Las Tunas.- Unas 819 hectáreas de coco se reportaban en la provincia de Las Tunas al cierre del año 2023, lo que indica un crecimiento paulatino de ese renglón en las unidades productivas del sector privado y estatal de los ocho municipios.
De esa cifra, ya hay cerca de 527 hectáreas en producción, a la vez que se registran otras 291 en diferentes etapas de crecimiento. También se acometen acciones de preparación de tierra y la producción de posturas, tal como contempla la estrategia de desarrollo hasta el año 2030.
Para impulsar la siembra de cocoteros, se instaló un vivero tecnificado en el municipio de Jesús Menéndez, el cual tiene la responsabilidad de producir más de ocho mil posturas. Con ellas se puede cumplir el plan del actual calendario, ascendente a 50 hectáreas.
Como parte de las proyecciones del país para consolidar el cultivo, en el territorio tunero se implementan acciones de capacitación a los productores, desde la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, las delegaciones municipales del Ministerio de la Agricultura y las Empresas Agropecuarias.
En esos encuentros se ha prestado atención al manejo de la agrotecnia de la siembra del coco y a las principales características de las variedades que mejor se adaptan a las condiciones locales, como son el indio amarillo, el verde y el cobrizo, todas calificadas como de alto rendimiento.
En la provincia está garantizada la comercialización hacia varias entidades de la Industria Alimentaria, las jugueras y otros puntos de venta, pues es una fruta de significativa demanda entre la población. Por ejemplo, en el año 2023 se vendieron con esos destinos más de dos mil 700 toneladas.
Pero, antes de la cosecha, las plantas requieren atención fitosanitaria, y por indicación de la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal, en el territorio se producen Bacillus thuringiensis cepa 13 y el Lecanicillium lecanii cepa 12, en sustitución del hongo Hirsutella thompsonii.
Además de sus valores nutritivos, el coco posee varios usos, los que se han aprovechado en el territorio tunero para la obtención de fibras destinadas a las producciones locales y la elaboración de sustrato para los viveros. También resulta significativa la posible exportación de agua embotellada y los frutos ya pelados.
