante de la meta del Balcón de Oriente -algo más de 23 mil toneladas- va a cuenta de los trabajadores del central Majibacoa, quienes tendrán que emplearse a fondo para sacar adelante una campaña que, a diferencia de las anteriores, comenzará fuera de fecha -después del 10 de enero- por atrasos en el alistamiento de la industria.
