El verdor se adueñó de las áreas cultivables en Calera

Las Tunas.- Las áreas productivas de la comunidad de Calera, en la parte sur del municipio de Las Tunas, reverdecen. Mucho tiene que ver la lluvia que ha caído durante las últimas semanas en el lugar; pero también influye la voluntad de las personas que quieren rescatar ese polo.

Es una zona de suelos oscuros, esos que hacen crecer los cultivos con rapidez porque fertilizan las raíces de manera natural, sin los aditivos químicos que benefician a corto plazo, pero que con el tiempo resultan muy dañinos. Y también posee reservas de agua que hacen sentir dichosos a quienes trabajan la tierra.

Esas son ventajas que favorecen mucho a la producción de alimentos, según Osmarys Domínguez Góngora, director de la unidad empresarial de base Calera, quien llegó hace poco; pero pretende aunar los esfuerzos individuales para que el fruto sea mayor.

Osmarys Domínguez Góngora

"Aquí somos privilegiados. Tenemos un total de 187,55 hectáreas (ha) y de ellas unas 157 son cultivables. Contamos con 86 bajo riego, por gravedad, aniego y aspersión, además de dos máquinas de pivote central y tres estaciones de bombeo.

"Ahora hay 67 ha vacías, en diferentes etapas de preparación, y en esta campaña de siembra de frío nos propusimos plantar 26 de maíz para comercializar ese producto a la población durante los festejos por fin y comienzo de años. Además, para esa fecha queremos aportar una cantidad importante de hortalizas".

Con esa misión también está Higinio Almaguer Ortiz, jefe de un colectivo laboral de tres personas que aún no tiene nombre y que asumió una máquina de riego, tras cuatro años sin uso. Allí la desidia se transformó en disposición y ya se ve el cambio.

Higinio Almaguer Ortiz

"Queremos un nombre que demuestre la necesidad que tiene el país de producir y la voluntad de nosotros por cumplir. Disponemos de un mínimo de recursos materiales; pero en las 10 ha ya hicimos la primera cosecha de maíz y calabaza, cultivos que se dan muy bien.

"También recogimos un poquito de frijol que se entregó a la empresa. Ahora en esta campaña de frío tenemos la mira puesta en el policultivo y ya preparamos la mitad de las tierras. Nosotros no vamos a fallar y esperamos que nuestro esfuerzo nos lleve al éxito".

Jesús Manuel Ventura Silva también cree que los colectivos laborales pueden impulsar la producción de alimentos. El suyo es pequeño y familiar, pues junto a él están sus dos hijos, quienes trabajan sus seis ha desde hace apenas cuatro meses.

Jesús Manuel Ventura Silva

"Todavía no hemos tenido producciones; pero hay mucho plátano burro sembrado, que cuando se venda dará buenas ganancias. En medio de las plantas tenemos algo de yuca y si recuperamos unas llaves para el riego, vamos a cultivar un poco de tomate.

"Todo es querer hacer las cosas y ponerles amor. La Revolución es grande y ha sido muy benévola con nosotros los campesinos. Por eso estamos dispuestos a rescatar esas tierras y ponerlas en función de producir comida para el pueblo de Las Tunas".

Esta campaña de siembra de frío será muy difícil; quizás, la más difícil de los últimos tiempos, porque hay una marcada carencia de combustible y otros importantes recursos materiales. Sin embargo, crece la necesidad de viandas, granos, hortalizas y frutas.

El verdor se adueñó de las áreas cultivables en Calera

Por ello, los campesinos Rubén Pargas Escalona y Melquiades González Liranza apuestan por la tracción animal para la preparación de tierra y el uso de plaguicidas y fertilizantes biológicos, en sustitución de los productos químicos inexistentes.

Ambos pertenecen a la cooperativa de créditos y servicios Omar Pérez Pérez y tienen en usufructo cerca de cuatro ha cada uno. Y como es habitual desde hace años, los dos dan paso a la experiencia de colegas y a las iniciativas creadoras que les permiten multiplicar los resultados.

"Tengo maíz, yuca, plátano macho, mango, limón persa y cocos; lo más difícil ha sido estar sin fertilizantes -cuenta Rubén-, pero opté por aplicar materia orgánica. Yo mismo la hago porque tengo toros de ceba. Aprovecho, recojo el estiércol, lo acumulo y luego lo aplico en los cultivos.

Rubén Pargas Escalona

"Me preocupa que me van cayendo los años y tendré que seguir buscando relevo porque solo tengo a mi hijastro. Pero, pienso seguir siendo útil y creo que mientras viva seguiré trabajando en la agricultura".

Melquiades asegura que lo que más le gusta es la vida en el campo y que hay que dedicarle tiempo a la tierra. "Yo soy de los que muere con las botas puestas y jamás se arrepiente. Mientras haya fuerzas vamos a estar tirando para adelante, que es lo que hace falta.

"Ahora tengo casi toda el área sembrada de hortalizas y en noviembre o diciembre, cuando se resuelvan los problemas que hay con la corriente, quiero llenarla de boniato. La situación del país está un poco difícil, pero no podemos rendirnos".

Melquíades González Liranza

Ese es el panorama que se aprecia en la zona de Calera, donde el verdor se ha adueñado de los sembrados y la gente se motiva, porque si la naturaleza ayuda, lo más lógico es seguir sus designios y trabajar en pos de mayores y mejores cosechas.

Otras historias, basadas en iguales empeños, se viven en Villanueva, Bartle, Becerra, La Veguita, Santa María, Dormitorio y otras comunidades del municipio cabecera. Acá también hay un compromiso y la mente y el corazón de los protagonistas dicen que sí, que es posible.

El verdor se adueñó de las áreas cultivables en Calera

El verdor se adueñó de las áreas cultivables en Calera

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