amor

Las Tunas.- ¡No habíamos comprendido nada! Si no planeábamos citas clandestinas, copas, bailes, regalos, escapadas furtivas, a veces de minutos, no teníamos 14 de Febrero. Las flechas de Cupido eran de otros. Y hasta podíamos terminar peleados o amargados. Rutinas, costumbres, normas impuestas o heredadas…

¡Y el amor es tan simple, tan dador y noble! Solo necesita confianza, respeto, compromiso profundo, lealtad de pensamiento, miradas limpias, rectificaciones sinceras, acompañamiento íntegro…; las caricias, el deseo, el placer, el momento… eso, es otra cosa.
Este 14 de Febrero pienso en eso. La pandemia nos impone sus propios desafíos. Muestra reglas y retos. ¿Dónde guardo los besos que te debo? ¿Cómo controlo esta ansiedad de no poder andar por nuestros lugares favoritos? ¿Cómo hacerte creer que estar lejos me enseña que la fecha es un día, una tradición bonita, pero nuestras vidas es todo? Me creerás. Si me amas como me redescubro entre ausencias y miedos, me creerás.
Somos más que dos. El sentimiento multiplica, enlaza familias, amigos. No tenemos derecho a ser egoístas. Hay que hacer las huellas de mañana.
Te daré el abrazo con los ojos y andaré, cuerpo adentro, andaré. Ahora nada es igual. O puede que de cierta manera sea mejor y la gente ame puertas adentro, con el amor compartido a la mesa entre la risa de los chicos, la historia de los abuelos, la ternura de mamá, el chiste de papá y los selfis de los más jóvenes. El gran García Márquez tal vez parafrasearía su inmortal novela y bautizaría estos modos con un “amor en los tiempos del coronavirus”.
Es hermoso salvarnos. Necesario. Mañana San Valentín será un recuerdo, pero, ¿tú y yo, aquellos, los demás? ¿Qué pasará con quienes buscan, esperan o traen sus ilusiones en el pecho? ¿Cómo sería el amanecer sin la complicidad de la prisa y el café… las estiradas? ¡No comprendíamos nada!
Aprendí que enamorarse y celebrarlo no es un esquema ni la añoranza callada de romances prohibidos o platónicos. Amarse es sentirte en peligro y hacer cadenas de esperanzas y fe por ti, por mí, por lo que construimos o haremos. O queremos hacer. Por nuestros sueños y los de quienes están en esta gran rueda que es la vida.
Simulará ser dulce escribir la cursilería de miles de lujurias y apasionadas promesas, pero no. Ahora sé que el amor cabe en un gesto, que es saberte ahí, no importa dónde. Pienso en eso este peculiar 14 de Febrero. El regalo eres tú; el después, la mañana. Cuídate amor, cuídame, cuidémonos. Nada es igual. El amor cabe en un gesto, no lo olvides. Somos más que dos. Agradezcamos estar y que estén todos. Honremos este día con pasión por los demás y los demás de los demás, como dice la canción.
Deja volar un “te quiero” enorme que alcance para nuestros paisanos y el mundo. Yo canto a la vida. Cupido ya no es cursi. Es un ángel guerrero y de certezas. ¡No habíamos comprendido nada! Felicidades…. Felicidad… Felicidades.

 

 

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