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La Habana.- El Ministerio del Interior (Minint), como en los tiempos de su fundación, el 6 de junio de 1961, se enfrenta a una renovada estrategia del imperialismo yanqui que cifra sus esperanzas en lograr viejos y fracasados anhelos de restauración capitalista por la vía de la subversión y la división del pueblo, basados en la creencia de que habrá un debilitamiento debido al relevo de la Generación Histórica de la Revolución por las jóvenes hornadas que asumen la conducción del proyecto social cubano.

Esa intención es completada por el cruel bloqueo económico, comercial y financiero aplicado con mayor perversidad en las condiciones de la crisis provocada por la Covid-19, y que impide la adquisición de medicinas, equipos y medios para su enfrentamiento.

Ya hace 60 años que fue creado el Ministerio del Interior mediante la Ley No. 940, con lo que culminó la etapa inicial de perfeccionamiento de la seguridad y orden interior de la joven Revolución, iniciada con la fundación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), el 5 de enero de 1959, y continuada con la integración de los servicios de contrainteligencia y de inteligencia del Ejército Rebelde para dar paso a los Órganos de Seguridad del Estado, el 26 de marzo.

En todos estos años, la CIA, el Pentágono y agencias oficiales han organizado agresiones armadas, alzamientos en zonas rurales, acciones de espionaje, guerra bacteriológica, terrorismo y programas subversivos, entre otros, y principalmente llevaron adelante más de 600 planes y acciones de atentados contra el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Esos métodos fracasaron frente a la radicalización del proceso revolucionario y la conducción del máximo líder al frente de su pueblo en victoriosas batallas contra el imperio y sus lacayos, en epopeyas en las cuales el Minint desempeñó un rol importante.

Durante estas seis décadas, el Ministerio del Interior ha desarrollado otras direcciones fundamentales para garantizar el orden interior y vial, la protección de los bosques, la prevención y extinción de incendios, las fuerzas guardafronteras, los servicios aduanales, inmigración y extranjería y en otras misiones decisivas para el pleno desarrollo de la sociedad.
Son ya seis décadas de encomiable misión en que no todo ha resultado fácil y muchos combatientes pasaron a ocupar un sitial de honor por su desempeño, como el capitán Eliseo Reyes, San Luis, quien con apenas 25 años se convirtió en el legendario jefe del Minint en Pinar del Río, donde enfrentó las infiltraciones armadas en las costas de la provincia y libró su último combate en la guerrilla del Che Guevara, en Bolivia.

El comandante Tony Santiago constituye también un ejemplo de héroe anónimo, como agente de la Seguridad del Estado se infiltró en una organización contrarrevolucionaria en 1964, y mientras se dirigía a Miami por mar para cumplir una misión, la pequeña embarcación fue interceptada y hundida por una lancha artillada por terroristas. A punto de ser ametrallado respondió al fuego con su pistola y murió gritando ¡Patria o Muerte!, como comentaron sus asesinos años después.

Igualmente, merecen reconocimiento los miles de hombres y mujeres, héroes sencillos que ya peinan canas y entregaron los mejores años de su vida a la
institución, y que sin pedir nada, ni exigir por sus méritos, se mantienen en los más modestos frentes y ocupaciones fieles a sus ideales juveniles en defensa de la Revolución, a pesar de dificultades y los retos de la cotidianidad.

Las nuevas generaciones de combatientes, como sus antecesores, afrontan con éxito las diversas modalidades de agresiones del imperialismo y sus aliados internos, y mantienen aquel principio sagrado de que la fuerza del pueblo es la fuerza de su institución.

Con la fundación del Minint se abrió una nueva etapa de desarrollo de los organismos para la defensa de la Revolución, que junto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias conforman el pueblo uniformado, el poderoso escudo contra el cual se estrellaron y estrellarán las agresiones del imperio.

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